Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

lunes, 26 de septiembre de 2011

Exiliada


Exilio es un estado sin duda, no solo fisico, o politico, sino mental, espiritual.

Derrotada. Acabada. Sola. Exiliada de todo lo que era mío. Desición propia. Desolación inmensa. Te pregunto, papá, si sabías las respuestas a esta soledad inmensa. No me queda nada. Todo fui sacándolo de mi corazón, de alguna manera, no del todo, para llegar hasta aquí. Aquí donde nadie escucha mis llantos, donde el eco aturde mis oídos, donde el ruido de la calle hace el silencio mas insportable. Las noches largas en vela, las lágrimas ahorradas, el corazón saliéndose del pecho, la cabeza sin parar. Donde mi cabeza va más rapido que mi cuerpo, y mi cuerpo quieto, mirando al techo, poster del frente “in the mood for love”. Supongo que esto les ha pasado a muchos, pero a mi no. Y qué importa. No seré la primera en llorar desconsoladamente ni la última en hacerlo. No es que no sea adulta, es que soy adulta y por eso lloro. Papá, ¿sabías que esto iba a llegar? ¿Cierto que no podías vernos asi llorando, con el camino hecho nudos, la visión nublada, los pies tropezados?

Podria echarle la culpa al muerto, o a septiembre que lo único que trae bueno es el cumpleaños del amor de mi vida (mi hermano menor, el mejor corazon del oeste) porque de resto no trae sino cursilerías y los afanes de unas hojas amarillas y unos cielos grises, pero sobre todo de unos días que se ufanan en terminarse más pronto, anunciando los fracasos por adelantado. Si hay alguna responsable es la que es dueña de este cuerpo que sin saber que se iba al desierto de ser adulto, lo hizo sacando cada cosa conseguida, heredada o simplemente dada. Yo se que vienen días peores. Yo se que viene. Yo ya me conozco, soy vieja conocida.

Deberían venir son tiempos mejores, solo que no tengo la fuerza para retar mi propio reto, solo quiero estar derrotada, con el ojo encharcada, caminando sin rumbo, porque ya está perdido.

No quiero iniciar mas historias de amores, no quiero enamorar a cualquiera. Quisiera no echar raíces, andar como una vagabunda, dejando un pedazo de mi corazón en cada esquina, con el olor de los perfumes de la noche y el peso de unos pies cansados.

Y entonces todas las buenas intenciones vuelven a caerse como una torre de cartas... son ellas un desierto que el viento mueve de lugar pero sigue siendo desierto. Ahi no crecen, no mueren, son ellas, intenciones puras y duras.

Yo se que mañana habrá lluvia, ni me afano en pensar en un día mejor.

Pero si ya no tengo nada, si me exilié de mi propia vida, no hay nada que perder. Ni buscar cosas poderosas, ni mas grandes. Hace tiempo entendí que buscar la grandeza no trae sino angustias y me es suficiente con lo grande que me queda la vida, de la que profeso tanto y tanto.

Podría salir corriendo, ya, sin dudarlo a los 15 grados de una noche con luna menguante. Podría tomar un tren mañana a cualquier parte, sin rumbo, que mas da, sin rumbo estamos ya. Podría sentarme y trabajar como desquiciada para no pensar, pero que vaina, mi trabajo es pensar. Podría buscar cualquier trabajo, si, podría, y podría.

Cualquier cosa menos regalar mi cabeza y mi corazón a cualquier cosa, ni a esta ciudad de vagos y tardes preciosas. Esas se van conmigo a todas partes, mas que a mi sombra, que algún día amanecerá muerta en un intento de suicidio exitoso.

Hoy desde Berlín, mañana, cualquier otra parte. Ya si he dejado tanto, hasta a Berlín puedo dejarla. Lo único que no puedo hacer todavía es regresar. El camino de vuelta se ha perdido.  

(Escrito en días aun de insomnio, hoy sin embargo hay sol y algunos sueños. No todo esta perdido, algunas cosas si, pero cuando todo se pierde, nada puede ser peor)

viernes, 23 de septiembre de 2011

Hay mucho silencio en esta habitación


A veces hay que sumergirse hasta el fondo hasta sentir que se está bien empapado. Sentir el piso lamoso para decir, voy otra vez hasta la superficie a tomar aire. Entonces uno mira hacia arriba y ve que la luz está lejos, que la superficie parece inalcanzable y apoya los pies para empujarse y llegar rápido. Pero en la subida, la superficie se aleja. Y el aire se acaba.

Eventualmente el cuerpo sube hasta la superficie. Solo que a veces esa inexactitud, sucede cuando el aire ya se ha acabado, con suerte aun no habrá entrado agua a los pulmones y después uno llegará a una orilla, porque el agua siempre lleva los cuerpos hasta ahi. Y será el sol el que lo despierte, antes que los chulos lo picoteen llamando a la muerte.

¿Cómo no quedarse sin luz? ¿Cómo no dejar que la luz se agote? ¿Cómo revertir esa luz hacia mi? ¿Cómo iluminarme a mi misma, iluminar mi cabeza, mis pensamientos, cómo mantener mi cabeza y mi corazón conmigo?

Tengo miedo de mis propias palabras. Tengo miedo de mis propios movimientos. De pronto mi sombra me ataca en cualquier momento y tengo que matarla.

Fueron dias maravillosos. Dias que pierden su sentido en este espacio de paredes lisas donde resbalan los recuerdos como si fueran gelatina. Paredes de las que no puedo agarrarme y yo caigo tambien sin remedio, o eso pareciera, en el lodo resbaloso donde todo pierde sus limites y las formas y se vuelve pesado y pegachento.

(Días de insomnio y segundos que pasan como eternidades)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Dias maravillosos


 Escrito en los dias benevolo de los climas calidos. Sin tildes y comas porque se postea en un pc publico aleman.

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La barra es el lugar de los niños: tantos niños como perros. Hay ademas ratas y cangrejos, ratones y pocos gatos. Puros negritos que juegan futbol y bailan al mismo tiempo, que hablan cantaito y que crecen entre turistas solitarios y perros areneros y pescao frito. 

Casas calientes de madera y techos de eternit. A medio levantar del suelo por si el mar llega hasta las casas. Una plYa inmensa con oasis y playas y mas playas inclusp despues del mar. Un cielo lleno de nubes con tormentas electricas menguandose mientras abajo se pesca y se pasa ep tiempo entre el dominó y el viche. 

Donde las niñas de tres años sin alcanzar van por dulces de 50 pesos apenas alcanzando la ventanita. 

En la barra hay una escuela lleno de ninos de uniformes relucientes y unas maestras que en el descanso, entre hojuela y hojuela, controlan quienes salen del colegio. -Para donde va? -A comprar! -Bueno!


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Ojala llueva. Hoy ha sido un dia inmenso esperando la lluvia.

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Una playa inmensa con una lluvia intensa, un sol cálido y una brisa de a ratos. Muchas sonrisitas, besitos y caricias, muchas historias aun no contadas, seguro te las he contado muchas veces en mi cabeza. Incluso lágrimas y silencios, porque duele, duele mucho saber que tanta felicidad no será para siempre y que tengo que asumir una desicion que nos tiene a los dos con el corazon latiendo rapido y despacio, arriba y abajo, lleno de calores y maripositas en el estomago. Y entonces esas nubes en el cielo, tapando el sol de a veces y las olas que no se callan, un mar de olas, unas olas en el mar. Palabras bonitas, poesia en este paisaje de palmeras peinadas por el viento, un mar tibio, de olas caprichosas, tus manos que me abrazan y me acarician, que me protegen. Nuestras lagrimas saladas y los besos con repelente y bloqueador solar.

Teniendo mi corazón y mi cabeza conmigo, esta vez me despido diciendo un hasta pronto, no como una promesa de amor, sino como una promesa de vida. Esta vida que fluye como el agua, en la que somos piedras que ruedan y se encuentran, en la que somos olas que van y vienen, trayendo siempre diferentes historias.

Desde enanos que le dan cuerda al mundo, hasta seres que peinan y soplan las nubes, piedras que ruedan y ruedan, bailes calientes, tragos fuertes y viajecitos blanquitos brillantes, noches de sexo y sudor, de lagrimas por la verdad, de dolorcitos de estomago en medio de la sonrisa. Dias de miradas dulces y sonrisas amplias, tan amplias como la playa de kilometros, como el cielo azul o el atardecer naranja.

Perdón miamor, gracias miamor, dias maravillosos han sido que nos enseñan lo bonitos que podemos ser, toda la bondad del corazon, toda la belleza que hay en la cabeza, en medio de este mundo que nos muestra a veces sus caras bonitas, y otras sus mas rudas. 



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La felicidad es injusta. Viene toda de tacada y no esta cuando mas se necesita. 
Perdon por las verdades no dichas, perdon por lo que parece mentira. Adios, adios.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Un adiós obligado.




Cada cosa trae un recuerdo. Uno quisiera quedarse aquí muchos días, para recordar cada cosa, para despedirse de todo y de todos. Pero no. Son días contados, recogiendo recuerdos como en emergencia, llorando como por última vez. La cenefa pintada a mano con un stencil lleno de risas y tardes. Las ventanas una ganga producto de un mal negocio de un vendedor. Una casa grande, sobre una más chica. Una piscina, donde hubo fiestas, reuniones, o sólo noches tranquilas y estrelladas mientras los murciélagos escapan de los obstáculos.


¿Qué significa una finca? Esta, Finca Maria Paula en Doradal, Antioquia, el centro de Colombia, significa muchas cosas. Significa mi papá. Significa una historia. Significa una familia. Un sueño.


Dicen las fotos, y los recuerdos que llegamos a un peladero. Luego se fueron construyendo pocas cosas. Yo recuerdo que viajabamos de un dia a otro. Recuerdo, el sonido de las chicharras, y las luciérnagas capturadas en un tarro. Cuando hubo una casa más grande, la primera para nosotros, de una cocina diminuta, y dos cuartos apenas, llegamos con un trasteo gigante: camas tubulares rojas, colchones, angeos para las ventanas: había que armarlo todo en cuestion de un dia. Mi papa traía consigo unos cálculos y muchos dolores, y sin embargo armamos cada cosa. Era la ilusión, de la finquita, de la tierrita, de las vacaciones juntos, de armar entre todos este lugar. De pronto esta finca nos deja una lección la cooperación. Esto fue construído por los afectos de cada uno. Pero también por el trabajo de cada uno y sus recuerdos. Cuanta felicidad de mi papá y mi mamá a cada vez que corriamos entre los árboles jugando y gritando cuanta cosa se nos ocurría. Jugando con la víbora-manguera. Recorriendo los sembrados con las frutas exóticas que para nosotros existen desde siempre. Yendo a ver el ganado. Brincar la cerca, pasar el alambre de puas. Montarse en un táparo e intentar cabalgarlo. O acostarse bajo el sol. Como si el sol no fuera a volver a salir con su energía nunca mas. Llegar cada temporada y armar todo de nuevo. Sacar las cosas, poner la finca bonita solo para nosotros. Era como una muñeca a la que se engalana para el juego.



Yo recuerdo mis rincones llenos de lecturas. Mis siestas interminables. Mis tardes de pintura. La música en mis oidos. La chicharra que explota a cada tarde. Los pájarons bullosos que deshojan los árboles. Los almendros, mis árboles favoritos que se extienden como si su única mision fueran dar sombra y protección. Recuerdo a mi abuelo. Recuerdo a mi papá. Recuerdo a mi mamá y su valentía. Recuerdo las noches de juegos en que jugando parqués terminaba en gritos y furias por no saber perder. Claro que todo estaba precedido de risas y carcajadas, de los trucos que mi papá nos enseñaba para la vida, mas que para el juego. Recuerdo las noches de tormenta y a mi papá asomado con la linterna en la oscuridad y entre los rayos y centellas. Quiero llorar. No se como despedirme de una vida entera. No se que hacer con todos estos recuerdos. No quiero despedirme de esta historia. Pero se que hay que hacerlo. No quiero imaginar este lugar habitado por cualquier persona.


Pero supongo que es la vida, la que nos obliga a dejar todo fluir. Cuando se ha avanzado en el camino, si un pie se queda atrás, el caminante no puede continuar. Supongo que esto es mover el pie hacia adelante. Y dejar que alguien mas camine por aquí.

 Este lugar tiene una energia muy bonita. Es justo que nos llenemos de ella de nuevo. Para llevárnosla siempre en el corazón.

(Escrito en un fin de semana de despedida)