Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

lunes, 8 de noviembre de 2010

De Amelie y otros recuerdos

Decia en alguna epoca de la vida, que Amelie era mi peli favorita. (Luego dejé de decirlo, porque olvidé como era Amelie. Se volvió un cliché en desuso)

Ana, Gestern habe ich ein Film gesehen, Amelie. Hast du ihn schon gesehen?
Ah! Ja, es ist sehr schön! (Es lo que normalmente respondo a todo, schön y gut)
Ich habe an dich gedacht. Du siehst wie Amelie. Du lächelst wie sie. Vielleicht kann ich dir den Film geliehen. Möchtest du ihn sehen?

Si, claro que si. Amelie me la vi hace muchos años, cuando creia que el mundo era mio, y Amelie me mostrò que era posible. Amelie me la vi cuando estaba enamorada, cuando soñe con una profesion distinta, llena de color y de arte. Amelie es una sensación cuando la recuerdo, pero es como un aire que pasa y roza la piel. Volverla a ver es recordar esos dias, recordar esas ideas, es ver lo que no vi en esos años, es pensar que si a alguien algunas pelis les afectaron mucho y les cambiaron la vida, a mi Amelie me impactó mucho y ahora lo noto, me dio tonos de escritura, me dió color a los dias, me dio mundos fantasticos mas alla de mi soledad. Ella, Anka, o Anca, viene de Rumania. Ella tiene un novio alemán. Anca (o Anka) piensa que Rumania es un pais muy bonito, y seguro le creo, ella nunca toma café en las pausas, siempre come una fruta, habla tapandose la boca con un poco de pena, dice secretos como una niña chiquita en la escuela, escribe noticas sobre cosas que se le ocurren en clase y hace de todos nosotros sus compinches. Por cierto, habla alemán despacio como pensando cada palabra sin atiborrarse de ideas, solo claramente y muy bien. Ella me prestó la peli, y yo se la recibí por el gesto tan amable, porque Amelié me la vi hace muchos años y no pensé en serio que fuera a sorprenderme (pensé incluso en que no la vería) y me sorprendió no solo en los afectos sino en lo audiovisual, en los sonidos, en los colores, en un guion construido, en una ciudad que suena a acordeon, en una historia de amor, en unos lentes grandes y amplios, en mundos que se detienen y se mueven como solo se mueven en las peliculas y que cuando pasa asi en la vida real, pensamos en las peliculas, como si estas fueran sacadas de los cabellos y no de los dias y los minutos. Me la vi en Alemán de pronto para probar que tanto escucho, y no, no escucho tanto, pero me dejo llenarme los ojos de color, a pesar de los subitutlos y mi obsesion con ellos. Volver a ver una peli es muy bonito, es como volver en el tiempo, pero con el tiempo de hoy ya ganado con la experiencia. Pienso en mis botas amarillas, mis medias de rayas, mis pantalones de alguna epoca de bota ancha, mis sombreros de colores, mis guantes milticolores y mi sonrisa poderosa.

Y si alguien no se ha visto Amelie (que por cierto no conocia a nadie que no la hubiera visto) se la recomiendo. Y si ya se la vio, pues repitala. Vale la pena. Si no le gusta Amelie, pues entonces repita una pelicula que en otros años le gustó mucho. La sensacion es rebonita.

(Y me acuerdo porque alguien en esos años pensó en mi y en Amelie. Y a veces recuerdo esa Amelie en mi, y sonrio, porque hoy tengo otros mundos y otros tonos, y es bonito recordarse de hace años, y ver los rastros que quedan... aunque solo sean rastros)

PD. Me estoy leyendo un libro, de Javier Marias: “Mañana en la batalla piensa en mi” Me acompaña en el metro y me pone en una solo pelicula a la que doy play y stop.

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