Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

En un bosque espeso



No quiero olvidar. No porque quiera recordarlo... mas bien para no olvidarlo, lo quiero como punto de referencia. Hoy estoy en un bosque profundo en el que me adentro caminando con cautela, mientras las ramas de los árboles y sus raíces se turnan para hacerme caer cuando quieran. El sol entra de a poco entre las copas y las nubes. Estoy atenta como cazadora, sigilosa como cuando uno no quiere que se despierte un oso feroz. No quiero olvidar lo que hay detrás del bosque para saber mientras camino y en medio de la cautela que por fuera del bosque hay mas, muchas cosas más que me pertenecen, como ese aire que me permite respirar, ese aire que traspasa la espesura del bosque y llega hasta mis pulmones. El aire no es del bosque, el aire viene de los días que han pasado del ritmo y la vida misma. Vida que da más vida. Recuerdos que se reemplazan por otros. Recuerdos que se borran, días que se olvidan con mas olvidos futuros.



Después de ser viajera, el romance se acaba. Necesito aun el viaje. El viaje mientras las burbujas, el viaje en el dragón amarillo, el viaje en el tren que parece de juguete, el viaje en la autopista mientras los molinos de viento modernos me hacen preguntarme donde estarán las dulcineas listas para ser salvadas por caballeros errantes y sin objetivos, en un continente lleno de perdiciones y falsas utopías de unidad y perfección moderna. El viaje entre los asíncrono de los lugares. El viaje por las calles empedradas, las películas de los años de las guerras, el viaje entre mis libros colombianos, el viaje en mi casa zombie, el viaje como una vida. El viaje y yo, yo y mi viaje. Un viaje ya sin romances, tan lleno de realidades subjetivas, de paisajes que dibujo con el lápiz chueco y la punta roma. Borradores sucios que dejan marcas, pero que permiten seguir dibujando. Caminos que se van haciendo a cada paso, pero ya no hay romance. Todo es mas real. Mas racional. Nada de idilios. Este es el cielo gris que escogí  y si quiero permanecer aqui, aun a pesar de su propia esencia opaca y sin brillo, el idilio se acaba: toca ir de un lado a otro en pequeños viajes constantes, interrumpidos por idiomas extraños, razones ajenas que hice propias, terquedades que asumo, porque quizás es demasiado tarde de recuperar el camino de entrada a este bosque. Estoy muy adentro y aunque el aire sea el mismo, ya se ha perdido el rastro. No queda sino caminar y avanzar, así sea en círculos, en zig zag, armar un camino como sea, para despejar algún día este bosque profundo. Llegar a un claro, llegar, porque no he llegado. Mientras tanto me asomo al rayo de sol que supera las nubes pesadas y grises pintadas con brochazos fuertes de un blanco muy sucio, miro entre las copas de los arboles, respiro de nuevo el mismo aire, que es la única evidencia de que estoy viva, que aunque el romance se haya acabado este es mi aire, este es mi camino y que yo decidi adentrarme en ese bosque profundo lleno de contradicciones.   

viernes, 11 de noviembre de 2011

Este mundo, como lo estamos construyendo se va a ir a la mierda. Mientras tanto, disfrutémoslo.


Si, son dias del individuo re-socializado. Entretenimiento personalizado, pero conectado entre unos y otros. Ahora los que producimos entretenimiento, pensamos en como innovar. E innovar hoy significa ir a los gustos de cada individuo. Si. Los programadores, quienes son los nerds mas sexys y ricos de nuestra generaciones, se pasan los dias frente a pantallas haciendo las estructuras de programas y productos que se adapten a los gustos de cada usuario y consumidor. Ya no se trata de un sabor universal como la Coca Cola que se distribuya por el mundo entero sino de un solo concepto adaptado a miles de usuarios.

Aceptémoslo, estamos cerca de los mundos utópicos que la ciencia ficción predijo hace decádas. Mundos ademas apocalípticos, donde el humano se acerca a la máquina o donde la máquina gobierna nuestros gustos y nuestro hacer, y aunque este apocalipsis no ha llegado y aunque yo quisiera creer que toda la revolución digital va a cambiar el mundo, en el fondo, mi lado pesismista está convencido que no vamos para ninguna parte. Miren, Europa (que se supone que es el “modelo”)  está en crisis. Parece que el dinero desde hace años ya no está sino en la ilusión de una nube económica que no está respaldada por monedas reales, así sus estados de bienestar son una ilusión que deja a Latinoamerica y demás países sin rumbo. (Por eso digo, Latinoamerica despierta! hay que tener listo un propio modelo y camino) Aunque nos indignemos muchísimo, aunque organicemos marchas mundiales y locales y se nos paren los pelos mientras las vemos en nuestro ordenador personal, no se cuando las cosas vayan a cambiar de verdad. De hecho, ¿cuando han cambiado en favor de la mayoría?

Porque si, también soy escéptica. Esta revolución digital es también un arma de doble filo. No se trata de hacer elecciones y campañas por twitter. O que el mundo entero vea que en cada país, no importa que tanta calidad de vida tenga o no, como se  protesta por la lucha de los derechos básicos de la mayoria, la salud, la educación, hasta la vida. Se protesta, con y sin violencia. Se alza la voz y se marcha diciendo ¡No mas! Han caído regímenes, para que se inicien otros seguro, caen reformas, para que otras se impongan, se detienen licencias para construir hoteles o para explotar minas para que por otro lado y mientras aquí estamos viendo las pantallas que nos bombardena a punta de Retweets y correos masivos esa información una y otra vez, se den otras licencias y otros negocios turbios se esten desarrollando, puras cortinas de humo.

En un país o una sociedad que no me ha dado nada, porque es mi familia y yo somos quienes hemos contruido lo poco o mucho que se tiene, es decir, una historia llena de afectos, recuerdos y buenos amigos,  los malos, que hoy es sobre todo esos que tienen el dinero por encima del pueblo y los derechos particulares sobre los públicos y comunes, encontrarán la manera de hacer de esa revolución, un arma contra nosotros.

Pienso inmediatamente en las historias que no vemos al usar masivamente todas las nuevos medios. Compramos nuevos aparatos una y otra vez sin pensar en los hombres que mueren en minas por allá en Africa, o mas bien cerca de nosotros en las tierras del Chocó por el tráfico del Coltan o los ríos envenenados por la minería. En lo ricos que se vuelven los accionistas y dueños de las corporaciones como Google o Facebook incluso Apple a punta de nuestros clicks y nuestra información vendida como herramientas de marketing para que nos sigan vendiendo cosas y mas cosas y mas cosas.

¿Que va a pasar cuando toda nuestra información se pierda, y no podamos recuperarla? La pregunta retorica ya, ¿si no sabemos donde está internet, donde estará entonces nuestra información?

Mientras tanto, muchas cosas bonitísimas pasan. Menos mal la vida es corta, y limitada. No me gustaría vivir muchos años para perder la esperanza que se vive por estos días, de cyberataques a las grandes y malditas corporaciones, de estudiantes indignados, de elecciones donde el voto en blanco gana sobre las trampas de los mismos políticos que se han quedado con nuestro dinero y dignidades. Donde tenemos comunidades en linea para re-encontrarnos, mirarnos, conversar y discutir. De verdades develadas y “transparencia” en la informacion.

Como todavía creo en eso, a pesar de mi pesismismo interno, lo que hay que hacer ahora es disfrutar.  (Porque si, todo evntualmente se irá a la mierda)

(Los links son lógicos, ninguna novedad)

jueves, 10 de noviembre de 2011

American splendor y las últimas noticias


Han pasado muchas cosas en las últimas semanas (Y qué importa). Y acabo de ver American Splendor. Voy a ser vulgar y decir como cualquier ciudadano de a pie, que American Splendor es una gran peli. Yo no soy fan de los comics, debo decirlo pero a cualquiera que haya vivido los últimos 30 años en este mundo moderno de ciudades llanas y aburridas, o peligrosas y ausentes de superhéroes, o que haya visto televisión en la infancia, tiene que gustar de la peli. Y no voy a hacer análisis pendejos, como los que estoy aprendiendo en algunas de las clases a las que estoy yendo, si, varias de las tantas cosas que ahora ocupan mis tardes y algunas mañanas: “Serie y género”, “Literatura fantástica”, “Teoría de la novela”, “Storytelling”, “Introducción al teatro”. No, bajo ninguno de estos títulos académicos hablaría yo de American Splendor. Si puedo decir, y ni más faltaba, que tiene unos gráficos preciosos, y que las “estrategias” (lease, ya uso el lenguaje técnico) de narración son geniales. Me hubiera gustado verla hace un tiempo para copiarla vilmente y ahora que la vi, por favor le pido el favor a usted que me lee, si le interesa el asunto de contar historias, por favor, vea esta peli. Se podría ver una y mil veces y encontrar y descubrir cada truco, obvio o misterioso del arte de contar historias. Pero lo más importante de la historia es sin duda, no la técnica, sino el mismo asunto de contar historias. Harvey, un perdedor, como cualquier otro, como usted o como yo. Perdedores todos que nos esforzamos por contar el día a día. Lo cotidiano, “Ordinary life is too complex stuff”. Lo absurdo de la vida real. Lo absurdo de olvidar las llaves, como yo las he olvidado y usted también alguna vez. Lo típico. De lo que Murphy se ríe día a día. Lo que usted y yo maldecimos, lo que su novi@ le maldice. Lo que odia de su jefe. Lo que odia de su mejor amigo. Lo tonto de su mejor amigo. La lógica del ciudadano de a pie: “porque toca, toca!”. Un perdedor que cuenta su vida en Comic. Genial!


El comic. Yo no se nada de comic, ni de cine. Ni de nada, asi mi compañera de piso me crea cuanta bobada le digo. No se ni de literatura, ni se alemán aun. Tampoco se de vender zapatos y ahora los vendo en alemán a turistas rusos. La verdad, no se necesitan muchas habilidades para eso de poner los zapatos en orden y limpiar las mesas y las vitrinas. Poca mas bien. (Aunque debo aprender de memoria, que no tengo, el vocabulario: Absatz, Ballerina, Stiefeln und noch andere wörter, daran ich nicht mehr erinnern kann) Me mantiene ocupada, la cabeza, la loca de la casa en cualquier cosa, asi como cuando nado y me concentro en las burbujitas que salen en el agua cada vez que mis brazos se sumerjen y en los brillos de sol a través del agua golpeando los cuerpos de los nadadores ágiles que sobrepasan en belleza y rapidez.

En las noches, como no tengo internet en casa desde hace tres meses, veo una peli, o me fumo un cigarro, o echo chisme en la cocina. A veces hago una de las tareas que me dejan del curso de alemán, curso al que aun asisto hasta que haga el famoso examen, otras veces, leo tres párrafos en alemán, antes de pensar en cuanta bobada se me ocurra y mis ideas estén bien lejos, no solo de lo que leo, sino de mi habitación que se debate entre una calefacción de clima tropical o un congelador gigante.

A veces aun, escribo. Tengo como tres cuadernos para escribir, pero la verdad y tristemente, me gusta mas en este pc grande y pesado, que calienta y suena como una turbina de jet. Los cuadernos me acompañan a todas partes sin embargo, por si hay urgencia de escribir en cualquier lugar. Al computador por su parte aun le falta la letra Backspace. Tengo el repuesto para reemplazarla pero como no tengo internet, me han faltado agallas para ponerla a punta de sentido común.

La conclusión de vivir sin internet es que se hacen otras cosas mas interesantes en las noches de soledad. Es cierto que no estar conectada es la excusa perfecta para dejar de hacer cuanta cosa en internet se hace más fácil, entre ellas, mantener contacto con la gente del otro lado del océano. Pero es la excusa perfecta también para leer los libros aun no leídos, dibujar cualquier garabato, pensar una y otra vez, dormir, cocinar las recetas del invierno, escuchar atentamente a las canciones que me gustan. Me ayuda a tener mi cabeza y mi corazón conmigo, asi la verdad y en el fondo, yo ande dejando ambos en cualquier parte y con cualquier otro.

Eso de construir una vida de adulto lo lleva a uno siempre al asunto de la soledad. Cómo construir un mundo donde uno sea suficiente. Y nada, ni nadie mas lo sea. Entonces uno se pone a llenar los minutos de cosas, y cosas, y cosas. Actividades para uno. Uno para las actividades.

Pues si, ando construyendo una vida, de pronto temporal, pero quien sabe, hoy es eterno sin pensar en el ayer o en lo de mañana. Una vida, como decía, de pronto muy lejos de todo lo que aun está lejano. Quien sabe a dónde me llevarán estas olas. Por lo pronto, esa isla se ve lejana. Y lo que alguna vez fui y quise, también están lejanos. Se ven manchas y la niebla del horizonte las hace fundirse en el infinito. De pronto me veo las manos. Están conmigo y siento el corazón dentro de mi pecho. Que duelen ambos. Pero por lo menos los siento.  

sábado, 5 de noviembre de 2011

Un cigarrillo que se apaga


Ella apaga su cigarillo. Le gusta fumar hasta el final, casi hasta que sus labios se quemen y sus dedos sientan el calor del fuego. Nunca le hace bien. ¿A quien le hace bien fumarse un cigarrillo? Probablemente a nadie. Pero ella no lo deja. Siempre un cigarrillo en la noche, mientras cruza sus piernas, enciende el fuego y aspira hacia adentro lo que dicen que es un veneno, y no es que ella esté en desacuerdo. Mira a la nada. Es la hora de la nada. Casi que como un examen de conciencia, mirando por la ventana o la pared desnuda al frente. Aun con la ventana abierta y a pesar del invierno que se aproxima, con el ruido de la calle, una calle principal pero solitaria por donde solo caminan los locos y los muecos. Y uno que otro carro que no planea quedarse ni parar por ahí. Aspira una y otra vez, esperando que sea el último cigarro, pensando... Pensando en la nada. O en todo. Que es lo mismo. A veces le gusta mirar entre las sombras de la ventana y su paisaje y volver a dibujar los contornos que la luz del día deja ver, imaginar cuantas ramas tiene el árbol y los perfiles del edificio del frente. Incluso imaginar la vida de los que no viven en los apartamentos de abajo, que están vacíos, como estuvo el suyo, alguna vez. Imaginar los que alguna vez vivieron ahi, donde ahora se fuma un cigarrillo.

Imaginar lo ausente, desear lo que no tiene. Una vida mirando atrás y adelante, pero no en donde sus pies están parados. Otra bocanada de humos sale por su boca. El humo, que ahora mientras se queda quieta como escuchando el silencio, va hacia arriba, como una linea ascendiendo, irremediable. Por jugar y con la otra mano, espanta el humo, como quien espanta los fantasmas y las telerañas. De la memoria. Por qué fuma a pesar de sentir el pecho pesado y el corazòn descuadrado con los ritmos en otros tiempos.

Siente culpa. Pero aspira de nuevo y observa el fuego que consume la linea incandescente del papel. Le gusta enrollar los cigarros asi sufran de anorexia o deformaciones producto de la torpeza aun con el asunto. La verdad no es una fumadora empernida ni una experta en el arte de pegar un cigarro. Solo fuma cuando los fantasmas se acercan y como con el humo hay que espantarlos.

Se acaba el cigarro y entonces lo apaga sobre el borde de la ventana. Al frente, una luz naranja en un apartamento. Detrás suyo en su cama solo hay soledad y lágrimas secas de noches frías. En esa ventana seguro hay caricias y sonrisas, también seguro gritos y acusaciones, porque no hay pareja moderna que no pelee como si fuera el fin del mundo por cualquier tontería cotidiana.

En su cama, o bueno, no en su cama, sino en la cama que estuvo alguna vez en el lugar de su cama, alguna vez hubo también soledades o a su pesar, trifulcas mañaneras llenas de sonrisas y besos.

Ahora quiere ir dentro de sus cobijas y apretar las piernas y mirar el techo alto que no dice nada, como nunca le dijo a nadie mas que lo haya mirada alguna vez. A veces piensa en el piso de encima en el que solo viven termitas y recuerdos que nadie recuerda.

Ella, la soledad y un cigarro. Ella y su sombra que ha regresado, un día cualquiera la descubrió en el baño, regresando mientras sus ojos buscaban la claridad de la luz amarilla que tanto odia mientras sus pies descalzos tocaban las baldosas frías y sus pezones despertaban por el frio entrando entre su pijama. Ahi la vió, la sombra, sin humo, clara y firme de nuevo a su lado y entonces sonrió y le dio la bienvenida, aunque arisca aun la sombra apenas se dejó tocar.

Y de nuevo la colilla ahi muerta en el bordito de la ventana. Y sus cobijas que no calientan sus pies frios ni su entrepierna sola. La colilla sola aguantando frio. Ella sola, esperando que el frio no la mate por la vulnerable soledad. Colilla y ella. Ella y la soledad.

Pero su sombra ha regresado. Regresa, de nuevo pensando en el último humo que salió por su boca como el último fantasma de lo ausente. Regresa y entonces aunque extrañe tanto, ya no es ella misma extraña.

Sola, pero menos sola.  

martes, 25 de octubre de 2011

Nunca en cines y sin ti


Alguna vez me dijeron, los mismos que me enseñaron mi oficio, que la mejor película que uno puede ver es en la que se ve la esquina del barrio donde uno creció. Claro que puede que esto solo sea un invento mío y seguro lo que me dijeron fue otra cosa y que la esquina que uno vió cambiar mientras pasaban los días nunca salga en los cines, y menos en Colombia. Pero digamos que cualquier esquina puede ser emocionalmente la que uno siempre vió y que al final el cine o la literatura mueven el espíritu ya sea por que le hablan a uno en el oído de sueños fantásticos que uno nunca ha vivido, o por el contrario, es el espejo donde uno se ve una y otra vez reflejado.

“Nunca en cines” lo terminé de leer en el puente que pasa por las vías del Ring en Schönhauser Allee. Lo compramos una mañana en medio del sopor del medio día en el centro de Cali, despues de una noche de esas que uno va a recordar entre el viche y la locura. Lo compramos porque el nombre de Andrés Burgos nos sonaba un poco, y apenas lo abrimos decía, “En Medellìn, Colombia hay un tipo que se llama Victor Gavirìa y hace películas.” y no precisamente porque nos guste Gaviria en exceso.

Cerramos la página, nos miramos a los ojos casi sonriendo y lo compramos sin pensar en los $15.000 pesos que costaba y que se salía del presupuesto de libros de no mas de $5.000.

Pues resulta que el Andrés Burgos tiene hasta twitter, y que estudió en la universidad de Antioquia como cualquier cristiano o mas bien cualquiera como nosotros: es decir era de carne y hueso. La primera conexión que hicimos fue sentados en las escaleras de la casa de nuestro amigo en Cali, leyendo en voz alta, como nos gustaba leer, haciendo las interrupciones precisas para contarnos una cosa u otra que se ocurría mientras pasaban las páginas del relato del niño con la cabeza mas redonda de la clase en el primer dia de colegio.

Recordamos entonces “Mi Familia mía” que el Hombre Kasette había reseñado sobre Camilo Uribe, el personaje principal de esta historia de “Nunca en cines” y se nos iluminaron los ojos y luego cerramos el libro y seguimos el viaje y la vida y el libro vino conmigo hasta el otro lado del océano, para suspirar cuando lo cerré y llorar por un ojo, porque el otro no me llora.

Entonces “Nunca en cines” es una conversación llena de recuerdos de una tarde de cervezas en cualquier parque, solo que en un libro. Igual a como cuando te encuentras con un amigo de hace muchos años y te cuenta la historia que le cambió la vida. Me reí a carcajadas sola con mis zombies imaginarios que viven conmigo, con las cosas absurdas de Camilo y de Andrés en México y preguntándome por el oficio que escogí cuando salí de la universidad y que a veces parece escogido al azar. Me reflejé con Andrés y con Camilo entre sus diferencias y sus coincidencias y en mis amigos y mis amores con quienes he compartido el oficio, el de contar historias y hacer películas y ver y ver y ver y ver. Un oficio que pareciera que no ejerzo, del que no hablo, del que me escondo, de la máquina absurda que es el hacer de la televisión, que no deja respirar,  esa vida acelerada que encontré en Camilo salvando el mundo, salvando su vida del tiempo, que no da tiempo, precisamente, de pensar; o escondiéndome del monstruo que es el oficio como una deuda, que uno no ha pagado, amenazándolo a uno con el tiempo y las ideas gastadas sin pies ni cabeza.

Y apunté en las esquinas del texto lo que me gustaba y lo que iba pensando, como pensando en esas tardes de lecturas juntos, y pensando en mis deudas contigo en si habría alguna. Si.

Luego vi “Gajes del oficio” y me pareció genial. Y luego seguí leyendo temiendo lo peor, porque ya sabía lo que iba a pasar y lloré otro par de veces quizás porque yo también tengo un muerto en mi haber, un muerto que se lo llevó la vida antes de tiempo justo, porque como Camilo, vivió mucho, mucho, como muchas vidas juntas.

Y recordé el último pedazo de torta de mi muerto, mi papá, que se comió en la madrugada en que murió, cuando Camilo se tomó una última Cocacola. Y entendí que uno tiene que escribir también para despedir, para saldar las deudas, para quedar tranquilo.

Pensé en enviarte el libro a cada página que leía. Al fin y al cabo fue una compra de los dos. Que volviera a cruzar el Atlántico con mis páginas rayadas y mis anotaciones al margen. La verdad solo pensé en nosotros y en mi, y en nosotros una y otra vez. Luego abandoné la idea temporalmente, pero  no te asombres que un día llegue un libro, lleno de apuntes y rayones, porque puede que un día en medio del delirio, lo ponga en un buzón amarillo de correo alemán.

“….Pero eso no es mas que una fantasía que albergo, en la que un final feliz, sin fisuras, como de pelicula ideal o de cuento de hadas, me liberara de caminar descalzo que tiene la vida, en la que no existen remedios mágicos inmediatos y que con frecuencia nos entrega mucho menos de lo que pedimos a traves de las soluciones incompletas a las que no nos queda otra opcion que acomodarnos sin derecho a regateos ni protestas.” 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Adiós, bye, bye!



Es inevitable no haberlo hecho. Había que decir adiós. Tenía que congelar asi sea por unos años esos últimos días. Nada se muere, todo se transforma. Por eso decimos adiós.

Un lugar con muchos recuerdos, con una energía muy bonita. Un paraíso. Ahora buscamos el paraíso dentro de nosotros mismos.

martes, 18 de octubre de 2011

El estado de las cosas


Finalmente la calefacción sirvió. Es justo, aunque pienso que de gas pagaremos mucho en varios meses. Afuera el viento es frío y aunque el sol aun calienta, a la sombra es frío gracias al viento polar que llega en la estación que llaman otoño. Mi casa aun tiene zombies aunque también compañía y ruido y música, porque hay que ser mas ruidosos que la vecina de abajo que toca la trompeta y el piano hasta altas horas de la noche. Ha empezado de nuevo la temporada de sopas y lentejas entre las terapias de cocina, aunque pronto tocara mudarlas a uno de los cuartos porque en la cocina no hay calefacciòón. ¿Ya vieron la luna llena? Es una lunota gigante que cambia las noches y les da frío y lleva las nubes a la cajita fuerte de nubes y deja los cielos azules, azules como si fueran una cúpula forrada de tela azul. Por ahi se salen una nubes rebeldes, se escapan para lucir sus grises y sus densidades profundas. En el piso estan caídas las hojas amarillas de los árboles. Mientras camino ya mi cabeza se distrae mirando la forma en que estan caídas sobre el suelo, descubiendo el poco verde que les queda, si estan húmedas o secas, si han sido pisadas, o si estan muy juntas, las pateo, y las piso, oyendo el chrshahshtctatrararsssss debajo de mis pies que aun tienen puestos los tenis de chulo rosa, a pesar de que las temperaturas han bajado.

Me digo constantemente que debo tener paciencia, que el tiempo hace su trabajo mientras uno haga su parte. Ahora me sumerjo en aguas llenas de cloro y veo mis manos bajo el agua y aguanto la respiración y hago burbujas para llegar hasta el otro lado, de a 25 mtrs cada vez. Por mis manos se han cerrado ya un par de libros, con los que ya sufrí y superé el miedo a terminarlos, para no dejar esas bonitas historias dentro de mi cabeza por siempre y quedaran como recuerdos que algún dia serán borradas, o arrinconadas al olvido mientras llegan otras nuevas.

Me gusta esperar a terminar un libro, el último capitulo, dejarlo para cuando estoy sola, cuando nadie me esta mirando y sonreir y de pronto llorar, si, como lloré con el último, para cerrarlo y caminar despues de un suspiro largo. Y devolverme en las hojitas dobladas o en los subrayados o en las esquinitas que escribo cosas. Y saborearme el final temiendo, que despues de eso, esas historias se irán para el rincon de siempre. Confiando, que las palabras que me tragué una a una, están adentrico, como decía un amigo, asi no las recuerde todos los dìas.

Con el estado de estas cosas, ya he hecho varias listas de tareas que lleno de cosas terriblemente tediosas como ir a empadronarme (El Anmeldung o registro cada vez que uno se muda dentro de la ciudad) hasta cosas placenteras como el asunto de la piscina y otras cosas que no quiero discutir aun. Lo mejor de todo ha sido tachar una a una, y llevar casi tres listas cuasi tachadas.

Por lo menos ahora hay listas tachadas, de cosas pequeñas, algo debió haber cambiado.

Sin embargo me canso. ¿Ustedes no? ¿No se cansan de cada día? ¿De hacer lo mismo una y otra vez, de intentar e intentar? ¿De que el tiempo pase y uno sea un subyugado de los segundos y del dia y la noche?

Berlin y yo ya no estamos de romance. Hicimos la guerra y ahora estamos en una tregua. Yo dejo que exista y ella me deja existir. A veces aun me ahoga con sus exigencias, como el de una comunicación fluida y efectiva sobre todo cuando la mia es atascada y temerosa. Aun me tiene bajo un ventarrón en el que me siento desprotegida. Pero en medio de la tregua, he encontrado una esquinita de menos viento, y en vez de sonrojarme por hablar a tascasos, me rio de mi misma en medio de la torpeza que poco a poco acepto.

Debo escribir y escribir y escribir. Es lo unico que quiero hacer ahora, y como las cosas que mas quiero, las que mas lejos tengo.

A punto de emprender un camino, yo se que no será facil. Nunca ha sido ninguno y por eso esta prueba es la mas dificil de todas: no ser mi enemiga, darme la mano, que mi cuerpo y mi cabeza sean la unica protección que necesito. Que mi cabeza y mi corazón permanezcan conmigo, que sean lo único de lo que debo aferrarme.

Tomar fuerzas a cada suspiro. Y entender que ya extraño todo. Menos a mi. (Porque aquí estoy)

domingo, 16 de octubre de 2011

2666, o la novela interminable.



“La vida es una tristeza insoportable”

Yo a Roberto Bolaño solo lo conocía por ese libro gordo, de los mas gordos en la librería. Siempre y por favor no se burlen, pensaba en Chespirito cuando leia al lado de unos numeros sin significados, “Bo-La-Ño”. Luego fue un amigo, de esos que andan de saco y camisa de académico y que hacen un doctorado siendo aun cagón, un amigo que aprecio sin embargo, que apareció un día con el libro bajo el brazo. Me dijo entonces, “Ana, este libro es un reto que pocos inician” Aun, y seguro sin creer que yo lo terminaría algún día, me prometió que apenas lo terminara, pasaría a mis manos para iniciar lo que el llamó, unas de las lecturas más difíciles y tortuosas pero al mismo tiempo geniales que el había leído.

Esas eran sus palabras, habría que ver que decía yo.

2666 y yo la pasamos juntos durante dos meses mas un mes de pausa por motivo viaje. Tuvo la suerte de no acompañarme por las tierras cálidas y el horizonte del mar, por asuntos simples y prácticos. Ese libro hasta para leerlo en el metro era incómodo.

5 partes. Un final inconcluso, que no importa que lo sea. Una historia cerrada. Un círculo que fue un laberinto, pero que termina donde empezó. Si Roberto no se hubiera muerto, quien sabe que otra novela hubieamos leído, quien sabe si hubiera sido un ladrillo para cargar y mas bien hubieramos esperado aburridos parte por parte y olvidando a cada vez los detalles sutiles que se tejen en esta bonita historia, que son muchas llenas de sueños, de tierras calientes y desangradas mexicanas, y tardes lluviosas europeas, y tormentas de bombas y muertos alemanas.

Cómo se construye un libro con cientos de personajes, decenas de capas narrativas que suceden al mismo tiempo, un tejido sutil que resulta como dice en el libro Bolaño, una obra como las que pocos escritores saben hacer hoy. Bolaño se enfrentó al tigre y lo mató y rebanó y repartió.

2666 es un inventario de historias que se suman una a otra, hasta el cansancio como el bip de un reloj alarma despertardor. Bolaño narra como a punto de que el aire le falte, como cuando uno se encuentra con un amigo de la infancia y en una sola tarde sale una vida entera contada en desorden pero que es siempre una misma vida.

Puedo decir que mis personajes favoritos son Reiter en medio de la guerra. Liz Norton práctica y sexual, pero intelectual. Amalfitano con su libro de geometria colgado en el patio de ropas al sol y al agua, esperando. Ingeborg con sus delirios y sus exigencias sexuales. Fate y su revista de negros, asi como sus entrevistas a muchos hermanos.

Muchos, muchos mas. Hace tiempo no leía una novela que guardando las proporciones de la realidad, casi del archivo de la historia, lograra completamente construir un universo de ficción sin necesidad de caer en la autobiografia ni en lugares o historias comunes, o a asuntos ya por fuera del mundo real. Ficcion y realidad, historia y literatura. (Algo asi, la ficción no está sino en lo absurda y brutal que puede ser la realidad)

Recomendado. No se deje atemorizar por el inventario de mujeres muertas, o el inventario archimboldiano de novelas a manos de intelectuales europeos. Tampoco por el de las batallas de la guerra y la lista interminable de nombres que parecieran no llevar a ninguna parte. En este libro ninguna puntada, o casi ninguna esta dada sin dedal, ninguna historia sobra: cada una suma para el universo construido, para el placer de vivir por horas enteras en otro mundo paralelo, en el que Archimboldi es un escritor y no un pintor, no italiano, sino alemán, y en el que las tardes mas bonitas del mundo suceden en el desierto del norte de México mientras mujeres mueren a manos anónimas.  

lunes, 26 de septiembre de 2011

Exiliada


Exilio es un estado sin duda, no solo fisico, o politico, sino mental, espiritual.

Derrotada. Acabada. Sola. Exiliada de todo lo que era mío. Desición propia. Desolación inmensa. Te pregunto, papá, si sabías las respuestas a esta soledad inmensa. No me queda nada. Todo fui sacándolo de mi corazón, de alguna manera, no del todo, para llegar hasta aquí. Aquí donde nadie escucha mis llantos, donde el eco aturde mis oídos, donde el ruido de la calle hace el silencio mas insportable. Las noches largas en vela, las lágrimas ahorradas, el corazón saliéndose del pecho, la cabeza sin parar. Donde mi cabeza va más rapido que mi cuerpo, y mi cuerpo quieto, mirando al techo, poster del frente “in the mood for love”. Supongo que esto les ha pasado a muchos, pero a mi no. Y qué importa. No seré la primera en llorar desconsoladamente ni la última en hacerlo. No es que no sea adulta, es que soy adulta y por eso lloro. Papá, ¿sabías que esto iba a llegar? ¿Cierto que no podías vernos asi llorando, con el camino hecho nudos, la visión nublada, los pies tropezados?

Podria echarle la culpa al muerto, o a septiembre que lo único que trae bueno es el cumpleaños del amor de mi vida (mi hermano menor, el mejor corazon del oeste) porque de resto no trae sino cursilerías y los afanes de unas hojas amarillas y unos cielos grises, pero sobre todo de unos días que se ufanan en terminarse más pronto, anunciando los fracasos por adelantado. Si hay alguna responsable es la que es dueña de este cuerpo que sin saber que se iba al desierto de ser adulto, lo hizo sacando cada cosa conseguida, heredada o simplemente dada. Yo se que vienen días peores. Yo se que viene. Yo ya me conozco, soy vieja conocida.

Deberían venir son tiempos mejores, solo que no tengo la fuerza para retar mi propio reto, solo quiero estar derrotada, con el ojo encharcada, caminando sin rumbo, porque ya está perdido.

No quiero iniciar mas historias de amores, no quiero enamorar a cualquiera. Quisiera no echar raíces, andar como una vagabunda, dejando un pedazo de mi corazón en cada esquina, con el olor de los perfumes de la noche y el peso de unos pies cansados.

Y entonces todas las buenas intenciones vuelven a caerse como una torre de cartas... son ellas un desierto que el viento mueve de lugar pero sigue siendo desierto. Ahi no crecen, no mueren, son ellas, intenciones puras y duras.

Yo se que mañana habrá lluvia, ni me afano en pensar en un día mejor.

Pero si ya no tengo nada, si me exilié de mi propia vida, no hay nada que perder. Ni buscar cosas poderosas, ni mas grandes. Hace tiempo entendí que buscar la grandeza no trae sino angustias y me es suficiente con lo grande que me queda la vida, de la que profeso tanto y tanto.

Podría salir corriendo, ya, sin dudarlo a los 15 grados de una noche con luna menguante. Podría tomar un tren mañana a cualquier parte, sin rumbo, que mas da, sin rumbo estamos ya. Podría sentarme y trabajar como desquiciada para no pensar, pero que vaina, mi trabajo es pensar. Podría buscar cualquier trabajo, si, podría, y podría.

Cualquier cosa menos regalar mi cabeza y mi corazón a cualquier cosa, ni a esta ciudad de vagos y tardes preciosas. Esas se van conmigo a todas partes, mas que a mi sombra, que algún día amanecerá muerta en un intento de suicidio exitoso.

Hoy desde Berlín, mañana, cualquier otra parte. Ya si he dejado tanto, hasta a Berlín puedo dejarla. Lo único que no puedo hacer todavía es regresar. El camino de vuelta se ha perdido.  

(Escrito en días aun de insomnio, hoy sin embargo hay sol y algunos sueños. No todo esta perdido, algunas cosas si, pero cuando todo se pierde, nada puede ser peor)

viernes, 23 de septiembre de 2011

Hay mucho silencio en esta habitación


A veces hay que sumergirse hasta el fondo hasta sentir que se está bien empapado. Sentir el piso lamoso para decir, voy otra vez hasta la superficie a tomar aire. Entonces uno mira hacia arriba y ve que la luz está lejos, que la superficie parece inalcanzable y apoya los pies para empujarse y llegar rápido. Pero en la subida, la superficie se aleja. Y el aire se acaba.

Eventualmente el cuerpo sube hasta la superficie. Solo que a veces esa inexactitud, sucede cuando el aire ya se ha acabado, con suerte aun no habrá entrado agua a los pulmones y después uno llegará a una orilla, porque el agua siempre lleva los cuerpos hasta ahi. Y será el sol el que lo despierte, antes que los chulos lo picoteen llamando a la muerte.

¿Cómo no quedarse sin luz? ¿Cómo no dejar que la luz se agote? ¿Cómo revertir esa luz hacia mi? ¿Cómo iluminarme a mi misma, iluminar mi cabeza, mis pensamientos, cómo mantener mi cabeza y mi corazón conmigo?

Tengo miedo de mis propias palabras. Tengo miedo de mis propios movimientos. De pronto mi sombra me ataca en cualquier momento y tengo que matarla.

Fueron dias maravillosos. Dias que pierden su sentido en este espacio de paredes lisas donde resbalan los recuerdos como si fueran gelatina. Paredes de las que no puedo agarrarme y yo caigo tambien sin remedio, o eso pareciera, en el lodo resbaloso donde todo pierde sus limites y las formas y se vuelve pesado y pegachento.

(Días de insomnio y segundos que pasan como eternidades)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Dias maravillosos


 Escrito en los dias benevolo de los climas calidos. Sin tildes y comas porque se postea en un pc publico aleman.

*****
 
La barra es el lugar de los niños: tantos niños como perros. Hay ademas ratas y cangrejos, ratones y pocos gatos. Puros negritos que juegan futbol y bailan al mismo tiempo, que hablan cantaito y que crecen entre turistas solitarios y perros areneros y pescao frito. 

Casas calientes de madera y techos de eternit. A medio levantar del suelo por si el mar llega hasta las casas. Una plYa inmensa con oasis y playas y mas playas inclusp despues del mar. Un cielo lleno de nubes con tormentas electricas menguandose mientras abajo se pesca y se pasa ep tiempo entre el dominó y el viche. 

Donde las niñas de tres años sin alcanzar van por dulces de 50 pesos apenas alcanzando la ventanita. 

En la barra hay una escuela lleno de ninos de uniformes relucientes y unas maestras que en el descanso, entre hojuela y hojuela, controlan quienes salen del colegio. -Para donde va? -A comprar! -Bueno!


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Ojala llueva. Hoy ha sido un dia inmenso esperando la lluvia.

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Una playa inmensa con una lluvia intensa, un sol cálido y una brisa de a ratos. Muchas sonrisitas, besitos y caricias, muchas historias aun no contadas, seguro te las he contado muchas veces en mi cabeza. Incluso lágrimas y silencios, porque duele, duele mucho saber que tanta felicidad no será para siempre y que tengo que asumir una desicion que nos tiene a los dos con el corazon latiendo rapido y despacio, arriba y abajo, lleno de calores y maripositas en el estomago. Y entonces esas nubes en el cielo, tapando el sol de a veces y las olas que no se callan, un mar de olas, unas olas en el mar. Palabras bonitas, poesia en este paisaje de palmeras peinadas por el viento, un mar tibio, de olas caprichosas, tus manos que me abrazan y me acarician, que me protegen. Nuestras lagrimas saladas y los besos con repelente y bloqueador solar.

Teniendo mi corazón y mi cabeza conmigo, esta vez me despido diciendo un hasta pronto, no como una promesa de amor, sino como una promesa de vida. Esta vida que fluye como el agua, en la que somos piedras que ruedan y se encuentran, en la que somos olas que van y vienen, trayendo siempre diferentes historias.

Desde enanos que le dan cuerda al mundo, hasta seres que peinan y soplan las nubes, piedras que ruedan y ruedan, bailes calientes, tragos fuertes y viajecitos blanquitos brillantes, noches de sexo y sudor, de lagrimas por la verdad, de dolorcitos de estomago en medio de la sonrisa. Dias de miradas dulces y sonrisas amplias, tan amplias como la playa de kilometros, como el cielo azul o el atardecer naranja.

Perdón miamor, gracias miamor, dias maravillosos han sido que nos enseñan lo bonitos que podemos ser, toda la bondad del corazon, toda la belleza que hay en la cabeza, en medio de este mundo que nos muestra a veces sus caras bonitas, y otras sus mas rudas. 



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La felicidad es injusta. Viene toda de tacada y no esta cuando mas se necesita. 
Perdon por las verdades no dichas, perdon por lo que parece mentira. Adios, adios.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Un adiós obligado.




Cada cosa trae un recuerdo. Uno quisiera quedarse aquí muchos días, para recordar cada cosa, para despedirse de todo y de todos. Pero no. Son días contados, recogiendo recuerdos como en emergencia, llorando como por última vez. La cenefa pintada a mano con un stencil lleno de risas y tardes. Las ventanas una ganga producto de un mal negocio de un vendedor. Una casa grande, sobre una más chica. Una piscina, donde hubo fiestas, reuniones, o sólo noches tranquilas y estrelladas mientras los murciélagos escapan de los obstáculos.


¿Qué significa una finca? Esta, Finca Maria Paula en Doradal, Antioquia, el centro de Colombia, significa muchas cosas. Significa mi papá. Significa una historia. Significa una familia. Un sueño.


Dicen las fotos, y los recuerdos que llegamos a un peladero. Luego se fueron construyendo pocas cosas. Yo recuerdo que viajabamos de un dia a otro. Recuerdo, el sonido de las chicharras, y las luciérnagas capturadas en un tarro. Cuando hubo una casa más grande, la primera para nosotros, de una cocina diminuta, y dos cuartos apenas, llegamos con un trasteo gigante: camas tubulares rojas, colchones, angeos para las ventanas: había que armarlo todo en cuestion de un dia. Mi papa traía consigo unos cálculos y muchos dolores, y sin embargo armamos cada cosa. Era la ilusión, de la finquita, de la tierrita, de las vacaciones juntos, de armar entre todos este lugar. De pronto esta finca nos deja una lección la cooperación. Esto fue construído por los afectos de cada uno. Pero también por el trabajo de cada uno y sus recuerdos. Cuanta felicidad de mi papá y mi mamá a cada vez que corriamos entre los árboles jugando y gritando cuanta cosa se nos ocurría. Jugando con la víbora-manguera. Recorriendo los sembrados con las frutas exóticas que para nosotros existen desde siempre. Yendo a ver el ganado. Brincar la cerca, pasar el alambre de puas. Montarse en un táparo e intentar cabalgarlo. O acostarse bajo el sol. Como si el sol no fuera a volver a salir con su energía nunca mas. Llegar cada temporada y armar todo de nuevo. Sacar las cosas, poner la finca bonita solo para nosotros. Era como una muñeca a la que se engalana para el juego.



Yo recuerdo mis rincones llenos de lecturas. Mis siestas interminables. Mis tardes de pintura. La música en mis oidos. La chicharra que explota a cada tarde. Los pájarons bullosos que deshojan los árboles. Los almendros, mis árboles favoritos que se extienden como si su única mision fueran dar sombra y protección. Recuerdo a mi abuelo. Recuerdo a mi papá. Recuerdo a mi mamá y su valentía. Recuerdo las noches de juegos en que jugando parqués terminaba en gritos y furias por no saber perder. Claro que todo estaba precedido de risas y carcajadas, de los trucos que mi papá nos enseñaba para la vida, mas que para el juego. Recuerdo las noches de tormenta y a mi papá asomado con la linterna en la oscuridad y entre los rayos y centellas. Quiero llorar. No se como despedirme de una vida entera. No se que hacer con todos estos recuerdos. No quiero despedirme de esta historia. Pero se que hay que hacerlo. No quiero imaginar este lugar habitado por cualquier persona.


Pero supongo que es la vida, la que nos obliga a dejar todo fluir. Cuando se ha avanzado en el camino, si un pie se queda atrás, el caminante no puede continuar. Supongo que esto es mover el pie hacia adelante. Y dejar que alguien mas camine por aquí.

 Este lugar tiene una energia muy bonita. Es justo que nos llenemos de ella de nuevo. Para llevárnosla siempre en el corazón.

(Escrito en un fin de semana de despedida)

miércoles, 31 de agosto de 2011

Indicadores

1. Uso crema humectante todas las mañanas con filtro solar.
2. He adquirido literalmente, una cartera de mamá (Mi mamá no la usa, y yo la he heredado)
3. Ya pido una tajada de maduro a punto de podrirse y una morcilla bien tostada. (Requerimientos específicos a la hora de pedir en un restaurante)
4. A entrado el encaje a mi ropa interior.
5. Mis aretas, son grandes y las puedo cambiar día a día.
6. Lloro cuando es necesario (aún)
7. Prefiero las frutas a las pastillas.
8. He perdido un poco el miedo a la verdad.


Conclusión: Algo esta cambiando.
Y estoy feliz.
(Será ser adulta?)

martes, 9 de agosto de 2011

Nuevas respuestas

-¿Tu qué haces?
-Yo vivo la vida
- Si, claro, yo también, pero qué haces?
- Nada, la vida es lo que pasa mientras nos la pasamos haciendo otras cosas. Yo, yo vivo la vida. Eso es lo que hago.

lunes, 11 de julio de 2011

Noches de verano

Una noche de verano. No contesto el teléfono. No hablo con nadie. Estoy en mi casa fantasma, la de los ruidos raros y los zancuditos que rodean todo lo que se pudre. Tengo muchas preguntas. Pocas también. Los dias pasan y yo los veo pasar. A veces paso con ellos con el viento tibio en la cara y mi bicicleta veloz. Sobre todo tengo pocas respuestas. Tengo también poco que decir. También poco que sonreír. Un letargo de días soleados, en los que provoca sólo estar bajo el sol y dormitar entre las páginas de un libro. Un libro. 2666. personajes y sucesos relatados y contados sin vergüenza y sin asco alguno, por mas cotidianos, sencillos. Un inventario de sucesos en diferentes tiempos y de diferentes gentes. Un universo para perderse mientras a mi lado un idioma se escabulle, el tiempo se riega por las grietas de mis vacios. La noche. Hace calor. Afuera suena el tranvía. En el chat no hay muchas palabras. Un viaje. Viajar al hogar. Cual hogar si somos un montón de despatriados. Huérfanos de hogar. Caminantes sin rumbo y lugares fijos. Buscar sentido a lo sinsentido. Buscar razones. Creerlas. Crearlas. Contarlas. Pero ser honestos. Un viaje. Mas viajes. Una nueva casa. Zu Hause. Ich bin zu Hause. Welches Haus? Wo ist dein Haus? Haus, Heimat. Sehnsucht de lo que no existe. Y vuelvo al libro. Y escucho los Beatles. Y sonrío con unos cuantos pocos amigos. Y hablo de nuevo de la vida. Y nos hablamos de la vida. Y empezar a no sentir los años como un peso. Y sonreir suavemente y a veces con una carcajada ruidosa. Y siempre hay un silencio. Un silencio de lo que es no estar asido sino a si mismo. Como inicio y fin. Tareas abandonadas, misiones no cumplidas. Un mar de olas que nacen pero que nunca mueren en ninguna orilla. Y buscar las fuerzas, y exigirles a ellos fuerzas. Y de pronto ser optimista por tiempos mejores. Y no querer soportar la debilidad cuando estoy mas debil. Y si, un cigarro. Un tinto. Y luego el libro de nuevo. Y no contesto el teléfono. Y quiero huir de nuevo. Y quiero seguir huyendo de mi propia sombra, de mis ideas oscuras, de mis pasos mal dados. Huir y huir como si dentro de mi, mi peor enemiga, estuviera apuntándome en la sien.

No se que busco. Sin duda. No se si quiera seguir buscando sin sentido. Sentada ahora en un colchon de agua. Hundida entre mi propio peso y mi propia conciencia. La culpa. El fracaso. Todo que se cierne sobre mi rostro como un atardecer de nubes grises escondiendo la luz del sol.

Pero el tiempo sigue corriendo. Es gibt Zeit. Siempre. Y mi reloj marca cada hora. Y las campanas de la iglesia vecina los días. Y el despertador titila una hora nula que nadie ha instalado. Entonces sigo leyendo. Sigo escribiendo, cualquier cosa. Y si, tengo el corazón y la cabeza en dos husos horarios, que como decía el libro, que ya no es el autor, sino el libro que me habla con sus páginas, es una manera de desaparecer. Con el corazón y la cabeza desaparecidas por tantos meses, sin contar ya las lunas, porque a veces ni miro el cielo ni los ojos de los que se sientan al frente de mi silla en el tren.

El cine esta en silencio. Las luces titilan. Esta ciudad me traga. La vida me traga. Yo misma me devoro. No soy un raton contra la pared. Soy una pelota en una piscina de pelotas.

Quiero dejar la culpa. Pero la culpa esta pegada sobre toda mi. La culpa de la vida que me dice que soy una idiota por no saber nada de ella. Es un juego. Y yo caigo en el. Le creo. Aunque no debería. Es mi vida, y yo la recuerdo como la vivo. Yo la conozco al derecho y al reves, porque la hice a mi medida.

Maldita culpa. Vete lejos. Que yo no quiero huir mas de mi, ni de ti.

miércoles, 29 de junio de 2011

Mi papá me enseñó

En mi colegio había unos computadores Tandy. Recuerdo que la primera lección fue el monitor se apagaba primero que la CPU. En mi segunda clase, lo hice al revés y no le conté a nadie. Porque tenía miedo de haberlo dañado. Desde entonces soy así, dañar cosas, hacer años y el miedo terrible que las cosas se estropeen por mi culpa, aunque ya he aprendido un poco a aceptar la culpa. Así llegué a mi casa y apenas vi a mi papá le conté, seguro con lágrimas en mis ojos, que no quería volver a mis clases de tecnlogía. Yo lo recuerdo así, de pronto es solo una invención, mi papá suelta la carcajada, y me abraza y me dice que los computadores no se dañan a menos que uno físicamente los rompa. Y claro, el Tandy de disquito de seguridad amarilla, nunca se dañó.

Mi papá me enseñó muchas cosas, entre ellas esa y bueno, también me enseñó a instalar software desde diskettes hasta los Cd-rom, a desbaratar los computadores, a formatear un pc, asi ya lo haya olvidado. Después de tantos años ya, que parecen una eternidad desde que el se fue, pienso que mis carcajas son parecidas a las suyas, que mi cabeza fría a veces es como la suya, que mi obsesión por algunos aparatos son su herencia, que la gente es buena, así se equivoquen una y otra vez. Que lo cortés no quita lo valiente, aunque yo siempre soy muy cobarde.

También me enseñó el valor de ser empresario, emprendedor, de ser independiente, de arriesgar cuando solo se tiene la cédula, y si se tiene mas, con más razón. Siempre nos dijo de hacer lo que quisieramos, sobre todo si eso nos hacía felices. La felicidad que el me enseñó y que yo buscó a cada segundo, no era un estado celestial, era la vida misma con sus preocupaciones, con sus tragedias. Me enseñó y no se si porque el lo hiciera, sino porque lo hice para que no verlo tan triste, sonreir aun en los momentos mas dificiles, mirar a los ojos y decir la verdad, o estar en silencio, mirando a los ojos, sabiendo que no hay mucho por decir.

Es como si hubieras muerto ayer, de nuevo. Y también es como si todos los días que lo recuerdo, muriera una y otra vez. El dolor se hace menor con el tiempo y la vida que el nos dejó. Si. Uno no cree pero eso pasa. Es la vida, que sigue rodando asi los hombres inventemos estrategias sencillas y aparatosas para detenerla o alargarla.

Emprender proyectos, trabajar con la gente, ayudar a los cercanos, dar la mano cuando se necesita darla. Volverse a parar aun cuando todo está perdido. Si, papá, hay que hacerlo. Por eso seguimos, y aun, cuando muchas cosas se siguieron perdiendo, hay que seguir con estos 27 años, o estos tantos años que nos dejaste.

El miedo a fracasar, a perderlo todo. No podías verlo, porque habías trabajado mucho. Pero lo sabías. Sabías que nos ibamos a caer muchas mas veces, que ibamos a estar tristes y que la felicidad se nos iba a perder una y otra vez. Pero papá, siempre estan las sonrisas, esas que dan la felicidad. Siempre estás en nuestros recuerdos, en nuestras desiciones, en nuestras lágrimas.

Aprender a dar aceptar, a leer los anuncios del pc, como los de la vida, como que hay que seguir, dando continuar, hasta terminar la tarea. La vida, como un computador, no se daña del todo.

Son ciclos. Uno que se cierra, y uno que inicié hace tiempos y espero formalizar pronto. A pesar de la distancia. Tener un propio patrimonio, algo porque dar la vida si es necesario. Ser independiente, trabajar el doble, tener menos plata que el resto, pero la satisfacción, si, de estar haciendo lo que uno quiere, siempre y cuando no se haga daño a nadie. Ni se pase por encima de los demás. Si papá, nada es una pérdida completa. Ni la vida una sola.

viernes, 17 de junio de 2011

¿Y cómo suena? Londres

¿Y cómo suena? Londres from Ana Maria Vallejo on Vimeo.



Londres suena mucho. No es que cualquier otra ciudad no suene. Sino que hay ciudades que tienen bandas sonoras propias. En Londres hay música en todas partes. No de esa isla sin duda han salido al mundo, grandes, muchas grandes bandas. Pero también es la manera de recordar una ciudad, de mirarla, de sentirla a traves de los que tocan por ahi en la calle, con una guitarra solitaria. Una ciudad llena de gente y tantas guitarras solitarias.

Me gusta mucho Londres.

martes, 14 de junio de 2011

Pelis sentimentaloides


De repente te das cuenta que lloras y que la canción que por azar suena explica la triste situación. Es una despedida, mas que despedirse como lo hemos hecho muchas veces es desearnos de nuevo mucha buena suerte porque seguimos caminando.

Pero parece que las lágrimas no se detuvieran y que solo quisiera llorar y llorar. Es culpa de la peli sentimentaloide.

Una pareja de asiáticos, quizá japoneses viajaron en un taxi compartido conmigo. Se miraban uno al otro como si caminaran juntos al fin del mundo. Esa imagen que de pronto apenas configuro en mi cabeza de los japoneses que mueren por amor, como en Dolls o como la pequeña Candy enamorada.

Estoy sentada entre restaurantes y sillas de paso. Viene ella de tacones amarillos, falda verde menta y saco rosa, le sonrie a su viejo quien sabe desde hace cuanto. Aqui esperamos todos, salas de espera despues de decir adiós, para decir hola, para conquistar el mundo, para huir de todo. Es tan temprano que me pregunto cuantos vuelos habrán despues de las 8 cuando el mio este ya por los aires. Un aeropuerto gigante. Me he comido un sanduche con sabor hindú y un café para soportar otra hora con mis ojos abiertos.

Caminamos la ciudad con las luces de los semáforos y los charcos por la lluvia del dia. Nos miramos de nuevo y nos abrazamos como si fuera un último abrazo. Lo es en esta aventura, solo en esta. Es el amor de mi vida, el niño de mis ojos, mi parcerito del alma, mi angel de la guarda. Sus ojos tan asustados como los mios, por los dias que llegan, porque otra vez, y tal vez esta vez si es en serio, tenemos que ser adultos que se miran al espejo siendo muy honestos. No hay tiempo ya ni para ensayos ni experimentos. This is real life, do it or drop it.

Los japoneses, compartieron un sanduche lo cual me hace sentir mal porque yo me comi uno entero, claro que no tengo igual con quien compartirlo. Ella lo mira a el como si en sus ojos estuviera la respuesta a la pregunta esencial de la vida, cualquiera que sea esta pregunta y la respuesta correspondiente. Algún día se les va a acabar el amor pero ellos no lo saben. De hecho nadie lo sabe, cuando pasa eso, solo un dia uno se da cuenta porque ya no encuentra la mirada del otro, o porque uno fija de pronto la mirada en otra persona. Pasa siempre, puede pasar.

Muero de sueño. Quiero dormir.

(Escrito en el fin de semana mas largo de mi historia, entre lágrimas y sonrisas)

martes, 7 de junio de 2011

3 reseñas y un apunte

(Tres reseñas como ejercicio, que eventualmente escribiré de nuevo en alemán)

500 days of Summer



Y que tal que el amor no es destino pero si una casualidad buscada?
Al final qué es el amor? Son 500 dias de verano?

Si un chico conoce a una chica y se enamora, como yo también lo hubiera hecho en su lugar, una chica maravillosa, que por donde pasaba llevaba la frescura de una tarde de primavera. El chico un idealista. La chica con la inocencia de la decepción. No es una historia de amor feliz. Pero son 500 dias de una ilusión, de un rompimiento, de los dias felices, y de las tardes de lágrimas. De días de espera, de noches con desazón. Es una película para los que alguna vez creyeron en el amor perfecto, y como todos nos decepcionamos de ese amor ideal. Una película de reflexión, apta para una noche de miercoles, para no deprimirse y seguir la semana creyendo que el amor, si, el amor, de cualquier forma es posible a pesar de las desiciones y precisamente debido a ellas.

Tiene unos gráficos preciosos, salta de tiempo en tiempo, y la banda sonora es lo mejor.

Whatever works



Que es lo que encanta de Woody Allen? No importa. Woody es genial. Y Whatever Works es una pelicula como muchas de el, genial. Cuando Boris nos habla, es como si la conciencia de Woody hablara. Supongo que Boris es como el genio maldito que tendría Woody adentro. Boris es insoportable a pesar y por eso mismo, porque es un genio. Entonces Boris es hipocondríaco y no se soporta el mundo. Hasta que se encuentra con una niña tonta, de la que tal vez se enamora, bueno, se enamoraría de su tontería pero sobre todo de lo brillante que es ser inocente en NY. La niña, Melodie, un nombre asi de inocente, lo acompaña en su apartamento de viejo gruñon y solitario. No es una historia de amor, es una historia de relaciones torpes, que va mas alla de Boris y Melodie, y que raya con una puesta en escena como del teatro. Relaciones modernas, amores modernos. Y Boris digamos que al final, es más feliz que al principio.

The King´s Speech.



Cuando la vi, me pareció genial. Además se veía Londres y una historia que poco conocía. Luego escribi muchas cosas, pero esto es lo único que salió de mi memoria 3 meses despues.

Hay que decirlo desde el prinicipio, el tema de la peli es muy aburrido. Un principe, Berti, que debe ser rey el siguiente Rey (George IV de Inglaterra) y que ademas es gago. Un gran problema. Y debe hacer un discurso o muchos, y no puede. Tartamudo, con miedos. Mas que una enfermedad fisiologica, una traba mental que puede ser superada. Es una pelicula que humaniza la monarquía. Oportunista, (diria yo y aunque no me importe) en su momento historico. El director, un realizador de televisión es muy habil para entretener en una historia que es cerrada, bien hilada, con una fotografia perfecta y un diseño de artes increible. Una pelicula de epoca, que no es pomposa, que muestra los dias grises de Londres. La atencion sobre Bertie, la ayuda de Lionel, una historia de una amistad, de un Rey tan humano como usted o como yo, traída a los días de hoy en que una idea de monarquía para muchos puede ser muy absurda. Recomendada, una obra maestra del entretenimiento.

El apunte

Busco una rutina, finalmente hice una lista de cosas, tomé un libro, un vecino me reparó la bici, y me levanté temprano. Hay una sensacion de finca, de verano, entre húmedo y seco, respiro profundo para recordar todo lo que ese olor me recuerda, y es como un viento de imagenes que baja y se esfuma. Y entonces tomo otra bocanada de aire y sucede de nuevo. A la tercera el juego pierde efecto y me siento de nuevo, ¿A qué? A hacer de estos dias lo mas productivo posible.

La lista está pegada a la ventana. Para que cada vez que me asome, vea hacia mi. Hacia las cosas que quiero, quiero, quiero hacer.

miércoles, 1 de junio de 2011

Clichés


Me encantan las historias de amor. Si yo se, es un cliché. Y dice el buscón de la RAE qué cliché es un “Lugar común, idea o expresión demasiado repetida o formularia". Y por ahi leí hace poco de mi, ser cliché en demasía.

No se cuando cayó en desvalía el lugar común. Si la vida está llena de lugares comunes. Por eso tenemos amigos. Por eso nos gustan las novelas, por eso nos gustan las historias de amor. La literatura, las historias de policías y ladrones. No nos gustaría nada del arte sino hubiera lugares comunes. Un beso de despedida. El malvado al final que muere. Un atardecer enamorado. Un final feliz. Un suicidio exitoso. Una canción bonita, llena de recuerdos y momentos sonrientes. Las lágrimas del romipiento, un llanto al caer, un niño y un globo con una sonrisa enorme. Lugares comunes, instantes en repetición a cada segundo. ¿Acaso nuestros rituales y hábitos no son clichés de nuestra propia vida? Entonces salimos de la peli rechazando el cliché, la historia que no sorprende, los lugares repetidos, las imágenes poco novedosas. Y me pregunto entonces, cuando creo y pienso, ¿cómo no caer en el cliché, aun sin huir de la vida cotidiana? ¿En dónde está la linea del cliché y lo cotidiano, cuando nuestra vida, o la mia no es más que clichjés subjetivos, de pronto menos rosa o menos grises, pero clichés al fin y al cabo?

¿Acaso nos da vergüenza ser tan corrientes? ¿Tan corrientes y sencillos como una canción de amor popular, como una tarde tranquila en el césped mirando el cielo?

Y asi, algún día lo original, (un dia pronto, o un dia ya pasado), que parece ser lo contrario al cliché, será de nuevo cliché. Es decir, hacer cosas originales, consiste en hacer modelos que serán repetidos hasta convertirse de nuevo en cliché.

Por eso es cliché la chica guapa en un auto deportivo. O el cliché de la ama de casa, es ya anticuado. Pero ¿acaso sólo las chicas guapas andan en superautos? ¿será que hoy las amas de casa ya no existen?

Escribo clichesadas. Observo clichesadas. Tan cursi como un corazón de caramelo. Tan tonta como una niña de colitas a la entrada del colegio.

Y aun asi, prefiero los lugares comunes. Muchas veces antes que las ideas sacadas genialmente de los pelos. Aun asi, todo lo que haya en la pantalla debería parecerse a la vida. Y no la vida a la pantalla.

martes, 31 de mayo de 2011

Brillos de sol

Brillos de sol from Ana Maria Vallejo on Vimeo.


Te estaba buscando, pero no te encontré. Solo estaba el sol, y la calle, y la tarde que caía antes de tiempo por culpa del invierno.

Te seguía buscando en la calles de mi bella Berlín.

De cartas y otras sensaciones del verano


Una araña viene caminando por la pared. Y digo, no me gustan las arañas. Porque aunque las veo por ahi caminando, pensar que entrarán en mi oído mientras estoy dormida me entra el sustico y entonces no me aguanto y la alejo con un lapicero de mi. Sale corriendo. Seguro busca la esquina fresca de la habitación y seguro entró por la ventana que esta abierta desde hace varios dias, porque el clima, el benévolo clima de aires calientes lo permite. Nada como el placer de dormir con la ventana abierta y poca ropa debajo de las cobijas. Eso y montar en la bici con el aire tibio en la frente y el cielo azul profundo encima. Eso y recibir el sol, y ponerme lenta, y tener sueño, y sudar, si, sudar otra vez, y estar cansada por el calor del día. Todas las cosas que muchos odian de las tierras calientes pero que yo amo, porque claro, vengo de tierras calentanas. Eso, y recibir una carta feliz de mi tierra, una llena de amor, que miro aquí a mi lado, desde la estampilla preciosa, hasta las letras y los regalos adentro. Sobre todo la energía, la energía, la respuesta a unas preguntas no preguntadas, las palabras precisas, el pedacito de mundo que en un sobre llega. 25 días después, miles de kilómetros, un oceano. Lo más romántico de esta tierra es sin duda es la existencia todavía del correo. Lo más romántico de irse, sin duda es los fragmentos de mundos aun conectados, así eso nos de una despatriación, aunque la palabra no exista. No importa. Es aquel que se va de un lugar, y extraña ese mundo que dejó, pero no sabe que ese mundo no existe porque ya se fue, y cuando regresa, extraña el que ya no existe y entonces es un ir y venir de nostalgias. De no existes, de mundos inventados por las raíces extraviadas. Pero si el papá de Villoro encontro patria, cualquiera la encuentra.

Y con mi carta en mi mochila naranja como el mejor tesoro del dia, y el dia largo hasta las muchas de mis noches, y entonces vamos al cine, si debajo de las estrellas, y en las tumbonas azules, en mi barrio bonito, asi, asi te vayamos a dejar, hay que disfrutarte, barrio bonito, pero ¿sabes? Es que no importa irme y dejarte, porque no me importan muchas cosas ya realmente, y claro, como te tengo que dejar, hay que buscar una casa, y mágicamente, bajo las estrellas y con una pantalla gigante al frente, un correo al teléfono, (uno de los que ya no son románticos) que si, que el apartamento es nuestro y aunque una parte de mi me dice de tener cautela gritamos y celebramos porque aunque los años no determinan los ciclos, pues si, hay ciclos, asi ellos empiecen en otros meses y sean ciclos atípicos.

Son dias benévolos, surfeando en una ola, a pesar del esfuerzo, mucho o poco, que haya que hacer para estar haciendo equilibrio en la tabla. Muchas cosas me llenan la cabeza, pero sobre todo hay que pisar firmes y hay que enfrentar la ola, la ola de la incertidumbre de nuevo, de la culpa, si es que la hubiera por lo dejado de hacer, la ola de los bonitos recuerdos, de un año, casi ya, increible.

Me duele la barriga. Suena blues de fondo. Se acaba mi lunes con madrugada de martes. El cielo está claro. Son dias largos, entre el cielo azul y el verde del pasto.

sábado, 28 de mayo de 2011

Y ¿Tu qué haces?

Encontrar una respuesta, que no es honesta pero tampoco es tonta. Y menos fingida. Y, ¿tu qué haces? O mas bien, dejar de preguntarla. Para ver si no me la preguntan a mi. O peor, ¿tu quien eres?

¿Qué quien soy yo? Pues la verdad no me lo he preguntado. No soy sin duda lo que hago ahora, pero tampoco lo que hacía antes. Ni artista, ni productora. Soy solo yo. Pero yo es usted también.

Dicen por ahi y me lo recordaron con cariño que es gente muy interesante, y de las mejores personas, las que a los 22 ni a los 40 sabían muy bien que querían de la vida. No porque no sepan en ningun momento, pero tal vez, porque no tienen una etiqueta. Y tampoco una responsabilidad práctica con un concepto escrito.

Sin embargo, la pregunta de que estoy haciendo aqui, tiene que tener una respuesta diferente. De nuevo, ni muy fingida, ni muy tonta. Ni honesta. Porque la honestidad es mirar al horizonte y empezar a caminar, sin preguntas ni respuestas. Solo caminando.

Pero claro, la gente siempre quiere respuestas. A ver que se me ocurre.