Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

viernes, 11 de noviembre de 2011

Este mundo, como lo estamos construyendo se va a ir a la mierda. Mientras tanto, disfrutémoslo.


Si, son dias del individuo re-socializado. Entretenimiento personalizado, pero conectado entre unos y otros. Ahora los que producimos entretenimiento, pensamos en como innovar. E innovar hoy significa ir a los gustos de cada individuo. Si. Los programadores, quienes son los nerds mas sexys y ricos de nuestra generaciones, se pasan los dias frente a pantallas haciendo las estructuras de programas y productos que se adapten a los gustos de cada usuario y consumidor. Ya no se trata de un sabor universal como la Coca Cola que se distribuya por el mundo entero sino de un solo concepto adaptado a miles de usuarios.

Aceptémoslo, estamos cerca de los mundos utópicos que la ciencia ficción predijo hace decádas. Mundos ademas apocalípticos, donde el humano se acerca a la máquina o donde la máquina gobierna nuestros gustos y nuestro hacer, y aunque este apocalipsis no ha llegado y aunque yo quisiera creer que toda la revolución digital va a cambiar el mundo, en el fondo, mi lado pesismista está convencido que no vamos para ninguna parte. Miren, Europa (que se supone que es el “modelo”)  está en crisis. Parece que el dinero desde hace años ya no está sino en la ilusión de una nube económica que no está respaldada por monedas reales, así sus estados de bienestar son una ilusión que deja a Latinoamerica y demás países sin rumbo. (Por eso digo, Latinoamerica despierta! hay que tener listo un propio modelo y camino) Aunque nos indignemos muchísimo, aunque organicemos marchas mundiales y locales y se nos paren los pelos mientras las vemos en nuestro ordenador personal, no se cuando las cosas vayan a cambiar de verdad. De hecho, ¿cuando han cambiado en favor de la mayoría?

Porque si, también soy escéptica. Esta revolución digital es también un arma de doble filo. No se trata de hacer elecciones y campañas por twitter. O que el mundo entero vea que en cada país, no importa que tanta calidad de vida tenga o no, como se  protesta por la lucha de los derechos básicos de la mayoria, la salud, la educación, hasta la vida. Se protesta, con y sin violencia. Se alza la voz y se marcha diciendo ¡No mas! Han caído regímenes, para que se inicien otros seguro, caen reformas, para que otras se impongan, se detienen licencias para construir hoteles o para explotar minas para que por otro lado y mientras aquí estamos viendo las pantallas que nos bombardena a punta de Retweets y correos masivos esa información una y otra vez, se den otras licencias y otros negocios turbios se esten desarrollando, puras cortinas de humo.

En un país o una sociedad que no me ha dado nada, porque es mi familia y yo somos quienes hemos contruido lo poco o mucho que se tiene, es decir, una historia llena de afectos, recuerdos y buenos amigos,  los malos, que hoy es sobre todo esos que tienen el dinero por encima del pueblo y los derechos particulares sobre los públicos y comunes, encontrarán la manera de hacer de esa revolución, un arma contra nosotros.

Pienso inmediatamente en las historias que no vemos al usar masivamente todas las nuevos medios. Compramos nuevos aparatos una y otra vez sin pensar en los hombres que mueren en minas por allá en Africa, o mas bien cerca de nosotros en las tierras del Chocó por el tráfico del Coltan o los ríos envenenados por la minería. En lo ricos que se vuelven los accionistas y dueños de las corporaciones como Google o Facebook incluso Apple a punta de nuestros clicks y nuestra información vendida como herramientas de marketing para que nos sigan vendiendo cosas y mas cosas y mas cosas.

¿Que va a pasar cuando toda nuestra información se pierda, y no podamos recuperarla? La pregunta retorica ya, ¿si no sabemos donde está internet, donde estará entonces nuestra información?

Mientras tanto, muchas cosas bonitísimas pasan. Menos mal la vida es corta, y limitada. No me gustaría vivir muchos años para perder la esperanza que se vive por estos días, de cyberataques a las grandes y malditas corporaciones, de estudiantes indignados, de elecciones donde el voto en blanco gana sobre las trampas de los mismos políticos que se han quedado con nuestro dinero y dignidades. Donde tenemos comunidades en linea para re-encontrarnos, mirarnos, conversar y discutir. De verdades develadas y “transparencia” en la informacion.

Como todavía creo en eso, a pesar de mi pesismismo interno, lo que hay que hacer ahora es disfrutar.  (Porque si, todo evntualmente se irá a la mierda)

(Los links son lógicos, ninguna novedad)

jueves, 10 de noviembre de 2011

American splendor y las últimas noticias


Han pasado muchas cosas en las últimas semanas (Y qué importa). Y acabo de ver American Splendor. Voy a ser vulgar y decir como cualquier ciudadano de a pie, que American Splendor es una gran peli. Yo no soy fan de los comics, debo decirlo pero a cualquiera que haya vivido los últimos 30 años en este mundo moderno de ciudades llanas y aburridas, o peligrosas y ausentes de superhéroes, o que haya visto televisión en la infancia, tiene que gustar de la peli. Y no voy a hacer análisis pendejos, como los que estoy aprendiendo en algunas de las clases a las que estoy yendo, si, varias de las tantas cosas que ahora ocupan mis tardes y algunas mañanas: “Serie y género”, “Literatura fantástica”, “Teoría de la novela”, “Storytelling”, “Introducción al teatro”. No, bajo ninguno de estos títulos académicos hablaría yo de American Splendor. Si puedo decir, y ni más faltaba, que tiene unos gráficos preciosos, y que las “estrategias” (lease, ya uso el lenguaje técnico) de narración son geniales. Me hubiera gustado verla hace un tiempo para copiarla vilmente y ahora que la vi, por favor le pido el favor a usted que me lee, si le interesa el asunto de contar historias, por favor, vea esta peli. Se podría ver una y mil veces y encontrar y descubrir cada truco, obvio o misterioso del arte de contar historias. Pero lo más importante de la historia es sin duda, no la técnica, sino el mismo asunto de contar historias. Harvey, un perdedor, como cualquier otro, como usted o como yo. Perdedores todos que nos esforzamos por contar el día a día. Lo cotidiano, “Ordinary life is too complex stuff”. Lo absurdo de la vida real. Lo absurdo de olvidar las llaves, como yo las he olvidado y usted también alguna vez. Lo típico. De lo que Murphy se ríe día a día. Lo que usted y yo maldecimos, lo que su novi@ le maldice. Lo que odia de su jefe. Lo que odia de su mejor amigo. Lo tonto de su mejor amigo. La lógica del ciudadano de a pie: “porque toca, toca!”. Un perdedor que cuenta su vida en Comic. Genial!


El comic. Yo no se nada de comic, ni de cine. Ni de nada, asi mi compañera de piso me crea cuanta bobada le digo. No se ni de literatura, ni se alemán aun. Tampoco se de vender zapatos y ahora los vendo en alemán a turistas rusos. La verdad, no se necesitan muchas habilidades para eso de poner los zapatos en orden y limpiar las mesas y las vitrinas. Poca mas bien. (Aunque debo aprender de memoria, que no tengo, el vocabulario: Absatz, Ballerina, Stiefeln und noch andere wörter, daran ich nicht mehr erinnern kann) Me mantiene ocupada, la cabeza, la loca de la casa en cualquier cosa, asi como cuando nado y me concentro en las burbujitas que salen en el agua cada vez que mis brazos se sumerjen y en los brillos de sol a través del agua golpeando los cuerpos de los nadadores ágiles que sobrepasan en belleza y rapidez.

En las noches, como no tengo internet en casa desde hace tres meses, veo una peli, o me fumo un cigarro, o echo chisme en la cocina. A veces hago una de las tareas que me dejan del curso de alemán, curso al que aun asisto hasta que haga el famoso examen, otras veces, leo tres párrafos en alemán, antes de pensar en cuanta bobada se me ocurra y mis ideas estén bien lejos, no solo de lo que leo, sino de mi habitación que se debate entre una calefacción de clima tropical o un congelador gigante.

A veces aun, escribo. Tengo como tres cuadernos para escribir, pero la verdad y tristemente, me gusta mas en este pc grande y pesado, que calienta y suena como una turbina de jet. Los cuadernos me acompañan a todas partes sin embargo, por si hay urgencia de escribir en cualquier lugar. Al computador por su parte aun le falta la letra Backspace. Tengo el repuesto para reemplazarla pero como no tengo internet, me han faltado agallas para ponerla a punta de sentido común.

La conclusión de vivir sin internet es que se hacen otras cosas mas interesantes en las noches de soledad. Es cierto que no estar conectada es la excusa perfecta para dejar de hacer cuanta cosa en internet se hace más fácil, entre ellas, mantener contacto con la gente del otro lado del océano. Pero es la excusa perfecta también para leer los libros aun no leídos, dibujar cualquier garabato, pensar una y otra vez, dormir, cocinar las recetas del invierno, escuchar atentamente a las canciones que me gustan. Me ayuda a tener mi cabeza y mi corazón conmigo, asi la verdad y en el fondo, yo ande dejando ambos en cualquier parte y con cualquier otro.

Eso de construir una vida de adulto lo lleva a uno siempre al asunto de la soledad. Cómo construir un mundo donde uno sea suficiente. Y nada, ni nadie mas lo sea. Entonces uno se pone a llenar los minutos de cosas, y cosas, y cosas. Actividades para uno. Uno para las actividades.

Pues si, ando construyendo una vida, de pronto temporal, pero quien sabe, hoy es eterno sin pensar en el ayer o en lo de mañana. Una vida, como decía, de pronto muy lejos de todo lo que aun está lejano. Quien sabe a dónde me llevarán estas olas. Por lo pronto, esa isla se ve lejana. Y lo que alguna vez fui y quise, también están lejanos. Se ven manchas y la niebla del horizonte las hace fundirse en el infinito. De pronto me veo las manos. Están conmigo y siento el corazón dentro de mi pecho. Que duelen ambos. Pero por lo menos los siento.  

sábado, 5 de noviembre de 2011

Un cigarrillo que se apaga


Ella apaga su cigarillo. Le gusta fumar hasta el final, casi hasta que sus labios se quemen y sus dedos sientan el calor del fuego. Nunca le hace bien. ¿A quien le hace bien fumarse un cigarrillo? Probablemente a nadie. Pero ella no lo deja. Siempre un cigarrillo en la noche, mientras cruza sus piernas, enciende el fuego y aspira hacia adentro lo que dicen que es un veneno, y no es que ella esté en desacuerdo. Mira a la nada. Es la hora de la nada. Casi que como un examen de conciencia, mirando por la ventana o la pared desnuda al frente. Aun con la ventana abierta y a pesar del invierno que se aproxima, con el ruido de la calle, una calle principal pero solitaria por donde solo caminan los locos y los muecos. Y uno que otro carro que no planea quedarse ni parar por ahí. Aspira una y otra vez, esperando que sea el último cigarro, pensando... Pensando en la nada. O en todo. Que es lo mismo. A veces le gusta mirar entre las sombras de la ventana y su paisaje y volver a dibujar los contornos que la luz del día deja ver, imaginar cuantas ramas tiene el árbol y los perfiles del edificio del frente. Incluso imaginar la vida de los que no viven en los apartamentos de abajo, que están vacíos, como estuvo el suyo, alguna vez. Imaginar los que alguna vez vivieron ahi, donde ahora se fuma un cigarrillo.

Imaginar lo ausente, desear lo que no tiene. Una vida mirando atrás y adelante, pero no en donde sus pies están parados. Otra bocanada de humos sale por su boca. El humo, que ahora mientras se queda quieta como escuchando el silencio, va hacia arriba, como una linea ascendiendo, irremediable. Por jugar y con la otra mano, espanta el humo, como quien espanta los fantasmas y las telerañas. De la memoria. Por qué fuma a pesar de sentir el pecho pesado y el corazòn descuadrado con los ritmos en otros tiempos.

Siente culpa. Pero aspira de nuevo y observa el fuego que consume la linea incandescente del papel. Le gusta enrollar los cigarros asi sufran de anorexia o deformaciones producto de la torpeza aun con el asunto. La verdad no es una fumadora empernida ni una experta en el arte de pegar un cigarro. Solo fuma cuando los fantasmas se acercan y como con el humo hay que espantarlos.

Se acaba el cigarro y entonces lo apaga sobre el borde de la ventana. Al frente, una luz naranja en un apartamento. Detrás suyo en su cama solo hay soledad y lágrimas secas de noches frías. En esa ventana seguro hay caricias y sonrisas, también seguro gritos y acusaciones, porque no hay pareja moderna que no pelee como si fuera el fin del mundo por cualquier tontería cotidiana.

En su cama, o bueno, no en su cama, sino en la cama que estuvo alguna vez en el lugar de su cama, alguna vez hubo también soledades o a su pesar, trifulcas mañaneras llenas de sonrisas y besos.

Ahora quiere ir dentro de sus cobijas y apretar las piernas y mirar el techo alto que no dice nada, como nunca le dijo a nadie mas que lo haya mirada alguna vez. A veces piensa en el piso de encima en el que solo viven termitas y recuerdos que nadie recuerda.

Ella, la soledad y un cigarro. Ella y su sombra que ha regresado, un día cualquiera la descubrió en el baño, regresando mientras sus ojos buscaban la claridad de la luz amarilla que tanto odia mientras sus pies descalzos tocaban las baldosas frías y sus pezones despertaban por el frio entrando entre su pijama. Ahi la vió, la sombra, sin humo, clara y firme de nuevo a su lado y entonces sonrió y le dio la bienvenida, aunque arisca aun la sombra apenas se dejó tocar.

Y de nuevo la colilla ahi muerta en el bordito de la ventana. Y sus cobijas que no calientan sus pies frios ni su entrepierna sola. La colilla sola aguantando frio. Ella sola, esperando que el frio no la mate por la vulnerable soledad. Colilla y ella. Ella y la soledad.

Pero su sombra ha regresado. Regresa, de nuevo pensando en el último humo que salió por su boca como el último fantasma de lo ausente. Regresa y entonces aunque extrañe tanto, ya no es ella misma extraña.

Sola, pero menos sola.