Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

sábado, 8 de noviembre de 2008

Cronicas marcianas

El futuro en 1950. El futuro del año 2000 con magnetófonos y teléfonos fijos, cohetes y bombas atómicas. Marte 1999. Marte 2026 y el hombre se ha autodestruido, ha acabado con los marcianos y con su propia raza. Ha acabado con la tierra. Las guerras atómicas han dejado a la tierra como un planeta muerto y solitario en la galaxia. Solo Marte tiene unos tantos humanos, los marcianos, los pocos que quedaron huyeron por el universo lejos de esta raza destructora.

Ficción, un poco. Cerca de estas realidades y momentos apocalípticos, donde a veces parece que el sistema y las guerras, nos deshumanizan y solo somos hombres maquinas de ese futuro que Bradbury alucinó hace 60 años. Por suerte todavía quedan esperanzas. Obama, la Minga, la cabeza de uno... Mi cabeza.

He pesando todo el tiempo en esta crisis, en este sistema que se acaba, que anda agotándose, donde los salarios no son justos, si dejas de consumir, el sistema cae, pero de donde consumes si n hay empleo, y luego la guerra, y luego la muerte, y el pánico absoluto y el deseo de sentirnos seguros porque las calles son peligrosas y todo resulta sospechoso siempre. Donde en la red y el Internet nos abren las fronteras, pero físicamente estamos atrapados, ahogados, enredados. Marte no queda tan lejos de estas tierras, somos marcianos en este planeta verde y azul que algún día fue. Lo estamos destruyendo, en 150 años de industria, nos estamos matando, entre hermanos nos odiamos, competimos absurdamente por sobrevivir a costa de todos y de todo.

Si Obama no resulta la esperanza, aquí las cosas se terminan de joder.

"Tenían miedo de la palabra política, que entre los elementos mas reaccionarios acabó por ser sinónimo de comunismo, de modo que pronunciar esa palabra podía costarle a uno la vida. Y apretando un tornillo aquí y una tuerca alla, presionando, sacudiendo, tironeando, el arte y la literatura fueron muy pronto como una gran pasta de caramelo, retorcida y aplastada, sin consistencia ni sabor. Poco después las cámaras cinematográficas se detuvieron, los teatros quedaron a oscuras, y de las imprentas que antes inundaban el mundo con un Niagara de material de lectura, broto una lectura de materia inofensiva e insípida.-.... El hombre, decían, ha de afrontar la realidad. ¡ha de afrontar el aquí y el ahora! Todo lo demás tiene que desaparecer. ¡Las hermosas mentiras literarias, las ilusiones de la fantasía, han de ser derribadas en pleno vuelo! ... Y quemaron los castillos de papel y los sapos encantados y a los viejos reyes, y a todos los que fueron eternamente felices, pues estaba demostrado que nadie fue eternamente feliz, y el había -una vez- se convirtió en -no hay más-." Ray bradbury - Crónicas marcianas

Lo único que queda es resistir, y construir desde la conciencia.

2 comentarios:

X. dijo...

Me parece triste que la descripción que hace Bradbury en ese párrafo que parafraseás, se aplique de igual manera para los dos sistemas, obsoletos ya, que son capitalismo y comunismo. Me atrevo a decir, por impresiones que me dejan los libros de Milan Kundera que he leído, que todo fue mucho peor en la Europa Central y Oriental, donde el estado daba las bases del arte (un realismo social, que no podía exaltar el individualismo). Nada más repugnante...
Saludos.

Ana Maria Vallejo dijo...

Creo que la sociedad que ha construido la humanidad en su conjunto debe buscar replantaerse. Los sistemas para ordenar lo caoticos que somos no son perfectos y nunca lo serán. Pero ese bomba atomica y ese hombre marciano solitario, de Bradbury, es una triste solucion a un caos que los sistemas no han podido ordenar. Hay una parte muy bonita en los primeros capitulos cuando uno de los primeros hombres en marte describe lo que fueron los marcianos: esa raza que habita un lugar en plena sincronia con el el territorio y los demás, llenos de sabiduría. Una promesa para un hombre que desde hace siglos no ha podido comportarse ni cerca a ese ideal. Volver a lo natural, probablemente algo tendra que pasar para volver a lo básico.