Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

miércoles, 14 de octubre de 2009

Aprender otro idioma


Miranda es una bebé de 4 meses. Miranda mira con curiosidad el mundo y a esas personas adultas que le dicen cosas en idiomas no conocidos, caras, gestos y ella en su inocencia sonríe y hace voces inenteligibles. Me pregunto cual será el idioma de los bebés, o la frase típica de tía, qué soñaran. Y pensé mientras mi mamá le hacía pucheros mas tontos que los del mismo bebé para que le diera ese ataque de felicidad inexplicable, cómo será aprender el idioma. (Muchos estudios habrán y aunque la pregunta es retorica...) Después de la retahíla (de mi mamá) Miranda ya estaba entretenida en el sonajero que colgaba al frente suyo (o sea, no puso ni cinco de atención). Probablemente cuando aprenda a decir Mamá, y distinga su nombre entre todas las voces alrededor, le pasará como a mi aprendiendo alemán, que pierde(o) el hilo, y le (me) toca volver a empezar de nuevo.

La diferencia es que ella no tiene otro idioma de referencia.

Aprender un segundo idioma.

Cuando en 4to grado la profesora de Inglés mostraba las cartas con muñecos de palitos patinando, comiendo, corriendo, jugando, leyendo, y yo no podía decir cada verbo con fluidez recuerdo la determinación de aprender el inglés a como de lugar. Y si, cogía el diccionario y buscaba palabras y pasaba horas enteras viendo peliculas en HBO con closecaption (cuando no había canales para Latinoamerica y todavía había parabólica) y un día, como por arte de magia, (eso digo yo hoy que no recuerdo mas) me oí a mi misma hablar conmigo misma en inglés.

Claro, mucha agua faltaba para que corriera debajo del puente, examenes Michigan, clases particulares, libros de cuentos en inglés, niveles avanzados e intensivos en el colegio de cuasimonjas y no bilingue, un año estudiando con materias en inglés (en la brillante carrera de Negocios Internacionales), 3 años de ignorarlo completamente, ver más televisión (que luego no digan que la TV no enseña nada), tener ipod para escuchar bien y poner atención a las canciones a ver que era lo que decían, para hoy finalmente tener un nivel admisible de inglés.

Y claro, yo puedo preguntar en los hoteles con pronunciacion aceptable, ¿Puedo cambiar de habitación? O, ¿Me podría dar una almohada extra? O ¿Me da un descuentico?

Y como el inglés me aburrió, se me ocurrió hablar otro idioma. Primero fue el italiano, pero un profesor del segundo nivel me destrozo el sueño cuando daba clases de 4 horas sin prepararlas. Yo la verdad no tenía tiempo para perderlo con un señor cara de gordo de Jurassic Park.

Y el tiempo pasó. Y apareció el Alemán. Lo malo de Alemania, decía yo, era no saber Alemán. Que dificil. Y llegué y me inscribí en un curso en EAFIT. También tratando de compensar la salida de la universidad y sentirme terriblemente aislada, de no tener una institucion que me respaldara (puro pánico escénico).

Y en las clases me daba dolor de cabeza. Y casi que no descubro la DWTV en mi cable y perdí examenes y pasé cursos que no debí haber pasado y entonces al único profesor que le aprendí un poquito decidí pedirle clases particulares: a ese ritmo de estudiante tonta que quiere pero no quiere aprender, no me iba a rendir.

Llevó dos años aprendiendo Alemán. Y el proceso mas que dificil ha sido lento por la falta de disciplina y además es que el Alemán si es dificil (en serio, no me quiero imaginar los que se ponen en la tarea del ruso, o del japonés). Palabras insospechadas aparecen en cada clase y que decir cuando leo algún texto. Normas para cuando no debe haber normas, normas para lo innormable.

Es que tengo poca paciencia para no saber y ser ignorante. Y por eso me desespero y me rindo, a veces. Otras me obsesiono un poco y a veces mucho.

Lo que quiero decir, es que nada como la lengua madre. Esa que Miranda esta aprendiendo a punta de pucheros, esa donde yo puedo decir facilmente a unos Alemanes que no entienden mi escaso alemán ni mi fluido español, “Es que en esta ciudad, entra la pobreza y la violencia, entre las casas de material, las escaleras y los callejones, en estos barrios hay cosas mas bonitas y gente mas honesta y mas real, que en cualquier lugar del mundo”

No eso, eso no lo puedo decir en Alemán mientras paseo en el metro cable y miro hacia abajo y con tono reflexivo lo diría.

No todavía.

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