La garganta duele algo. Es el viento frio y mi temperatura en el cuerpo que baja a pesar de querer estar tibia.
Hoy me dormi bajo el sol mediocre, que calentó los huesos como una sábana calientica. Y también el corazón. Porque a veces siento que rompí el hechizo, que estoy rota, que el espejo no deja ver bien el horizonte y tampoco la retrospectiva.
Corazones arrugados, silencios mas silenciosos. Seguiré buscandome porque no me he encontrado del todo, porque hay anitas olvidadas, perdidas en algun lugar del camino.
Suena un tango, está tarde. Aprendo por estos dias a estar plantada como un girasol, y mirar las ideas de lado, y hoy escribi otra vez en la libreta, y volvi a caminar en silencio, y me bajé de un bus porque estaba lleno, y me tomé un te de frutos rojos sola con un pastel de amapola, para endulzar el dia, y el cielo tenia un tul por encima, y no hacía mucho frio, pero estaba con la cabeza gacha, pensando y recordando, porque piso estas tierras y me sonrío a veces a pesar de mirar el suelo y ni pisar la mierda, y levanto la mirada para cruzar la calle, y me cuido de las bicis, y quiero llegar a casa, pero a donde si la casa soy yo.
Una casa andante, a veces con mas peso, como hoy.
Un poco triste, pero no demasiado.
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