Desde Goetheplatz
tomamos la Schwanseestrasse, la calle del lago de los cisnes. Decimos adiós
mientras pasamos por la piscina, porque no hay cisnes y yo tomo a la izquierda
la Washingtonstrasse. La Washingtonstrasse con una pequeña subida y que se lee
con V y no con W, me gusta en las noches porque siempre está sola. Además por
que por esa misma calle llegué caminando la primera vez que llegué sola a
Weimar, porque ya era el día de quedarme, dejar Berlín y empezar una vida en
esta ciudad. No tenía muchas expectativas. Estaba más bien resignada cumpliendo
los planes trazados. No sabía que esperar, no sabía que iba a pasar al
siguiente día. Esa noche caminé desde la estación, tenía la mochila muy pesada
y tomé la Washingtonstrasse siguiendo la recomendación de Googlemaps como
camino mas corto para llegar a mi casa. Entonces cada vez que paso por ahí me
acuerdo de esa noche, por la oscurasola noche de esta ciudad. Entonces estaba
hoy en mi bici, y le dije adiós y pedaleé con ganas para subir por la Washingtonstrasse,
y entonces sentir el vientecito frío mientras mis piernas tiemblan del esfuerzo
y digo para mi misma, tengo que hacer mas deporte, pero sigo, pedaleando, y es
ahi cuando pasa, siempre que paso por la Washington strasse, que después de
subir siento el olor, de los recién bañados, de vapor del baño de los que toman
el baño en la noche, el olor de shampoo que inunda la noche, la luz de las lámparas,
el viento hasta mi nariz.
Cierro los ojos. Y ahí me quedo un
segundito, en la mitad de la noche, en la mitad de la calle... tan afuera, tan
adentro de cualquier piso de cualquier vecino de la Washingtonstrasse.
Entonces sigo
despacio, porque aunque ya voy a llegar a casa, me gusta ir por la Washingtonstrasse
cuando huele a baño caliente, noches húmedas, calor de hogar, final de un largo
día. Luego llego a la
Erfurter Strasse. Justo en la esquina es mi casa. Miro al último piso para
sospechar quien hay en casa, ya no huele al recién bañado, ya quiero llegar a
casa. Me apuro. Siento de nuevo el frío, las piernas cansadas, el sudor por mi
espalda. Ya quiero llegar a casa.
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