Puede que sea pereza, falta de
tiempo. Ligereza nocturna la que no me ha dejado sentarme con calma
en estas noches a escribir. Tal vez es que aqui recibo mucha
información, tanta que olvido rápidamente, como cuando una ola tras
otra arrasa con las formas de la arena, una y otra vez. Tal vez sera,
que ahora en medio de una habitación llena de recuerdos, una casa
llena de nostalgias, una ciudad que me afecta tanto, ni se muy bien
que de todo lo que pasa por mi cabeza debería escribir, debería
permanecer, no debería olvidar.
Es que estos días rápidos de
visitas, permanencias temporales, re-conexiones interrumpidas
nuevamente deberían ser olvidados nuevamente algún día. ¿Eso
pasará apenas me vaya de este continente y pise de nuevo ese donde
yo ya tengo otra vida? También es que en medio de las nostalgias me
ha dado por leer los cuadernos viejos, donde están escritos mis
días, mis ideas, donde reposa mi cabeza desde hace tanto tiempo.
Lugares donde mis palabras se derramaban como un asunto obsesivo,
como una huída a la soledad tan absurda de la que sufrí, tal
parece, tanto tiempo. De pronto, me pregunté para que escribir
tantas historias, tantas ideas tan íntimas que nunca saldrán de
esos cuadernos, que son una historia anónima, fragmentada, sin hilo
conductor mas que mi memoria, y que apenas yo muera, me vaya, sera
ultrajada, olvidada, quemada, violentada por ojos curiosos, recuerdos
prejuiciosos, o peor aun, se quedaran en silencio como quisiera que
se quedaran, pero tal vez traicionando la esencia misma de escribir:
construir una memoria, una historia para ser contada.
Entonces para qué escribir esta
historia, si nadie o mas bien unos pocos van a leerla, para que
seguir escribiendo mi historia sin los suficientes detalles mas que
estos pensamientos adolescentes cuando soy una mujer casi llegando a
los treinta. Eso de llevar un diario se me va volviendo un muro de
lamentaciones, deseos incumplidos, inalcanzables y sueños olvidados.
Para qué escribir esta historia mal contada sin siquiera atreverme a
contar más historias, historias reales mas allá de mi cabeza.
Pero escribir parece ser una
necesidad ya no tan obsesiva pero si tan paliativa. Pareciera que
sentir el papel debajo de la tinta a través de mis dedos, las teclas
sonando al ritmo de la chicharra o del silencio de la calle, fueran
los tratamientos precisos contra este mismo mal solitario de rumiar
las mismas ideas en mi cabeza, como un perro comiéndose la cola y
cerrando círculos que obstaculizan la visión. La cabeza se hace un
nudo y es solo en este preciso momento en el que hay una lucidez, un
descanso. Entonces el nudo se deshace y va cayendo lentamente sobre
la hoja en blanco. Hasta que la cabeza no se siente constipada, la
respiración se normaliza, la soledad de nuevo, se siente a gusto.
Tal vez sea este ejercicio uno de
los pocos que en medio de deshilar las ideas, me permite estar en
presencia total de lo que hago. De alguna manera, como un acto de
contrición, escribir se vuelve una meditación, sobre mi misma,
sobre esa sensación terrible que agita el corazón haciéndolo latir
mas rápido y a un ritmo desacostumbrado.
Pero escribir sobre lo que pasa, esa
tristeza infinita de no ser capaz de nombrar lo innombrable, de
sentir que esa vida que tuve toda la vida, se va deshaciendo, se ha
vuelto un espejismo nostálgico que se desvanece al perseguirlo. Ya
nada es como era, sin duda, no lo sera después. La vida la he
partido en dos mitades que hoy parecieran irreconciliables y que al
pensarlo así, siento ese peso de lo radical de este juicio. Nada tan
temporal como este sentimiento, pero tan certero y real dentro de mi
cabeza. Vuelvo a sentir miedo de hacerme una exiliada mas, vuelvo a
sentir miedo de mis pensamientos que como látigos me castigan en
prisiones invisibles. Es como si quisiera atrapar agua en las manos,
pero todo el tiempo cae entre los dedos y nada, pero nada pareciera
permanecer. Todo va cayendo y allá abajo, no somos, son solo
personajes solitarios tratando de agarrarlo todo pero perdiendo casi
todo como un cedazo roto y viejo.
La alegría consiste solamente en
esos pequeños momentos en los que pareciera que la caída se
detuviera porque la presión del agua ha disminuido y solo queda
entre las arrugas de las manos, unas pocas gotas que pronto serán
tantas que harán parte igual de ese olvido en caída libre.
¿Nadie acaso siente esa soledad
extrema? De vernos tan cerca pero luchando tan solos por esas ideas,
por salvar nuestro propio pellejo, por vivir una vida, cualquier
vida, la que escogimos o nos tocó, en medio de las pequeñas
tragedias cotidianas, mentales, inundadas, otra vez por esa agua
solitaria que humedece todo?
Dicen que escribo cosas muy tristes.
Tal vez es que es el remedio a la tristeza. Ir dejándola palabra a
palabra porque ellas, las letras no responden ni con gritos ni con
desdén. Se dejan del gris y la humedad de las lágrimas no lloradas,
ahogadas en medio del agite diario, de la frase interna, de ser
fuerte a como de lugar.
Esa obsesión porque la vida no
cambie, y tratar de detener su fluir.
No, no.
Seamos siempre
niños en el patio de la casa con el sol de la mañana, seamos
abrazos de oso antes de ir a dormir, sonrisas por un dulcecito al
día, seamos siempre idealistas radicales, jóvenes con ganas de
comernos el mundo, seamos hippies llenos de flores volando entre
nubes, que no pasen las tardes de buscar figuras entre las nubes. Que
no se acaben los caminos entre el bosque, que los rayos de sol que
caen sobre el rio no cambien, no cambien.
Pero la luz cambia, las nubes se
van, ya no hay tantos te quiero, ni as sonrisas permanecen siempre.
No hay príncipes azules, ni hippies que no se vean decadentes. Los
caminos se acaban porque no hay casi bosques, y las películas no
tienes finales felices.
Ya nada es como antes, porque antes
tampoco fue mejor.
5 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=hvRrnbixgTw
Já esta me hizo acordar de vos.
me ha gustado mucho tu escrito, sigue escribiendo siempre sin importar el clima ;)
http://braillecontebori.blogspot.com no nos abandones.
Tres años despues de haberse escrito, me encanta leerte de nuevo, me deleito en tus palabras, que representan muchas veces como me siento, y eso que no puedo expresar, lo hacen tus palabras, hermosas combinaciones de letras que son capaces de describir un estado de animo...
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