Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

viernes, 7 de septiembre de 2007

Esa cosa, la torre Eiffel

Y voy por la otra. París. Paris es como uno la ve en las películas, en Amelie y la de parís te amo y quien sabe cuántas millones más. Paris es así, gris y frío. Pero no es un frio (ese que me toco a mí, el del verano) real… es un frio que llega de tus ojos hasta los huesos, tan templado que te destiempla… y a pesar de eso, parís es como uno la ve en las películas. Paris como todo tiene mil facetas. Y la faceta turística es como uno la vería en las vegas o Disney… (para eso Disney se fue a París) Paris es la ciudad de los libros, de la imaginación y de la cultura. O sea, todo lo que te puedes imaginar de parís (por los libros) es así, o por lo menos, uno inspirado en los libros la ve así. Y la cultura… como tantos pies famosos han pisado parís, ahí dejan siempre su legado. Por donde camines en parís, te hace zancadilla un museo, o una galería… también un cinema o una librería (que obsesión.. puedo decir que conocí unas ciudades de Europa y cada una de sus librerías.. obsesión). En parís hay mas silencio, y eso que dicen (las guias de viaje… que risa, no han visto la oriental en Medellín) que los campos elíseos (si los famosos y gloriosos de napoleón) son muy y demasiado ruidosos.
Pues no… parís es silenciosa, así recuerdo a parís. Un ruido grave, casi llegando al susurro, y así ve uno a los parisienses en los metros, cabisbajos, con el ceño fruncido, y cierto, sin mirar a nadie a los ojos. Ah pero lo que les iba a contar es de la torre Eiffel. Pues me levante temprano para ir a la torre. Sola. Revise la ruta en el mapa y en la guía (guía que boté un par de días después en un banquito en el que me amarraba los zapatos) y todo estaba listo. Tenía planeado también ir a un millón de partes. Todo en un mismo día y claro caminando porque, cómo me perdía del los paisajes en un metro (jua que ilusión). Apenas me bajé de la estación, me detuve un momento en la acera (hasta las aceras son monumentales… ya las recuerdo amplias) y un viejito amablemente me pregunta en ingles (era francés, no sé porque dicen que los franceses son antipáticos) que a donde voy. Le digo inocentemente que a la torre Eiffel y me señala un parque allí adelante. Unos cuantos metros sobre la derecha, allí en ese parque al final esta la torre. Yo nerviosa. Me comía los dedos, nerviosa por ver a la torre. Y tímidamente llegue, hasta allí, y me asome como quien no quiere a ver la torre. Es que nunca me puse a pensar en serio las dimensiones de esa cosa. Me tomó una hora el solo verla desde abajo. Y una hora en hacer la fila para subir y casi dos horas en no terminar de subirla y lograr bajar de nuevo.(no es por las dimensiones, es por las emociones) Entre la emoción (es que les digo pues, que que chimba) y el silencio, tomé la decisión de subir caminando (la torre tiene tres pisos, la base es como del tamaña del parque de bolivar o mas grande… ya se imaginaran lo grande que puede ser o sea debajo puede haber millones de cosas ) (es que también les tengo que decir, que la torre Eiffel es vigilada por los soldados franceses) hasta el segundo piso. Pero me dio mucho susto y solo fui capaz de subir hasta el primer piso, empezó a llover y volver a bajar fue casi una tortura. El miedo a las alturas. Lo único que les puedo decir es que cuando vayan hasta la torre Eiffel paguen el ascensor y suban por mí. La vista desde el primero es preciosa (solo a los ojos, las cámaras no logran obtener la preciosidad). En el último, la locura.

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