En agosto de 2002 tomé una decisión. Una que cambió mi vida, por supuesto, como las grandes desiciones, que pocas son, porque a veces pareciera que uno fuera yendo por la vida, acomodándose y la verdad, en contravia al salmón. Pero esta vez, el salmón me tomo de su aleta y nade con el.
Hoy 5 años y medio, después pasa algo que supongo y creo que es importante, porque lo siento, pero que solo parece un cliché mas de la vida, como unos 15 o como los 18 o como quizás sean los 30, de pronto el matrimonio y menos mal uno no esta, para el día en que se muera, porque o sino sería lo mismo.
Terminar una etapa, como esta la de la universidad a muchos les da una tremenda alegría. Yo supongo que levantarme por el cartón de la Universidad Nacional de Colombia, me debe dar un poco de alegría, y sospecho que una lágrima o en el mejor de los casos, risa nerviosa. Sin embargo, lo único que siento hoy, la noche antes es un poco de rabia y por tal razón un poco de tristeza.
Y no es la tusa de la salida de la u… esa la pase hace un par de meses y creo estar saliendo viva. Sino, la tristeza de la ausencia, la de un sueño compartido, la de un camino recorrido, sin una mirada, sin una compañía, sin la compañía del que al final es el mejor pana de uno (así al final es eso, resistir en una profesión aunque sea solo académica, y en la vida uno se dedique a millones de cosas menos a eso…) ese que se me fuera, una mañana de un 12 de febrero, ese que me dejo tanta cosas bonitas, que me enseño a ver la vida, a vivirla con la berraquera, pero el mismo que sin que me diera cuenta me dejo, sin haberle aprendido tantas otras. Su recuerdo, esta presente, su ausencia latente y por supuesto, la tristeza en mi corazón siempre.
Así es mi tristeza.
Uno pudiera agradecer muchas cosas… mirar hacia atrás y darse cuenta que el tiempo pasa y mal que bien uno hace las cosas, que ahí va a quedar enmarcado el cartón de la mejor universidad de Colombia (así lo sostengo) porque es la que me dio a mi oportunidades que no hubiera tenido en otra parte. La misma que me hizo entender muchas cosas del mundo, de la gente, del país. Igual pasaron 5 años que dejan muchas huellas, por supuesto. Pocos amigos, que lastima que sean pocos, pero una fortuna que sean reales, mcuhos conocidos que ya no recuerdan el nombre de uno y que probablmente uno tampoco el de ellos. Unos tantos maestros, no por todo el conocimiento que le dejan a uno, sino porque con ellos, uno insistió, no desistió y se lleno de dudas para seguir caminando y buscando las respuestas. Una experiencia que probablemente poco sirve para el mundo real, que le espera a uno, pero si el instinto y la sensibilidad para sortear la soledad, porque es casi lo único que queda cuando uno termina la universidad. Que si antes estuviste solo, hoy, el día que te gradúas, estas solo de verdad y para siempre.
Creo que no me arrepiento de estudiar lo que estudie. A veces, solo a veces, me pregunto para que sirvió. A veces obtengo respuestas, otras solo sigo viviendo. Ser maestra en artes plásticas (porque son artes plásticas?), me puede dar un posición privilegiada, pero también la posición menos ventajosa. Ojala, allá afuera uno pudiera decidir.
Luego confirmo, lo de la lagrima o la risa nerviosa.
2 comentarios:
Tu padre, estás segura, estaría muy orgulloso de este gran paso... ;)
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