Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

domingo, 4 de julio de 2010

Noches y música.

Me gusta estar en una fiesta y detenerme a observar a la gente. Uno siempre puede ver la chica que llena de sensualidad está cazando hombres. Uno siempre puede pensar en esos amores furtivos, en esas parejas que solo esperan estar lo suficientemente calientes para ir a comerse hasta los dedos y pasar la noche juntos entre todos los fluidos y los calores y los amores. Si me observaran a mi verían una observadora, una mala bailadora, y sobre todo ceños fruncidos observando el mundo. Nada atractivo cuando el calor de la música sube los calores corporales, y solo observo, me aislo, pienso, en todo y en nada.


Ellos llegaron al final, y se fueron pronto. Los besos finalmente se hicieron profundos. Ella quiso conquistarlo, el tenia su propio viaje, extrañamente no quería una mujer asi de ojos azules, crespos abundantes, piernas fuertes. Ella se buscó entonces otro hombre que ademas de cantarle lo hiciera al oido y al ritmo de las caderas. El amigo de ella la miro con picardía y le dijo en algun idioma que pudo haber sido ruso, que se iba con la morena que bailaba rico. Y estaba el mesero coqueto, costeño y coqueto. El billete lo agarró de entre las tetas de la chica, y le dio un beso, ella a el mientras el ponia sus dedos entre las tetas y ella le deba el beso y sonreiam y le dijo malvada al oido y yo sonreia, y adelante la musica y los musicos, trompetas bonitas, pianos encantadores, musica para los oidos, para la cabeza, ritmos caribeños para esta sangre demasiado intelectual, demasiado geek que le cae bien de vez en cuando la sensualidad de la musica, los ritmos de siempre, los coros sencillos, la noche fresca, el pelo mojado, las piernas cansadas.


Luego un concierto, es fantastico que en una ciudad cualquiera hayan conciertos gratis, Susana Baca suena a voces montunas, voces de brisas como en cuentos de hadas andinas. Una mujer que baila entre los velos de las notas, de las guitarritas pequeñitas que canta al hablar y habla al cantar. Solo un pedacito de concierto, suficiente para ver que es bonito estar todos juntos, una ciudad entera al frente de un escenario, cuando la música reune a la gente y la hace juntarse, mezclarse, sudarse, mojarse. Luego en mi cama prendo la TV y descubro que ademas esos conciertos los pasan en la tele y recuerdo a Fito que sus conciertos son fantásticos, y no me da envidia de los que se han mojado, no, no. Yo ya me he mojado varias veces solo por recordar sus canciones adolescentes, y grité nuevamente como adolescente, y esperanzas de los mejores shows que un artista me ha dado como con el placer y el ego de quien le gusta lo que hace dar conciertos y tener miles que le cantan sus canciones.

La verdad lo que amo de los conciertos son las energías de los artistas que se sienten a pesar de los buenos o malos sonidos, de lo lejos o cerca que uno esté. Ojalá uno está cerca, pero casi siempre uno está lejos y cansado, y uno no puede ver nada y oir poco. Pero la energía siempre se siente.

Fito esta viejo, yo un poco.

La ciudad es bonita, Medellin me gusta y qué. Es la ciudad que he domado, que me ha domado, que me ha mostrado sus oscuros caminos, y a la que le he mostrado mis peores y mejores intenciones. Es una ciudad y nunca termina de ser amable, pero asi son las ciudades. A veces lo sorprenden a uno con conciertos resultantes de alcaldias que le invierten a eso a pesar de sus peros. A veces sorprenden con asesinatos masivos, y asesinatos selectivos y la muerte sigue rondando las cabezas de jovencitos y adultos que nos matan y se matan entre ellos. Medellin con sus montañas, con su contaminación, con sus enamorados, con sus montañas llenas de adobes y sus tardes amarillas y con mi casa, y mi vida, todo aquí.

Todos los sábados son martes y treces, llueve sobre mojado. Fito esta en mi televisor. Mi amor duerme en un suelo blandito, seguro con frio lejos, claro. Tengo un guion por terminar, falta un domingo y un lunes festivos, ya es domingo, ya es hora de dormir, ya, ya.

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