A veces hay que sumergirse hasta el
fondo hasta sentir que se está bien empapado. Sentir el piso lamoso
para decir, voy otra vez hasta la superficie a tomar aire. Entonces
uno mira hacia arriba y ve que la luz está lejos, que la superficie
parece inalcanzable y apoya los pies para empujarse y llegar rápido.
Pero en la subida, la superficie se aleja. Y el aire se acaba.
Eventualmente el cuerpo sube hasta la
superficie. Solo que a veces esa inexactitud, sucede cuando el aire
ya se ha acabado, con suerte aun no habrá entrado agua a los
pulmones y después uno llegará a una orilla, porque el agua siempre
lleva los cuerpos hasta ahi. Y será el sol el que lo despierte,
antes que los chulos lo picoteen llamando a la muerte.
¿Cómo no quedarse sin luz? ¿Cómo no dejar
que la luz se agote? ¿Cómo revertir esa luz hacia mi? ¿Cómo iluminarme
a mi misma, iluminar mi cabeza, mis pensamientos, cómo mantener mi
cabeza y mi corazón conmigo?
Tengo miedo de mis propias palabras.
Tengo miedo de mis propios movimientos. De pronto mi sombra me ataca
en cualquier momento y tengo que matarla.
Fueron dias maravillosos. Dias que
pierden su sentido en este espacio de paredes lisas donde resbalan
los recuerdos como si fueran gelatina. Paredes de las que no puedo
agarrarme y yo caigo tambien sin remedio, o eso pareciera, en el lodo
resbaloso donde todo pierde sus limites y las formas y se vuelve
pesado y pegachento.
(Días de insomnio y segundos que pasan como eternidades)
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