Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

miércoles, 23 de mayo de 2012

Extrañeza en una piscina de pelotas


Un texto por escribir. Ah, y otro por escribir. Y otro por escribir. Es decir, debería escribirlos. Hace calor. No enciendo la luz para no perturbar la penumbra, música para entretener la voz interna, para que no me convenza de las tonterías que piensa. Son tantas cosas, y antes eran tan pocas. Qué hacer para hacer cada cosa que uno quiere hacer, para cumplir con las promesas tácitas, con la palabra dicha, con los sueños escritos en la memoria. La vida debería ser simple, tan simple como hacer el pan en la mañana y tomar el café mientras se lee un libro. No, no. Hay algo en la ambición y la necesidad, en el afán de esta vida moderna tan llena de información, tan llena de necesidades, tan por fuera de cada segundo. Irgendwoanders aber nicht hier. Debería hacer muchas cosas, en cambio me reclamo no hacerlas y me gasto los días y los minutos haciéndolo. Reclamándome lo que no hago, olvidándome de lo hecho, de lo no hecho. Quisiera meterme debajo de las cobijas, estar en la oscuridad y salir cuando se acabe el temblor. Pero hace mucho calor, el aire huele a hierba húmeda, a arboles florecidos, un pachulí que no permite estar del todo de mal humor pero tampoco te deja fluir como un rio. Estoy en una piscina de pelotas a los dos años, son mucha pelotas y aun estoy chica para tantas cosas al mismo tiempo. Odiaba las piscinas de pelotas. Siempre me ahogaba. Como ahora. Pero ya no estoy chica, ya no soy una niña, solo juego a no crecer, a olvidarme de eso. Eso. Ser adulta. Ser grande. Man muss alles selber machen. O algo parecido.

Las pelotas son las palabras que no se organizan en mi cabeza, las que salen de mi boca como una avalancha que no da tiempo de comprender ni analizar. Estoy sola, tan sola entre tanta gente, ten lejos de todo, tan poco cerca de lo que soy. No, no. No todo es verdad, pero tampoco es falso. Uno a veces se siente asi, como si ese así, fuera el fin del mundo. Como andar en la oscuridad, nadar con los ojos cerrados entre las pelotas, tocar sin sentir. Las palabras que salen como de otra persona. Pero no soy yo. O no creo serlo. Y repito de nuevo, a ver a que suena, y la misma palabra tan ajena, pero tan correcta. Era la palabra adecuada, pero no me suena, no me convence, no me hace sentir a gusto.

Hay dias en los que me canso de ser ajena. Hay días en los que solo tengo que mirar la ventana, o cerrar los ojos, o escuchar a cualquiera y escuchar las tonterias que dice, precisamente para no sentirse como yo. Ajenos somos todos. Y yo huyo pero persigo al mismo tiempo esa sensación de extrañeza. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos somos aliens efìmeros en este mundo, solo que a ratos logramos, efectivamente, olvidar que lo somos, ya lo raro es recordarlo.

Siempre me ha encantado tu manera de escribir, me gusta como describes esa sensaciòn que yo también he vivido.

Abrazos! :)