Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

lunes, 14 de enero de 2013

Los días


Un cielo enorme que empieza a girar y yo que abro los ojos despertando de un mal sueño que no lo era tanto. Nada giraba debajo de mi, pero en mi cabeza, todo más confuso que de costumbre en los sueños. Tardo una hora y media en levantarme de la cama. El despertador suena  a las 9:00 am. Finalmente entre sueño y sueño que yo no puedo recordar, decido levantarme. Es domingo. Es día de descanso, pero en mi vida y horario de estudiante no importa. Mi casa está sola. Eso significa que no hay mas compañía mas que yo misma y mis pasos.  A veces siento los pasos de los vecinos de abajo, lo que es raro, pero igual, en medio de su bullicio tal vez hacen competencia al mío. Pongo música que me acompañe, Johnny Cash, Air, cualquier cosa. En la ventana cae nieve y puedo escasamente concentrarme. No es culpa de la nieve. Pero ¡es tan bonita! Espero entonces a que deje de caer, porque siempre aparece el sol, aunque tenue, rayos de sol que sacan ligeras sonrisas de días al interior de las casas. Casas que resisten la caída de la nieve pacientemente, el hielo o el deshielo que les sigue. Y yo ahí, mirando la ventana haciendo clics, soñando lo insoñable, acompañando la soledad blanca, los objetos esperando un lugar adecuado, el polvo ser adecuado, mi estómago ser alimentado. Pero no, hoy es domingo, día de la nada, de la quietud a mi manera y mi medida, a ver el tiempo pasar en la nieve que cae, o en el sol que se desplaza en el cielo, cuando tengo suerte y cuando la estación lo permite. Así son los días de invierno, mas quietos, mas silenciosos. Así es mi vida en Weimar, como un monasterio, donde la rutina precisa cada acción, cada segundo, cada momento. Ir a dormir, levantarse aunque sea menos temprano o menos tarde, leer un libro en alemán como castigo placentero, la rigidez de una metas por cumplir, al ritmo que la vida sigue su curso. Unas teclas que suenan mas fuerte casi el lunes en medio de la madrugada. El ronroneo de mi pc que clama un cambio y un descanso. El silencio acompañado por el ruido mudo de la calefacción. Mis ojos esforzándose por permanecer abiertos y atinar a cada una de las teclas. Yo con mi cabeza gritándome en medio de tanto silencio.

Es domingo. Nada puede ser diferente al silencio de mi cabeza, al piso que tiembla cuando un auto sobrepasa la velocidad de la calle y que como un recuerdo del mundo llega a mis sentidos. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No fuiste a ver la película con nosotros, pero es como si la hubieras visto. Parece que Die Wand es como uno de estos domingos que describes, solo que un poquito mas largo. Creo que definitivamente la tienes que ver, asumiendo el riesgo, claro.