Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

jueves, 10 de enero de 2013

De colecciones de sueños


Cuando era pequeña, me gustaba calcar los dibujos de los libros, y coleccionar las calcas una tras otra. Casi siempre eran animales, con los que soñaba conocer, descubrir, aprender todo de ellos. Nunca aprendí a dibujar muy bien, pero calcar era de mis actividades favoritas. Soñaba también con tener una biblioteca propia, con los libros marcados y organizados como en una biblioteca real. Así sabría donde estaba cada libro, y si ya lo había o no leído. Quería tener un inventario de cada cosa, cada libro, cada dibujo. Las cosas que le gustan a uno, llegan a ser infinitas. Recuerdo que a mi papá le gustaron los trenes, la pesca, la fotografía, la música, los computadores, la construcción, la guitarra, los paseos, lo popular, los sonidos de los pájaros, las láminas para enmarcar, el bricolaje, la carpintería, coleccionar libros, herramientas, coleccionar monedas, portavasos, mezcladores, estampillas, antigüedades. Cuando tuvo internet, coleccionaba páginas web impresas, imprimía correos, y hacía backups obsesivamente. Le encantaban los documentales de animales, especialmente de gorilas, micos y orangutanes. En cambio a mi mamá no. Mi mamá gustaba de coser y hacer crucigramas. Ahora hace mahjong y sodukos. Pero volvamos a las colecciones. También coleccionaba relojes. Y alguna vez coleccionó tarjetas de teléfonos francesas. Libros viejos, cacharros viejos, basura. Entre sus tesoros había un cocodrilo disecado, un boomerang, y un carriel con todas las cosas que un carriel debe tener y que cada que íbamos de vacaciones arreglaba con mucha paciencia para llevar. Los hobbies, eran temporales. La mayoría. Siempre gustó de la música y de la tecnología. Pero por ejemplo nunca lo vi pescar. Nunca supe como sacaba una foto en el cuarto oscuro. Solo unas veces que se confunden con la fantasía, recuerdo su sonrisa después de cantar adelita al ritmo de la guitarra. Mi papá gustaba tanto de las cosas, como también las olvidaba con la misma intensidad, o la vida, tal vez, la vida como a mi ahora, hacían olvidarle de las cosas que gustaba, de los buenos y sensatos propósitos de hacer las cosas que a gusta de hacer.

Si tal vez es eso. Solo que yo añoro algo que el si tuvo y yo no. Cuando mi papá tenía 29 años, ya trabajaba, estaba casado y tenía dos hijos. No es que yo quiera vivir la vida como el la vivió. Pero si yo tengo la gran oportunidad que el  no tuvo, de tener el tiempo para hacer lo que yo quiero, ¿por que sigue atravesándose la vida en las listas eternas de cosas que quiero hacer y que solo empiezan y terminan con esa misma lista escrita? Es la vida como excusa, es la excusa como forma de vida. Es asi. Postergo cada cosa que quiero, olvido lo que quiero, sobre todo nunca recuerdo, por qué  lo quiero. Y me castigo por lo que no hago y me sigo castigando con no hacerlo. Sobre todo, no me atrevo a soñar, porque tengo miedo de no lograrlo.

Lo que si se, es que mi papá se murió cuando dejó de soñar. Y eso fue mucho tiempo después de soñar incansablemente, de vivir tan intensamente, de querer hacerlo todo en suspiros, es pequeños sueños. Se tragó su vida, el mundo, y la vida de los demás demasiado rápido y tal vez murió asi de rápido. Siempre soñó con una muerte fulminante que también logró.

Pero si me preguntan yo que sueño, yo solo sueño en las noches, las que se hacen más largas, precisamente porque los sueños se me escapan. 

No hay comentarios: