Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

sábado, 5 de julio de 2008

Ser independiente

Levantarse todos los días y no tener muchas cosas programadas, realmente muy pocos compromisos con el mundo, solo con uno mismo. A veces sentirse solo, con una carga muy pesada, con una responsabilidad pero solo con uno. Ser independiente. Freelance, contratista, libre, bohemio, artista.

Yo sabia lo que significaba, palabras de papá diciendo por favor formen sus propias empresas, no se eduquen para ser empleados. Nada como ser uno su propio jefe. Se le olvidó mencionar la disciplina, el estar debiendo los plantes, el estar alcanzado, el estar desocupado, preocupado, tener alma de bohemio, vida de empresario. ¿Cómo es posible?

A veces en las buenas rachas. Si el animo lo deja a uno, si uno se levanta con menos sueño, si uno no se parcha frente a esta pantalla a gastar el tiempo. Mucho trabajo, mucha adrenalina, poder distribuir el tiempo, en la mañana trabajo, en la tarde un
paseo bajo el sol, en la noche como todo es tan divertido una cerveza, una peli. No me imagino un horario de oficina, aunque mi alma de poca disciplina lo quisiera, sobre todo un jefe que presionara, que lo obligara a uno a una fecha, sin poderla mover. Alguien que haga las llamadas por uno, uno solo frente a la pantalla o detrás de la cámara. Cada quincena el paguito, el almuercito de 12 a 2, la seguridad social garantizada, a los 58 espere la pensión. Pronto carro, casa y beca.

Uno mismo haciendo las cuentas. Para esto alcanza, para esto no, para pagar el arriendo, pero no alcanza para la gaseosa, o solo para unas poquitas. Uno mismo consiguiendo lo del mes: mes tras mes. Haga las llamadas, los presupuestos, las cotizaciones, porque no, pedir citas en empresas, llevar el portafolio, con la tarjeta de presentación, esperar, volver a llamar, volver a esperar. Gestionar proyectos, soñar, escribir, pensar, hablar, opinar sin miedo, estar solo, ojala no mucho.

No tener quien te respalde, nadie que te de una carta laboral. Probablemente los créditos están lejos, esperar una convocatoria en la que uno tenga la suerte de ser elegido, una beca, un concurso, o siempre depender de la casa, tu papá que después de mamarselo a un jefe tiene casa y le sirve a uno de fiador, o de pronto no, solo un amigo, una tía, o de pronto nadie.

Este fin de semana no voy de paseo porque voy a trabajar, el novio se aburre seguro, esta noche no salgo porque voy a trabajar, no almuerzo porque estoy trabajando, corro, corro. Los amigos dejan de llamarlo a uno, el novio dio por terminada la relación, que uno no tiene tiempo, que adrenalina, es casi una adicción. Hoy no salgo porque estoy deprimida, hoy solo quiero descansar y dormir, hoy puedo irme de paseo, nadie me espera, solo yo misma.

Tiene su precio. Tiene sobre todo su goce, su libertad.

Es una decisión de vida. A veces uno combina, lo dependiente-independiente. A veces la decisión se toma desde lugares mas o menos cómodos. A veces se necesita, a veces no hay opción, a veces la vida le da un giro a uno, una oportunidad lo espera a uno y uno sigue postergando ese patrimonio propio, a veces puede uno hacerlo todo el tiempo y el patrimonio nunca existirá. Es una suerte, uno confía en su talento, en su carisma, en su genio. A veces también uno desconfía todo el tiempo y uno duda, busca un jefe, necesita alguna presión. Luego cuando ya lo intentaste y no lo soportaste llegas a la irremediable conclusión que el camino que has escogido y por el que sin saber has recorrido es el de ser independiente. Seguir siendo artista y emprendedor, tener mucha fuerza y confianza. Para uno no hay mas remedios.

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