Salgo. Ella le dice a su amiga que en este país no vale la pena hacer movimientos politicos. Ni ser parte de ellos. Que es un camino a la muerte segura. Sigo caminando y procuro no olvidar lo que ella dice, para estar luego escribiendolo. Luego digo que mucha gente piensa asi: Colombia, no es politicamente seguro. Luego entro al vagón. En el tercero hay muchas sillas vacías y me pregunto porque la gente siempre se monta en el primero. En la siguiente estación cuatro niños de trece años. Que el tiempo con los amigos se pasa tan rapido! ojala asi fuera siempre con todo. Recuerdo los trece años, recuerdo, los amigas en la calle. Andar, reir, andar, reir. La mayor preocupación, una tarea que seguro antes de clase terminaría. LLego al centro y sigo con mis audífonos puestos, camino rápido para llegar temprano porque ya voy tarde. Me doy cuenta que esta puede volverse una rutina, en este año, que ya han cambiado varias, que casi no tengo rutinas, o seguro solo estoy demasiado acostumbrada a ellas. Huele a marihuana y a carne asada. Todos se mueven tan rapido como yo. Los buses estan atascados en Palacé y cruzo la calle atrapada entre la trompa y la cola de los buses. Paso por el costado de la iglesia, están ya cerrando todo, ya están los relojes baratos, y las uvas regaladas. La librería esta cerrada y el cartel de temporada escolar de la papelería lo están quitando. Ya por aqui no hay sino los locos que despiertan en la noche y serán los que habitan por aqui. Sigo caminando y decido quitarme los audífonos, es mejor oir el ruido de la ciudad, que el de mi cabeza al ritmo británico de cualquier cancion que la final me es ajena. Voy en contra de la corriente que sale del centro y yo en cambio me adentro y me acuerdo de una llamada importante que no hice, y pienso que hoy hice algunas cosas, que no todas pero que estuve tranquila y que eso estuvo bien, despues de días tan llenos de azares y olvidos, y aceleres. Trato de acordarme para más tarde apuntar en la agenda, pero mas tarde me doy cuenta que la agenda la dejé en la oficina, y entonces tengo que acordarme sola. Y eso va a estar difícil. Voy pensando que tengo que escribir, y ahora que lo hago creo que fue lo mejor, porque solo me faltaría en este fragmento de noche que blogger se caiga y no funcione mas. Alguien camina detrás de mi, bajan las niñas que salen del colegio y dos tipos, uno en silla de ruedas les dicen cosas, seguro una cae hoy. Llego tarde, con mucho calor, con mi mochila llena de cosas e intenciones, un guión que escribí hace ya varios años, sobre el que trabajamos hace uno, y nada que sale. Llego a la pizzería y suena una musica horrible, pero este es un ensayo de lugar, y está lleno de hombres solos, y no es que tenga algo en contra, pero de pronto estaba en el lugar equivocado. Pero como eso sucede a veces, no me importa y me siento. Pido una cerveza que me sabe a leche y una pizza que me recuerda un sabor de hace años. Luego voy a un lugar que no suelo ir, mucha gente conocida y desconocida, un arranque de: qué hacemos, y alguien se acordó y como no hay mucho que hacer, o tanto, decidimos entrar porque quedaba en el camino al bus: el sabor de no pertenecer a eso, y que está bien. Que buen sentimiento, cuando el corazón se siente bien. Dedido irme, la desicion del medio de transporte ya es dificil a las 9 de la noche. Cojo un taxi hasta mi casa.
También retomé el alemán y la linda costumbre de soñar dormida.
2 comentarios:
este post me trasladó a los constantes rollos mentales que vivía en BCN, a esa noches de observar y tropezarme con la (i)realidad.
Desde que llegué a barranquilla he tenido que estar TAN despierto que no me ha quedado tiempo para observar y sobre todo para soñar despierto, a ver si consigo el tiempo para hacerlo.
¿como vas vos?
mmm, me suena conocido el relato sobretodo el final, pero fue super chevere encontrarme leyendo un pasado como una historia cualquiera y que de repente se convierte en un presente vivido. vea pues, ya se que hiciste y pensaste ese dia antes de encontrarnos a... no se que.
t.c.
Aleja
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