Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

martes, 23 de junio de 2009

Quieta


Hoy mientras abrazaba a mi amor, decidí quedarme quieta, muy quieta. Hace días no me quedaba quieta. O sea, no cerré los ojos, esperé, dejé que la cabeza se fuera, sentí el calor de su cuerpo, su corazón latir, el mío que hoy decidió estar fuera de ritmo, su respiración, la mía con la nariz tapada. Al frente tenía la puerta, la chaqueta colgada, el bolso colgado, las paredes. A veces me canso de las paredes. Eso me recuerda que organicé el escritorio y que ahora es escritorio y no mesa de reblujo (Si ya se que reblujo no existe). Mi amor siguió durmiendo, y al moverse me daba un besito, y yo trataba de seguir quieta. El no sabe que yo estaba quieta, pero yo, estaba quieta. Estos días de supuesto verano, en algunas partes del mundo, de días de lluvia por estas tierras o tardes de calor, porque la verdad Max Enriquez ni el Ideam han sabido algún día, yo esperé a que cayeran las goteras, y empezaron a caer, como quien no quiere la cosa. Mi cálculo eran tres goteras por cada 5 segundos. Un cálculo al azar. Sin ninguna fundamentación científica, porque mientras me quedaba quieta, no hay mayores justificaciones. Solo estar quieta. Quieta porque quiero moverme siempre. Dar clic, ir allí, bajar, subir, correr, o bueno, caminar. Manejar rápido, bien rápido. Teclear, hacer zapping, hacer que mi mundo se mueva, moverme, moverme.

Así me quedé quieta. A veces cerré los ojos, y pensé en algunas palabras de alemán que recuerdo pero no se que significan. Entonces pensé con los ojos cerrados, y a veces abiertos en todas las cosas que haría si no estuviera quieta y que por supuesto no iba a hacer, porque quería tener el amor en mis abrazos, sentir el calor, y otra vez estar quieta. Porque quería estar quieta. Llevo días viendo atardeceres, amaneceres, de un lado a otro, montada en un carro, en el metro y me dejo llevar, mover. Han sido días tan raros como cada día que es diferente debería ser. Junio ha durado poco, pero para mi sus inicios fueron hace tiempos. Es rara la percepción del tiempo que es relativa a la cabeza, a la mente de cada persona. A sus actividades y no actividades.

Estos días de verano o de vacaciones, o de mitad de año me gustan mucho. El solsticio de verano tiene una magia para sus días anteriores y posteriores. O al menos quiero creerlo. Ayer dibujé. Y hoy mientras estaba quieta y muy quieta, vi el cuadro de esos únicos que pinté en la universidad, y sentí pintarlo otra vez. Otra vez me imaginé en movimiento. Y luego la cabeza se fue a animaciones y escenas y storyboards. Movimiento otra vez.

Quieta, quise estar quieta. Quieta para sentirme, y dejar de sentirme. ¿Nunca han sentido que se siente tanto el cuerpo que ya uno parece otro cuerpo?

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