Pasó el 20 de julio iniciándose la próxima celebración del bicentenario de la independencia de Colombia. En Twitter las discusiones sobre ser patriota y estar muy feliz o no fueron variadas. Luego que se cae el referendo, que si, que no. Que hay reelección, que si, que no. Que la crisis con Venezuela, que las bases militares, que la cortina de humo del video del Monojojoy y el presidente vecino Correa. Y aquí en Medellin la muy alegre Feria de flores, con el verano que hace y los paisas más felices y más borrachos que siempre.
Sin embargo el dilema está todo el tiempo. El dilema es este país en el que nacimos y en el que tantas cosas horribles han pasado, siguen pasando, y yo no quisiera perder la fe, pero seguirán pasando. La seguridad en Medellín va de mal en peor. Y así se repite por todo el país. Cómo estarán las cosas de mal que hasta a la Ruta Libertadora que partió el 20 de julio realizando el recorrido de los libertadores de hace 199 años, fue atacada y un carabinero murió siendo héroe de la patria. Yo me pregunto cuantos héroes hay olvidados, como este, y otros miles y cientos de miles en este país que repetimos la historia de esta patria boba.
Así, ayer cuando iba a salir de mi casa, sentí unos disparos y unas sirenas. Me asome a la ventana como buena chismosa y no alcancé a ver nada. Pero cuando iba caminando por toda la avenida Nutibara me encontré tres patrullas de policía, y un señor con una camiseta ensangrentada agarrado de la mano de un niño. Resulta que hacia 30 minutos o mas este niño habia salido de su casa con su papá a comer. En el lugar de comidas rápidas, mientras ambos comían, un par de sicarios en moto se bajaron, pasaron por su lado y le dispararon con una revolver con silenciador. El niño vió todo. Ahí el papá, cayó muerto al instante, descerebrado como dijeron testigos, porque aunque el señor de la camisa ensangrentada quiso ayudar, ya nada se podía hacer. El niño que vivía en el barrio, llevó al señor hasta su casa, donde su madre fue avisada de lo ocurrido. Y ahí imagínense la historia que hemos visto tantas veces, en noticias, películas, documentales, crónicas, pero sobre todo en las familias propias y de los amigos.
Lo único que pude pensar todo el tiempo es que esta historia se lleva repitiendo demasiados años ya. Y que yo y todos ustedes somos incapaces, impotentes... No podemos hacer nada.
Una discusión con mi mamá hoy me lleva al mismo asunto: Que hacer cuando vemos que esta país se sigue desangrando, que los hijos crecen sin oportunidades, cuando vuelven a morir generaciones a los 20 años, porque todavía entre las posibilidades, de la mayoria, está coger armas, estar en combos, salir de la pobreza como sea.
Y aquí escribiendo pienso en todos los ejemplos de vida, de berraquera que conozco de chicos y chicas que me demuestran lo contrario. Ah! Pero esta el otro lado de la realidad, el que hace que las señoras se encierren con llave en los barrios, peleen con sus hijos por llegar tarde, y les echen la bendición como protección ante las armas y las balas.
Cada que escucho esas historias, que las veo, que me las cuentan amigos, familiares, vecinos. Y eso que son las cercanas, porque si aquí llueve, en el resto de estas ciudades, estos campos colombianos no escampa. Me pregunto como quiere uno tener hijos en estas tierras en las que tienen que crecer encerrados, porque afuera, estas montañas bonitas y cielos azules andan ríos de sangre repetidos y olvidados. Me pregunto que puedo hacer. Mi mamá me lo pregunta, con miedo también que mis andadas por la ciudad, mis viajes y paseos cotidianos, mis días construidos con conciencia, mis trabajos, mis escritos terminen como a tantos otros en esta pais que sin justificaciones, una bala en sus cuerpos, acabe con sus vidas, acabe de pronto sin saber porque, con mi vida. Yo no seré mártir, ni victima. Yo solo quiero construirme una vida, en la que yo y los hijos que algún día tenga puedan ir a la tienda sin miedo a las balas, sintiendo el calor del asfalto, la caída en el anden jugando. Yo quiero que las próximas generaciones no crezcan en el encierro del miedo, en el silencio del olvido, en la falta de memoria de estas tierras colombianas. Y yo, y usted, ¿qué podemos hacer?
2 comentarios:
No es decidir ser mártir, ni ser víctima.
Pero no podemos quedarnos en silencio...
No es ir y tomar las armas para defendernos, ni pararnos frente a ellas para que nos maten...
Es contar, es decir, es gritar hasta que nos escuchen...
es exigir, es presionar a quienes pueden tomar decisión, a quienes deben cumplir sus responsabilidades, porque les hemos elegido para ello o porque son servidores públicos designados para ello.
Es acompañarnos y no dejarnos solas ni solos cuando nos amedrenten... pensar que 'eso' solo le pasa a otra/os.
No podemos quedarnos en silencio... nuestras palabras, nuestra voz son nuestra herramienta. Contar, decir, que otras y otros sepan... Trabajar con quienes estamos en contacto... No podemos simplemente esperar...
Y construirnos en esa memoria colectiva que no hemos construido y que se ha invisibilizado por la historia que 'otros' nos han querido imponer. SOMOS, PODEMOS HACER...
(SUPERRRRRRRR Bonita tu nota... )
Ana Maria: Vi un mensaje tuyo en twitter sobre picasso. tengo unos grabados originales, te interesa? escribeme a racevedo@minagricultura.gov.co
Rodolfo Acevedo
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