Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

sábado, 16 de abril de 2011

Cuando voy de viaje

Me pasa cada vez mas frecuentemente que en los momentos cuando no debo, pienso lo peor. Imagínese que cruza un puente de palitos y que es de vida o muerte cruzarlo. Como estoy, si me dicen que no mire para abajo, es lo primero que hago y cruzo pensando en la caída.

Asi con la cabeza hacia el suelo y los pies contra el cielo en una feria de pueblo,viendo a Praga al revés, pense por un momento que pasaria si me quedaba ahi atorada sosteniendo la posición al revés con las ideas revueltas, o aun peor, si el seguro de la silla falla y uno cae, ni siquiera en caída libre sino tropezándose con el aparato entero: papilla.

Y ahora que me monto en un avión, y recuerdo el susto que me da volar: piense en una lata de sardinas que es lanzada de las manos de un niño a otro como un juego, asi la lata, el avión, puede caer en quier momento, perder el impulso, simplemente como una piedra, estrellarse contra el piso.

Por la ventana el cielo está azul. Es primavera, en algún lugar, no en Berlín, se disfruta de un dia de sol.

Ahora piense en una cebra para cruzar el semáforo. Mi viaje es de un lado del semáforo al otro. Que puede pasar mientras pasas la cebra con una fila de carros acelerando para arrancar? A cada paso pienso en si se me dobla un tobillo, o que tal si no levanto bien el pie, mi pie perezoso que a veces no calcula bien cuanto tiene que elevarse del suelo para dar otro piso, y si llevo paquetes caeré y no podré sostenerme de ninguna manera, y justo el semáforo ha cambiado y estaría perdida.

Voy volando por el canal de la Mancha. A la turbina no se le agota el impulso aun. A mi lado una señora no habla inglés, solo alemán. Al otro lado mi mamá y su español, y yo en la mitad.

Ahora estoy montada en el bus. Ahora no me imagino nada fatal aunque ya muchas series se han imaginado todo. Se cual es el paisaje que voy a ver hasta llegar a la gran ciudad.

Miraré para la izquierda cuando vengan los carros. Que no sea como esa chica del libro que murió atropellada por un bus por olvidar que aqui casi todo es al revés.

***El libro, se llama "Mañana en la batalla piensa en mi" de Javier Marías
***Esto lo escribi porque me da miedo volar en avión. De vez en cuando.

3 comentarios:

S dijo...

Entiendo ese fatalismo completo porque me pasa exactamente lo mismo. No te pasa que cuando viajás por carretera te ves saliendo por un volao?

A mi me da algo muy particular antes de salir de viaje a cualquier parte... días anteriores me pongo muy ansioso y nervioso con todo. Pero creo que no es solamente el viaje como tal, sino que siempre me asustan los "cambios de realidad" y un viaje siempre es una cambio de esos. Pero el sentimiento solamente me dura las primeras horas de viaje.

Claro que a veces, estando lejos y de noche me asalta el pensamiento sin respuesta "yo que carajos estoy haciendo aquí?"

A veces me pregunto por qué me gusta viajar tanto si me dan este tipo de cosas. Me respondo con una frase de una amiga muy querida: Siempre hay que pasear asi sea a la esquina

Porque es lo mejor de la vida

Ana Maria Vallejo dijo...

Santi, viajar sacude el alma.

Asi sea para imaginar la mejor o peor manera de morir.

Si yo tambien imagino salir por un volao, chocar con un camion. Eso igual no deja que uno se mueva y siga por la carretera.

Y aun me digo, que carajos estoy haciendo aqui?

:D

usaatumedida.com dijo...

Es natural tener cierto temor a volar en un viaje, pero superarlo es la puerta a experiencias inolvidables. Destinos como Nueva York recompensan con recuerdos que valen cada segundo de valentía.