Los días pasan
largos, para hacerme perder la paciencia o tal vez para entrenarme en el arte
de esperar, hacer, rendir, esperar. Tengo flores en mi cuarto, afiches que no
alcanzan a retar la fuerza de gravedad y se caen de las paredes inclinadas.
Tengo una cajonera chueca con los cajones por fuera, una silla de playa blanca
recogida de la calle. Una cortinita en rollo para tapar el cielo blanco que
entra en las mañanas y los cuadernos de las tres clases mas una libreta de
notas, rodando de mesita/caja que tengo en mis cuartos. En mi cabeza se
producen palabras en alemán que al ser pronunciadas pueden que no tengan mucho
sentido y que sobre todo estropean mis palabras bonitas en español mientras
escribo. Tardo tres minutos en ir a la universidad, siempre me encuentro con
alguno de mis conocidos en cualquiera de los recorridos. Weimar es una ciudad
pequeña, con muchos turistas alemanes, y japoneses también, que se toman foto
con Goethe y Schiller. Una ciudad con mucha historia, que significa mucho para
los alemanes. Hay carruajes con caballos (para pasear al estilo Cartagena), una
plaza de mercado con edificios tradicionales alemanes, y la Bauhaus y la Franz Lizt Uni que hacen
que en medio de todo haya mucha gente joven aunque un lunes a las 7pm ya
la calle esta silenciosa como si fuera una ciudad vacía.
Mis días empiezan
temprano para meditar o hacer yoga, para empezar a hacer cosas que hace días no
hago. De nuevo me encuentro con la administración de mi tiempo libre como una
ventaja pero como un gran reto. De nuevo tengo que pensar en mi "trabajo
artistico" y sumar todos mis esfuerzos y energías en crear. En despertar
la creatividad. En encontrar la musa que se pierde a veces. Me gusta Weimar
porque es cómoda. No tengo que planear salir de casa media hora o una hora
antes. Si me asomo por las ventanas de mi casa veo las pequeñas colinas a lo
lejos. Me gusta Weimar porque las casas son de colores y el gris oportunamente
desaparece con la primavera. Me gusta Weimar por ahora porque tiene un aire
familiar que aun no se cuanto tiempo aguante, pero que nunca había
experimentado en una ciudad.
La verdad me
siento como en un pueblo de muñecas, al estilo Hansel y Gretel, en el jardín de
Goethe persiguiendo mariposas o recibiendo el olor en el viento de las flores
amarillas de la primavera. Por supuesto no todo son imágenes tipo postal. Las
dos primera semanas tuve dolor de cabeza y las clases son difíciles, no puedo
parpadiar ni dejar de mirar un solo segundo a quien habla porque o sino me
pierdo media clase. Hay una sensación de ser extranjero y ajeno. Una sensación
de no pertenecer muy fuerte a la que tengo que decir todo el tiempo, que las
cosas irán cambiando o yo me iré acostumbrando a no pertenecer o a pertenecer a
mi manera. Sin embargo la uni es amable con los extranjeros, aunque no
necesariamente cálida y la gente es relativamente abierta. Sin embargo el
cambio es duro y definitivamente salir de la comodidad del español me ha dado
risas y lágrimas. Y que aun es difícil. 3 semanas no es nada, y creo que esto
durará todo el semestre.
Así va la vida en
la ciudad como de cajas de galletas, Weimar. A donde me mudé hace casi un mes.
4 comentarios:
Ana Maria, se que esto lo escribiste hace mucho, no se si todavía vives en Weimar espero que si. Te escribo porque me has conmovido, mi hija quiere ir a estudiar Arte en la Bauhaus ya pronto saldrá del bachillerato, me imagino que fue duro para ti al principio en un país tan diferente al tuyo, dime, recomiendas vivir la experiencia?
te escribo desde Tijuana Mexico. Saludos!!
Hola Karina!
Si aun vivo aqui. Me falta aun un año del master. La experiencia la recomiendo, claro que si! Es diferente y muchas veces no es facil. Pero vale toda la pena! El idioma y la diferencia cultural son lo mas dificil, pero no puedo sino recomendar la experiencia. La universidad tiene buen nombre, no es la mejor, pero es un buen lugar, es relativamente pequeña, mas personalizada. Está muy bien ademas para estudiantes extranjeros! Y Weimar es linda, muy linda, muy cómoda para vivir tranquila y segura. Ojalá les sirvan mis historias. Saludos!
Hola Karina! Me gustó mucho lo que escribiste, la verdad. Parto a Weimar en tres semanas y tu blog es tranquilizador y muy hermoso... Puedo hacerte una pregunta práctica? Dónde te alojaste durante tanto tiempo allí?
La naturaleza que te rodea es la mejor fuente de inspiración para crear tu jardín perfecto. Observa los colores de las flores silvestres, escucha el canto de los pájaros y siente la brisa en tu piel. Deja que estos detalles te guíen en la creación de un rincón verde que refleje la belleza y la serenidad que te rodean.
Publicar un comentario