Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...
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lunes, 25 de febrero de 2013

Un tercio de vida

Hace un tercio de vida te fuiste de mi vida. De nuestra vida. Mas de un tercio de vida. Cada día que hoy son muchos, tu recuerdo se hizo mas grande, tu realidad mas lejos. Hoy después de nueve años la vida sin duda siguió, el mundo no se acabó, el despertador sigue sonando cada mañana.

Después que te fuiste terminé la universidad. Hoy no soy exactamente artista, aunque eso sea lo que haya estudiado. Soy de nuevo estudiante. Y ya no vivo en la casa, con todos, sino que estoy lejos. Me busqué un trabajo del que disfrutara mucho como tu solías decir: el trabajo es tan maluco que le pagan a uno, por eso uno debería buscarse uno no tan aburrido. Entonces me divertí como loca, aprendí del trabajo, encontré un oficio. Lo dejé, lo reencontré. Hoy estoy lejos de esa vida, lejos de la ciudad donde crecimos bajo tu cuidado, hoy estoy sola, sola sin ti, sola sin muchos otros, pero conmigo.

La vida sería otra contigo a mi lado aún. Pero lo que aprendí sin ti, fue tan grande como lo que aprendí de ti. Hoy lo que fue tu casa no es mi casa, aunque sea mi familia. Hoy ya no soy tu niña, hoy soy una mujer.

En mi te observo a veces y eso me llena de orgullo. A veces quisiera que me vieras, ¿me ves desde alguna parte? ¿Sabes lo que hago? Ya no estás para verme, ya no estás para aprobarme ni aplaudirme. Sin embargo a veces miro a la nada preguntándome cual hubiera sido tu opinión, tu solución.

Solo a veces. Porque se que dentro de mi, y dentro de nosotros están todas las repuestas. Hubiera querido que viviéramos mas juntos, que me vieras sonreír con todas las cosas que hago, que vieras mi nombre en los créditos de la televisón, en un diploma, en una visa, en un tiquete de ida y vuelta para ir y volver de casa y llegar al mismo tiempo a casa.

Hoy después de nueve años, después de recordar una y otra vez esa mañana en la que te fuiste de repente, después de desear que todos los papás del mundo se fueran y asi que todos los hijos,  sintieran lo que yo sentí, solo puedo honrar a los vivos. Recordar la vida. Vivir la vida, mi vida y toda la gracia que hay en vivir.

Entonces pongo una canción de los Beatles, miro los trenes pasar, pienso en tu sonrisa, en tus manos grandes. Le echo tabasco a la comida. Escucho a los demás. No escucho a veces también. Mi memoria es de papel. Llamo a la mamá. La miro a los ojos, asi no la esté mirando, y entiendo porque te enamoraste de ella. Miro a mis hermanos, me veo en ellos, te veo en ellos, leo nuestras historias, recuento los días. Sueño nuevos sueños. Tengo miedo. Pero me hago la que no tengo. Quiero salvar al mundo y mas bien no lo hago.

Va a llegar un día en el que mi vida sin ti, será mas larga que la vida contigo. Un tercio de vida es mucho, es poco, depende cuanta vida haya.

Antes hubo mucha. Después mas.













viernes, 14 de agosto de 2009

De Jaime Garzón y otras cosas no logradas.

Me acuerdo que cuando Zoociedad salió, yo estaba muy chiqui. La verdad es que para mi Zoociedad fue descubrir como era que un noticiero se hacía y aplicar todos los trucos para las tareas del colegio. La verdad Jaime Garzón cuando yo tenía 9 años representaba el man que me mostraba el truco.

Este era un programa que veíamos en familia, por allá en esos años en los que no había televisor en las piezas y veíamos los mismos programas en los mismo 4 canales. Recuerdo que mi papá se reía a carcajadas y eso me gustaba. Si Garzón hacía reir a mi papá, Garzón era un buen hombre. Pero seguro yo no entendía nada. Y claro, uno crece y Garzón se volvió más que un humorista, una figura política nacional. En los noticieros, en QAP, en las secciones, en las noticias. En la paz, en la guerra. Hace 10 años yo tenía 15 años. Yo no me acuerdo que estaba haciendo cuando a Garzón lo mataron. Seguro me dio tanta impresión, como me dan las muertes violentas en este país en el que no se deja pelechar sino la maleza, en el que “uno se mata por bocón”.

Jaime Garzón y los otros tantos que buenos o malos, de mi lado o del otro extremo, importantes o no importantes, es el símbolo de la impunidad de este país. Es otra muestra con nombre sonante que aquí se pierde la vida cuando se dice la verdad, que aquí las fuerzas oscuras se llevan siempre mas puntos, que aquí, no es que los buenos no seamos mas, sino que los malos nos hacen dar tanto susto, que preferimos el silencio y el olvido.

Cuanta más sangre iremos a derramar, cuanta se ha derramado en vano, cuanta, cuanta. Balaceras en las esquinas, chicos que solo tienen la opción de sobrevivir, en esta selva de injusticia, de falta de oportunidades, pero sobre todo de la poca solidaridad de las personas buenas.

Aquí el dolor no nos gusta. Es esa mancha que opaca la vista, esa piedra que rompe llantas, que nos hace tomar otros caminos. Por eso preferimos olvidar para seguir la vida como si nada, porque al final, la vida sigue.

A Jaime Garzón hay que recordarlo como también a los olvidados sin nombre, a tu vecino, al mio, a tu primo, tu tío, tu amigo.

Levantar la bandera con la vida, 10 años después, no ha valido la pena.

Y es hoy, que las palabras de Garzón no causan risa, sino pena. Es hoy que entiendo, lo que a los 10 claro, no entendía.

domingo, 15 de marzo de 2009

Porque me gustan los finales felices

Estoy sentada en una silla de mierda. Escribiendo en un computador que no es mío. Llevo un día entero con el corazón a mil, con una desazón absurda, y tengo dolor de cabeza producto de una sinusitis crónica que no se cura porque yo no hago nada al respecto. Pero al final soy una optimista empedernida y tengo que aceptarlo me gustan los finales felices.

5 veces al día reviso mi correo esperando correos. Esperar emails podría ser la esperanza del mundo de hoy. Si te llegan correos, alguien por cualquier motivo en alguna parte del mundo piensa en ti. Abro el correo y no hay ningún correo. No hay nadie para chatear. Es decir estoy sola. Eso pasa un sábado a las 12:33 am. Todo el mundo debe estar de fiesta y yo, yo estoy sentada frente al pc, lanzando palabras al teclado. Pero soy una optimista, porque siempre espero que en el Inbox haya algún correo que por supuesto no sea spam.

Yo odiaba el pescado. Y en el colegio todos los viernes de cuaresma el almuerzo era pescado. O era tan optimista que de mi salón al comedor iba el camino repitiendo: por favor que no haya pescado. Pero por supuesto siempre había pescado. Un pescado horrible sobre el plato. A los 8 días hacía lo mismo porque esperaba que mi chuchito o la virgencita por favor! No dejaran que el pescado llegara a mi plato. Creía que algún día habría un milagro.

Y soy tan optimista que el día que mi papá se estaba muriendo, le dije a mi hermano en el teléfono y creyéndolo firmemente que 1 posibilidad en 9, era una gran posibilidad. Y luego cuando estaba en la sala de espera porque a mi papá le abrían el pecho para revivir su corazón, le pedí al de arriba que por favor hiciera lo mejor para mí. Yo lo decía creyendo que lo mejor era que mi papá no se muriera. 5 minutos después llegó el médico diciendo que nada se había podido hacer. Ese no fue un final feliz, ese no fue ningún milagro y dejé de pedirle desde ese día cosas al de arriba. Porque ese día él me había hecho una mala jugada.

Sin embargo, y a pesar de que mi papá, lo más importante en mi vida se había muerto, es decir, yo ya no tengo papá, he pensado que lo mejor fue que mi papá se muriera. Ese año fue una de los años más horribles, y sin embargo, uno de los mejores de mis años recientes. Es que como digo, soy una optimista empedernida.
Eso si, yo de idiota no tengo un pelo.

Y lo digo, optimisticamente hablando.

Yo se que la vida es una mierda. O sea, lo que tengo seguro es que lo mejor es morirse. Que ese es el gran premio que la naturaleza le da a uno: si uno tiene que levantarse todos los días, ser adulto, trabajar, luchar, sufrir, reír, y demás, lo mejor, sería morirse. Ese día ojalá fuera el día más feliz del mundo (del mío). Pero no. Morirse es negro, morirse es triste. Morirse es socialmente pesimista y yo, pienso que es absolutamente optimista. Que más le falta a uno en la vida, sino es, morirse. Y no hay que hacer muchos esfuerzos, ¡finalmente! ¡Ninguno!

Por eso no hago ninguno, esperaré en la vida morirme, algún día, ojala así, de repente como mi papá. Sin mayores esfuerzos. Y eso sí, que mi muerte no sea escandalosa. Tranquila, silenciosa.

El problema de ser tan optimista es que uno pasa por idiota. Lo que no saben los otros, es que no hay más remedio. El optimismo podría ser entre otras cosas, el mayor pesimismo de todos. Es poner TODA la esperanza en cada segundo. Y agotarse TODA a cada segundo.

A veces quisiera no esperar nada.

Pero siempre espero y a veces, muchas, salgo derrotada.

Pero vuelvo a esperar.

Por eso será que me gustan las películas. Las de ficción para una noche de sábado después de tener el corazón en la mano y el hueco en el estomago. Para olvidar que estuve derrotada, y creer así sea por 10 segundos en un final feliz.

Porque como la vida que a veces se parece a una película, y las películas que nacen de la vida, puedo estar ahí llorando y sabiendo que no es real, o riendo y sabiendo que no es real. Porque adentro rio, o adentro lloro. Dos caras de una misma moneda. Y porque no. Si las monedas siempre tienen dos lados.

Por eso creo radicalmente en los tonos de grises. Porque yo rompo hasta mis propias reglas optimistas, y así, ni puedo ser 100% blanco ni 100% negro. Eso sí puedo decir que alguna cosa siempre falla y que por eso mejor me resguardo en lo único que puedo hacer: ver lo bueno hasta de lo más horrible.

Eso sí, de mi, que no tengo ni un pelo de idiota, no esperen salidas triunfantes ni carcajadas en vez de llantos. Puedo salir con la cabeza gacha, y lo ojos llorosos. Seguro que sí.

Puede que vaya por la playa y haga una llamada que no quería hacer, pero la hago, porque no quiero sentirme mas así. Paso al lado de una chaza de un señor que probablemente sea un optimista empedernido como yo. Le dice a las señora gorda que pasa, que vea que pa´ endulzarle la noche el marido. Yo me acerco, le digo que vea, que pa´ reconquistar un novio perdido. Me ofrece las más grandes y las más caras por supuesto. Pero llevo una que dice lo suficiente y lo que al final importa. Puede que piense en el camino que probablemente ya todo está perdido, pero optimisticamente me digo a mi misma que no importa, que así esté perdido, que no se pierda en el viento lo realmente importante.

Y como la película tuvo un final feliz. El corazón late normalmente.

Es decir, mi norma optimista funcionó esta vez. Quién sabe si siga funcionando. Últimamente los lunes, que no son al sol, sino dentro de un estudio, el optimismo parece esfumarse. Al miércoles vuelve. Pero el viernes vuelve a irse. Porque como no tengo un pelo de idiota, sé en qué y en donde me estoy metiendo. Sé que esto de ser adulto es una cagada, pero lo hago, porque los miércoles me siento optimista.

Y porque al final estoy viviendo la vida. La vida que al final tiene un premio justo. Morirse bien muerto. Y por eso la vivo bien vivida. Como diría Coldplay: Viva la vida.

martes, 10 de febrero de 2009

El estudio de mi papá




Hay lugares que nos recuerdan viejos tiempos, que nos traen imágenes de personas, que nos llevan olores de esos días. En el estudio de mi papá, el pasó muchas horas, y yo, también. Pronto cambiará: finalmente moveremos sus objetos, sus libros y sus discos. El lugar no será el mismo. Hoy me gusta subir hasta allá, y volver a abrir cajones, volver a ver libros y sentarme un rato en silencio y recordar.

El hace 5 años se murió de un infarto sin aviso, sin podernos despedir. No se sabe cuanto sufrió, y al final no importa. Su ultima noche la pasó allí, probablemente repasando sus miedos, pensando como iba a hacer cada dia, cada día despues con nosotros y con el mundo. Sólo que para el no hubo más días despues, no hubo más miedo. El regalo que le dió la vida fue haberse ido.

Allí pasamos muchos años juntos, descubriendo el mundo a través de los libros, la música y el computador. No en vano, soy lo que soy.

Que viva la vida. La vida que el nos enseñó.

jueves, 31 de julio de 2008

antes de morir

Pasaba a las 12 del dia por lo canales a ver que estaban dando. La verdad no buscaba nada en especial, solo la actividad automatica de hundir el boton de channel. Me encontré con la vida sin mi. Y me acordé. La peli consiste en una mujer de 23 años a la que le dicen: vea le quedan 3 meses de vida. Y no se si yo ya escribi un post como este, parezco teniendo un dejavu. Pero el caso es que ella hace una lista de las cosas que tiene que hacer antes de morir. La peli es preciosa. Y pense que claro, uno deberia hacer una lista igual asi no se vaya a morir. Y creo que uno siempre hace una lista en algunos momentos de la vida de las cosas que tiene que hacer, porque no las ha hecho. A mi me falta la vida entera por hacer cosas... hace unos meses me propuse hacer muchas cosas, una lista larga... algunas cosas las hice, luego aparecieron cosas que no estaban en la lista y que igual no las habia hecho. De nuevo tengo que hacer otra lista... porque me gusta hacer cosas que no he hecho, me hacen sentir que la vida la estoy viviendo, y que a veces son cosas mas simples de lo que creo. Si me dijeran que me voy a morir mañana, me puedo morir. No hay muchos arrepentimientos, y si al final uno se va a morir que mas da. La vida como sea ha sido bien vivida.

Me puedo morir ya, pero no quiero morirme. Supongo que quedan muchas cosas por hacer. Cosas simples, otras un poco mas complejas.

Estos dias voy pensando en la vida claro, pero sobretodo en su forma. La vida es siempre ciclica, es un proceso constante, esta llena de circulos. Y uno gira y gira.

Hay raticos en los que hay que salir volando del circulo. Y ver todo desde afuera.

En fin, solo quería acordarme que yo hice listas de cosas antes de morir. Que la vida es terriblemnete fugaz, y eso me da miedo. QUe el tiempo pasa y simplemente no puedo controlarlo. Que las cosas inician y se acaban, y que como todo es un proceso, habra otra vaina para iniciar cuando otra se ha acabado.

lunes, 21 de julio de 2008

Que necesito para ser feliz

Iba a escribir sobre lo que necesito para ser feliz. La lista, que pretendia ser una como de mercado resulto un nudo de cosas que no entendí siquiera. Mas bien quise hacer una listica larguita de esas que me gustan a mi, de cosas que me dan esa sensación en el pecho que es buena, que no se parece a la angustía que da en el pecho y que no disfruto mucho. Supongo que eso es la felicidad. Golpecitos que hace el corazon en el pecho queriendose salir, una sensacion blandita, amable y cariñosita. Que produce una sonrisita o una carcajda. Pequeños momenticos que se olvidan tan facil como un abrir y cerrar de ojos, pero que le permiten seguir a cada segundo, por otro parpadeo feliz, o por una lagrima, un desazon, un calorcito feliz.

Aqui va, mas bien los momenticos que la cabeza ahora frente a esta pantalla, me deja recordar.

Cuando me enamore por segunda vez. Cuando pasé a la Nacional. Cuando mi hermana se fue para Barcelona. Cuando llegué a Barcelona a visitarla. Cuando estuve en Disney con mis hermanos y mi mamá hace unos meses, cuando me monto en la bicicleta y no tengo que parar porque los semáforos están en verde y las calles vacías, cuando me tiro de una montaña rusa, cuando pienso cosas que piensan los niños y me rio por cosas tan absurdas, cuando me termino de leer un libro, cuando hago cerámica, cuando veo algo que hice y veo que lo hice bien, cuando me caigo y en vez de llorar me rio de mi misma (pasa pocas veces), cuando hay sol, cuando veo mucha gente feliz, cuando veo la gente bailar y me imagino bailando, cuando corro, cuando pienso en los sueños de niña, cuando compré y me leí el primer libro en primero de primaria, cuando pienso en la risa de mi papá, cuando mi papá estaba contento, poder proteger a alguien a quien quiero, cuando tengo una cámara en la mano, cuando escucho historias, cuando veo que alguien tiene esperanza, porque me la pega, cuando me rio a carcajadas muy duro y nadie me calla, cuando amanezco con compañía, cuando puedo dar un abrazo de verdad, cuando tengo un orgasmo con amor, cuando llegue a NY y me vi sola, mire hacia el lado y lado de la calle y dije estoy sola y ahí no me dio miedo, cuando me asoleo, cuando estoy en el cuarto oscuro y veo la foto aparecer en el papel, cuando tengo buena compañía una botella de vino y una larga noche para hablar, cuando doy paseos, cuando puedo dormir en la mañanita acobijada evitando el frio, cuando paso una tarde entera sin hacer nada y no preocuparme, cuando mi perra me secaba las lagrimas, cuando le dije al niño que me gustaba en octavo que me gustaba y que mucho, y en la cara. Cuando puedo estar sola y no me da miedo, cuando no me da miedo, cuando me da miedo y lo hago, perderme y darme cuenta que me da miedo, y reírme y desperderme, estar enamorada porque no tiene comparación esa sensación, cuando salí del colegio porque podía ser libre, porque había sido muy bueno pero que bueno que había terminado, cuando me como un helado muy dulce, cuando me como un plato de chocokrispis, cuando tengo sueños bonitos, cuando veo una película y la recuerdo toda la semana, cuando veo los niños que no tienen que crecer todavía, cuando todavía me quedan energías a pesar de un día largo, cuando veo cosas bonitas, cosas que yo hice o que alguien hizo, cuando mi papá se murió hubo una felicidad extraña, cuando veo la ciudad y se que está viva, cuando al amor me sonríe, cuando se acaba el año por la celebración absurda que odio pero que me gusta, porque a la gente se le olvida lo malo, así lo vuelva a recordar en un ratico, cuando estoy en medio de mucha gente que grita y yo estoy en la mitad y lo miro desde afuera y me alegra, no tener que peliar, pero hacerlo porque a veces es la única manera. Cuando escribo sin parar. Cuando iba a clases de pintura, cuando estuve en una feria de artesanías en una feria de flores, cuando me iba para el centro en bus y creía que eso era una aventura, cuando termino un trabajo. Cuando escuho música con audífonos muy duro y paseo por las calles.

Hay una sensación en el corazón en todos estos momentos. Yo no se si eso es felicidad, solo un corazoncito que se siente bien, una tranquilidad adentro, unas cosquillitas, un confort.

Ojala el momentico antes de morirse se llene de esas sensaciones y sea asi de bonito.