Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

sábado, 17 de mayo de 2008

Sobre algo inesperado (atención!, está largo)


Hace cuatro años mi vida cambió. Si, hay días en los que uno ni ha amanecido y la vida ya cambió. Así paso hace cuatro años.

Eran las 7 de la mañana y nena me va a despertar a mi pieza. Solo que esta vez no lo hizo para que yo fuera a la u. (La verdad había olvidado que tenia clase) Me despierta y yo muy confundida y no entiendo lo que me dice. Que el Papá esta muy maluco… ¿muy maluco, de que?. Me levanto corriendo y encuentro a mi papá al frente de la taza del baño tratando de vomitar. Mi mama esta llamando a EMI. Mi papá apenas habla, que ayer había roto la dieta y se había comido un pedazo de torta que había en la cocina y que la había caído mal. Estaba pálido, yo apenas le sobaba la espalda.

Se recuesta en su cama. Tenía la piyama gris que tanto le gustaba. Se quejaba. Yo ya no me acuerdo bien. Todo fue muy rápido. Muy confuso. Llegó el médico de EMI. A mi papá le duele el pecho y el cuello y esta muy mareado. El médico le dice que hay que hacerle un electrocardiograma, mi papá creo que le debió haber dado miedo, porque le dice al médico que si es un infarto que le diga ya. El medico, después de conectar el aparato a la luz (en esas nos demoramos un ratico) le hizo el examen y en efecto. Mi papá seguía preguntándole en medio de la angustia. Y el medico le dice que este calmado, que es una angina de pecho.

Mi papá no lo toma con calma. Quiere bajar las escaleras de mi edificio ya, que no esperemos a nadie, que tiene que irse para la clínica. EL médico le dice que hay que bajarlo en camilla.

Mi papa media 1,80 mtrs de estatura y pesaba 100 kilos. Vivimos en un 5 piso, sin ascensor.

Yo tengo tres hermanos. María Paula, que vive en BCN (en esa época también); Gabriel (homónimo de mi papa, su niño, su consentido) estaba medio loco en esa época, es la verdad. Y Santiago, el menor que parecía el mayor de todos y que estaba en el colegio todavía y esa mañana por supuesto, también.

Mi hermano duerme encima de la habitación de mis papas, en un estilo de mansarda. Cuando a mi papá ya lo iban a sentar en la camilla, Gabriel se despertó salió de su pieza y empezó a gritar. Yo no se que gritaba, algo con que el papá no se podía morir, podía ser eso, podría ser otra cosa. Mi papá alcanzo a decirle que se calmara, no se. El médico si le dijo y ahí fue cuando mi papá se desmayó. Y todo ahí fue un caos.

Que suba rápido el otro médico, que llamen a EMI y digan que es código azul, que rápido!!!! Le sacan sangre, no son capaces de cogerle las venas, no son capaces de estabilizarlo, mi papá está ahogado, está medio conciente, está como con ataques, tiembla. Los médicos no pueden manejarlo donde esta la camilla.

Lo sacan a la sala. Mi hermano sigue gritando, quien lo calma? Mi mamá se esta peinando en el baño, nena esta ayudándole a los médicos, o calmando a Gabriel. Yo estoy llamando una ambulancia que pueda llevarse a mi papá, a ver que necesitan los médicos. Me encierro en mi pieza cuando la escena se vuelve insoportable, cuando mi papá se ahoga en sus vómitos, y tiembla, y los médicos no son capaces de estabilizarlo. Ahí estamos mucho tiempo. Yo me encierro y llamo a la gente. Mis tias, pablo, les digo que mi papá esta muy mal, que se va a morir. Pero como, que, que le paso? Y yo ahí explicando. Y no lloraba, no podía, no había tiempo, ahora estoy llorando, en ese momento solo tenía susto, tenía las manos frías, dolor de estómago y ganas de que mi papá no se muriera. Manteniendo la calma, como si fuera una promesa en contra de la muerte que era inevitable.

Seguían con el. Los electro choques, un dos tres, y nada. Mi papa no respondía, pa poderlo bajar había que tenerlo estable, que ya, que ya si. Mi mamá ya había bajado. Estaba sentada a la salida de la casa esperando. Yo bajé que porque ya bajaban con el. Esperamos. Allá arriba seguían y a pesar de que lo habían estabilizado le había dado otro ataque…. Esperamos, no se cuanto.

Todo paso en una hora o máximo dos. Demasiado tiempo. Despues de que lo estabilizaron y lo tuvieron con pulso (debió haber sido uno mínimo) lo bajaron. Todo era un caos. Uno nunca está preparado para las emergencias, pero los médicos sorprendentemente tampoco. Donde tenían la ambulancia no había paso para que pudiera pasar la camilla. Tuvieron que mover la ambulancia, y mi papá no se donde estaba.

Mi papa ya estaba muerto(digo ahora), pesado, con los brazos desmadejados afuera de la camilla, lo montaron con ayuda de unos taxistas que estaban ahí afuera a la camilla. Cuando lo montaron a la camilla uno de sus brazos desmadejados se dio un golpe que debió haberle quebrado el brazo si hubiera estado vivo.

Cuando no hay vida el cuerpo se vuelve tan pesado, una masa inerte, una bolsa de basura.


Le dije a mi mamá que se montara en la ambulancia. Se que ella se moría del susto, pero quién mas si no ella? Yo no era capaz, y como mi papá se moría sin ninguno cerca?

Mi mamá me dijo antes de salir, cuando estaba llamando al médico de la familia, que mi papá se moría. Que el se estaba yendo. Yo le dije que eso no podía ser, que estuviera tranquila que mi papá simplemente no se podía morir.

Llamaron a mi hermanito. Se vino del colegio que quedaba en Envigado en un taxi. Yo lo espereé para irnos para la clínica Medellín del centro. Para donde iba mi papá medio muerto y mi mama asustada. Nos montamos en un taxi, yo ese recorrido lo tengo confuso, trabado con otros tantos recorridos al centro... Se que en medio del camino, en el que nos demoramos un montón de tiempo, mi mamá me llamó y me dijo que había una posibilidad entre nueve de que mi papa se salvara.

A mi la cifra en ese momento me pareció de lo mas esperanzador.

Llame a mi hermano que había ido a su oficina y estaba ahí con una prima y un amigo. Lo llame y le dije la cifra. El en medio de su locura y lucidez me dijo que ahí no había esperanza, que si el papa se iba a morir. Yo le dije que no. Que podía que si, pero que podía que no, que se calmara.

Llegamos a la clínica. Allá estaban mis tías, mi primo camilo, y otra gente que no recuerdo. Mi mama, y mis tías rezando…. Santi, abrazó a mi mama… no estuvimos ahí mas de 10 minutos. Santi y yo, o yo sola, me fui de la salita y cerré los ojos, y le dije a dios que si mi papá se iba a morir, y que si era lo que el quería pues que mas se iba a hacer. Lo hice esperando que esa humildad le sirviera a dios para que el no se fuera a morir.

Sentimos que llegaba el médico. En efecto. Su cara, su gesto. Que el hizo todo lo que pudo, pero que el corazón de mi papá estaba destrozado. Que no respondía. Que no se pudo hacer nada.

Mi hermana estaba en BCN como si nada. Y mi papá ya estaba muerto.

Eran cerca de las 10 de la mañana de un 12 de febrero del año 2004 y mi papá, que creí que nunca se iba a morir., que nunca lo pensé siquiera, se había muerto.

Hacía 20 años que cortazar se había muerto también.

Santi y yo lloramos, nos abrazamos. Pues como mi papá se había muerto!!!!? Se secó las lagrimas, y me dijo muy en serio, que de ahora en adelante el se tenía que hacer cargo de todo. Que nos teníamos que hacer cargo. Seguro despues, nos abrazamos.

Yo no se mi mamá que. Solo se que fuimos a un bordecito, y con el celular llamamos a mi hermana. Pauli, mamita, le dijo mi mamá a Paula. No vayas a perder la calma. Pero es que el papá se nos fue. Se murió.

Yo no se que mas pasó.

Como era posible, porque mi papá y no otros papás que habían sido malos papás?

EL médico le dijo a mi mamá que iban a arreglar a mi papá para que en una salita lo viéramos. Y nos despidiéramos.

Gabriel seguía en la casa. Seguro alguien, seguro mi mamá, lo llamo a decirle. Seguro grito mucho. Y luego, como a todos, le toco calmarse.

Llame a mi hermana. Que averiguar pues un pasaje para venirse, y que con que lo pagaba? Mi papá le tenía a ella una tarjeta que solo se usaba en emergencias, esta era una. Solo había un tiquete de airfrance como a 2000 euros. Que bueno, que ese que se viniera en ese, que sólo venida, que aquí veíamos.

Le pregunte que si quería esperar a ver a mi papá. Me dijo que ella quería recordar al papá vivo, no muerto.

Entre a la salita. Ahí estaba mi papá cubierto con una sábana verde hospital. Mi mamá al lado, le rezaba, le hablaba, le decía cosas…. Que había sido el mejor compañero, amigo, esposo, amante….

Dicen que cuando uno se muere todavía escucha lo que la gente le dice. No se.

Yo creo que el sabía, en el fondo, que había hecho lo mejor que podía.

Y había sido para nosotros siempre lo mejor.

Le toque el pecho. Estaba frío. Frioooo. Muerto. De verdad estaba muerto. Le cogí la mano, para que no se me olvidara como eran sus manos. Le oí el pecho y no latía el corazón. Solo era un silencio. Un silencio profundo. Sordo. No había vida. Mi papá estaba muerto. Yo no se si le dije algo, de pronto pasito algo al oído. Que lo quería mucho, que cómo se había muerto.

Todo el mundo empezó a llegar, familiares, amigos, todos…. El velorio en la clínica. Mi mamá me dijo que no quería nada de cosas raras en el funeral. Ni velorio. Que lo cremaran, que yo me encargara. Que una misa y ya. Que todo lo mas sencillo posible, que ella no quería pensar en eso.

Y bueno, ya habíamos estado mucho en la clínica, seguro hubo otro muerto y la salita la necesitaban, ya había mucho gente, que ya. Que llamáramos a la funeraria pa que recogieran al muerto, el muerto era mi papa. No se si lo vi cuando lo recogieron, en ese plástico negro y una camilla. Yo ahora lo veo y parece que si lo hubiera visto entonces. Mi mama se fue para la casa, yo me fui con camilo para la funeraria y me hice cargo.

Es mañana, ese día, fueron muy largos. La gente llegó, sus amigos. La noticia se regó por todas partes. Mi hermano parecía haberse calmado, pero no pronunciaba palabra, y Santiago no se, seguro con sus amigos o algo.

Yo llore, me calme. El estómago me seguía doliendo, no había comido nada y no me provocaba. Yo estaba fumando por esos días, y ver un cigarrillo me daba solo asco. No quería nada, estaba como flotando en un sueño del que uno quisiera despertarse, pero nunca lo haces.

Estuve con mi mamá. Amigas mías llegaron. Sé que busque Laura, mi mejor amiga, por todas partes, mande a otras a que la buscaran en la universidad y le avisaran. Yo quería que todos supieran. Que estaba mal, que me dolía el corazón porque el de mi papá se había destrozado. Ya estaba calmada. Me preguntaban cosas y yo llena de cordura y como con toda la conciencia les contaba todo…

Mi hermana llegó al otro día. Subimos por ella al aeropuerto y apenas nos vimos lloramos. Ella llevaba llorando trece horas de viaje. Porque se había muerto?

Me imagino que de bajada le contamos cosas. Como había sido todo, como estaba mi mama. Seguro nos conto ella que hizo, cuanto lloro, con quien hablo.

Mi mama estaba tranquila, sacando la fuerza de adentro para no desmoronarse. Pidiéndole a dios que le diera esa fuerza, ya que le había quitado a su hombre.

Yo sentí que dios sabia como hacía las cosas. Pero que era la última vez que le permitía a dios hacer lo que quisiera. NO podía volver a renunciar a mis cosas, porque el me las quitaba.

Mi papá se murió. Después de eso hice la lista de los papás que se debieron haber muerto en vez del mío. Quería que la gente supiera ese dolor que yo sentía como si nadie mas lo hubiera sentido en la vida. La muerte llego hasta mi casa y no estaba bienvenida. Y se llevó lo que mas queríamos, con lo que nunca pensamos que íbamos a sobrevivir en caso de que faltara.

Y como sigue uno la vida después de eso?

Como la de todos los días. Levantándote y haciendo las cosas que hay que hacer todos los días.

El viernes 14 de febrero se hizo la misa de las cenizas. Fuimos todos juntos con la cajita en la mano y entramos a una iglesia que estaba llena. Llena de los amigos, de la familia, de todos los que conocieron a mi papá, o nos conocían a nosotros y de alguna manera venían a acompañarnos.

Yo hice lo que mi papá esperaba que yo hiciera. Le escribí una carta, la leí en publico, me tembló la voz, pero la leí completa sin llorar. Con un poquito de alegría en el fondo, porque la iglesia estaba llena y eso debería significar algo, porque cuando hacía el repaso de la vida de mi papá ese repaso resultaba bueno, así que al final se moría pero había vivido bien.

Le reclamé porque no me había enseñado a manejar el taladro, le dije que se había ido sin ver tantas cosas, sin compartir tantas cosas, pero que había sido suficiente, que no se preocupara, que trataríamos de seguir, y le mande un abrazo de oso, de esos rompehuesos, para que nunca se me olvidara esa sensación de sus abrazos.

Yo me encontré con gente con la que no veía desde hacia años. Bonito, muy bonito. Una amiga, a la que el papá se le había muerto cuando estábamos en 5 de primaria, me dijo que uno se acostumbraba. Yo le dije que ojala, que yo creía que no.

Y si, uno se acostumbra. El dolor siempre está, sino que uno vive con el dolor, y a veces se olvida de el. Pero el vuelve para que a uno no se le olvide que esta vida es prestadita, que habría que vivirla con mas ganas para que el día que uno se vaya a morir se pueda morir con menos miedo.


Mi papa días antes nos había dicho que el ya se podía morir. Que tenia 53 años y que había vivido tres veces ese tiempo. Que el ya se podía morir. Yo no creo que eso lo diga uno, y simplemente muriera tranquilo. Mi papa se murió y seguro pensó que no podíamos vivir sin el.

Pasaron 4 años. Y seguimos viviendo, tratando de encontrar la clave que mi papá se llevó, para poder vivir la vida felices. Tratando de armar ese castillo increíble en el que el nos crió. Luego descubrimos que tal castillo no existe, que solo hay que imaginarlo pero luchando día a día, con todo el miedo, pero con toda la seguridad de que las cosas van a salir.

Mi hermana volvió a BCN,, si mi papá estuviera vivo le hubiera gustado que ella siguiera sus sueños. Yo seguí mi carrera, ya la termine, seguro que se hubiera gozado todos esos años de tantas maricadas plásticas, Santiago termino el colegio y siguió su camino ensayando a ver que flauta le suena. Gabriel ya está menos, mucho menos loco, sigue con su música y se levanta todos los días.

Mi mamá tuvo la fuerza que había guardado toda la vida y la sacó para seguir con su vida. Para aprovechar la oportunidad que la vida de daba de tener otra vida, otro estilo de vida. Y viaja, se ríe, goza, pasea, mi mamá vive muy bueno ahora.

La noche antes de que mi papa se muriera no me despedí de el porque estaba muy ofendida con el. Me daba rabia que le exigiera tanto a Santiago y peliara con el cuando con Gabriel era mas flexible. Que yo decía que Santiago necesitaba un poco mas de confianza, menos recriminaciones.

Yo que iba a saber tantas cosas. Solo opinaba, solo defendía a Santiago. Solo le dije desde lejos, hasta mañana. No le di el beso de buenas noches. Pensé que uno no debía acostarse con nadie bravo, no fuera a ser que al otro día se muriera.

No hay culpas. Solo recuerdos bonitos.

Al final hay que escribir esto para que no se me olviden los detalles, que ya son muchos los que uno ha olvidado para poder seguir con la vida, porque el olvido le ayuda a uno seguir sin tanto dolor. Sin recriminaciones y sin culpas. Pero así como he olvidado, quiero recordar en un futuro estos días tan difíciles, cuando la vida me dio una vuelta, me recordó que somos mortales, se llevó lo que yo pensé que nunca se iba a ir, y me empezó a enseñar lo que era ser adulta.

2 comentarios:

Byron Alaff dijo...

Hola Ana, conociendo tu blog.

chaito

Mr. Hache dijo...

Ufffff... algunas lágrimas mías dicen lo enternecedor y profundo de tu relato.

La comparación mental de algún párrafo con otras palabras de Héctor Abad Faciolince y la muerte de su hermana, hablan de la redención de re-escribir los dolores y su remedio para el alma.

Felicidades, un admirador.

Tschüss!