Deberia hacer mis tareas. “Ubungen acht bis” …. Pero no. Necesito escribir. Este será como el diario de mi buscándome, en una ciudad cualquiera. Qué díficil.
Hace un par de años visité Berlin de casualidad. Y la ciudad me encantó. Como, esos lugares, de “yo viviría ahi”. Pasa con grandes ciudades, montañas, casitas... Moví cielo mar y tierra, ahorramos mamá y yo, estudié Alemán, y tiré los dados. Todo mientras echaba raices en mi casa, en mi ciudad, en mi empresa, en mi amor. Todo eso junto. Porque somos seres contradictorios. Si, eso hace parte de vivir.
Nunca pensé en como sería la vida lejos. Venir es una terquedad, como me dijo un amigo. No tengo muchos planes, muchos deseos mas bien si. Una terquedad como las demás que han ido llenando mi vida, de cosas bonitas, de personas, de historias, de aprendizajes.
Me siento como cuando uno se arregla para salir en la noche para una gran fiesta, uno esta precioso y feliz, pero antes de salir, uno sale es, embola.
En mi ventana de hoy, se ven muchos árboles. Unos edificios al frente y el cielo que se va volviendo azul o gris. Tengo dos maletas revolcadas, un pc, una manzana y un durazno para comer. Me hubiera gustado haber traido una bata para venir del baño en ella y no medio embola. Pero ya ni me importa. Creo que me va a pesar mucho en mi equipaje de ahora en adelante.
Berlín es una ciudad increible. Todo el mundo viene de todas partes, hay cine, hay museos, esta la gente mas rara, mas loca, hay lugares que tienen colores muy bonitos y una paz, y me salen sonrisas a cada segundo. Hay bares y bares, y tiendas bonitas, y edificios con Okupas, y grafittis hasta mas no poder. Aquí piensan diferente, viven diferente. Mientras voy caminando me digo todo el tiempo esto, y miro a mi alrededor y sonrío. Sonrío mucho a pesar de todo.
Porque no veo sino gente extraña. Mi casa son mis cosas. Mi casa soy yo. Si, ya todos lo anunciaron pero asi son las cosas. Uno tiene que vivirlas y tomar de su propia medicina. Por lo menos me alegra estar cómoda conmigo hoy, ese era mi mayor miedo. Asi que venga lo que sea, las reglas tontas y no tontas de los alemanes. Las amabilidades y las groserias. Aunque a veces me provoque devolverme ni se a donde, solo correr y correr.
Lo dije en Medellin y lo vivo hoy. Yo me tomo mi tiempo para acomodarme, para entrar en confianza. Soy tímida y seria, y seguro el curso de la vida me seguirá enseñandome a ser mas liviana, mas jocosa y ojala no mas tonta. Asi a veces pareciera que a la repartición de la malicia no dejaron ni el rastro por esta alma, y me grite: Idiota!
Entonces me estoy tomando mi tiempo. A veces agacho la cabeza con una lagrima, y muchas otras veces la levanto con una sonrisa silenciosa. Si, me hace falta mi gente, mis amigos, mis amores, los abrazos de los que quiero y a mi mamá para que escuche atentamente mis aventuras y desventuras.
Lo del Alemán? Será mas lento de lo que cualquiera se hubiera imaginado. Pero esa es la idea. No tengo que correr a ninguna parte, porque ya llegué. Luego correré seguro de vuelta a mi tierra. Donde hay raices, y cuando vuelva, grandes arboles. O pequeños.
Mientras tanto busco un lugar fijo para ubicar mi casa. Será seguro una habitación cualquiera en cualquier parte de esta gran ciudad. Que a cada vez que camino, se descubre diferente.
*** Quedo debiendo historias mas pictoricas. El mal internet no deja.
1 comentario:
Esa frase de lo contradictorios que somos me llegó al alma. Porque me ha pasado igual. Y entonces uno sonríe y llora a la vez, por la misma razón: porque está lejos.
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