Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

lunes, 5 de noviembre de 2012

The fool on the hill




Ya no me acuerdo cuándo fue exactamente. Me acuerdo de una tarde fría de primavera, tal vez verano, queríamos el punto más alto de Londres para ver el atardecer. Estábamos los que éramos en ese entonces, desconocidos y conocidos que una ciudad pone juntos y revueltos para pasar días para sobrevivir a la distancia y a la soledad. Había sido una tarde loca y la colina era lejos, muy lejos. O así me pareció. Nos montamos en cuanto tren pudimos y desde allí con el viento en la cara el tiempo pasó despacio mientras las nubes iban lentamente cambiando su forma y sus colores y la ciudad abajo iba prendiendo lucecitas una a una como en un juego, para ayudar a la oscuridad a ver mejor. En el mismo lugar muchos años antes, en la misma colina, estaba Paul, según cuenta la leyenda y mientras buscaba a su perra Martha, vio un hombre de traje, solo un momento o un Augenblick como dicen en alemán, cruzaron un saludo, pero después el extraño hombre desapareció. Dice la leyenda que en esa colina, Primrose Hill, nace la canción que Paul escribió después, The Fool on the hill y que yo en mis días de invierno temprano he descubierto mientras observo el gris de las nubes que cambia mostrando una increible variedad de grises nunca antes vista ...Sees the sungoing down , And the eyes in his head, See the world spinning around.. . Y miro las nubes, como las miré ese día y pienso en el mundo como el The fool, y veo la luz del sol que se mueve rápido en mi cuarto, las nubes corren rápido una detrás de otra y no despacio como esa tarde de esa primavera y quién sabe si cómo Paul ese día las vió. The fool parece ser el extraño señor de Primrose Hill, donde una vez yo estuve viendo el atardecer, después de caminar esa Londres que como un espejismo se esfuma apenas uno la quiere tocar. Y mientras The Fool suena como un mantra, mi mente va lejos en la memoria, al olor de la madera del techo, al sonido del disco en el tocadiscos, a la voz gruesa de mi padre, a las tardes de domingo y mucho sol.


La misma colina, una canción y mis recuerdos en los días grises que pasan por la ventana. 

1 comentario:

El Tonto de la Colina dijo...

Rebotando, mas que navegando en internet, encontré esta tu historia. Y ya que uno de mis aficiones es recolectar historias sobre los Beatles y específicamente las que se refieren al Tonto de la Colina, no puedo resistir la tentación de querer incluirlo en mi propio blog, (que te invito a visitar) con tu permiso.
Saludos und Alles gute im Neujahr!