Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...

jueves, 3 de septiembre de 2009

La calle una jungla

Esta mañana me levanté con una sensación horrible. Había tenido un mal sueño, menos mal era un sueño. Pero estuve triste, triste. De todas maneras como siempre hay que hacer los días y llevarlos con sus locuras me levanté con todas las mejores intenciones. Al medio día después de un muy buen almuerzo fui a reclamar besitos y abrazos donde mi amor, aprovechando vueltas en el centro de esta ciudad que tenía que hacer. El día iba mejorando. Sonrisas, muchas sonrisas. La tristeza se iba yendo suavecito.

Luego al banco, entregar unos papeles, luego otra vez, sacar plata. Luego una llamada muy insistente, el amor preocupado: Que en una agencia de la cooperativa Confiar (donde yo estaba) había una situación de rehenes. Me reí a carcajadas por la preocupación, por la suerte de no estar ahí, averigüé con el vigilante la situación y me dio pesar que eso le estuviera pasando a Confiar que es un lugar que aprecio no solo profesionalmente sino filosoficamente. Dije, demonios, esta ciudad esta muy demente. Seguí mis rutas en el centro, di mas vueltas que siempre, de un lado a otro, compré unas cartulinas, me encarté hasta ir a comprar los casettes. Ahí abrí la mochila, el bolsillo de afuera para sacar la plata. Recibí los casettes, guarde de nuevo la plata, cerré un cierre, dos cierres, y sali corriendo porque esta calle estaba muy peligrosa, pensando que el afán me iba dejar llegar completa a casa. En una mano las cartulinas estorbando, en la otra la rapidez de mi caminar. En mi espalda mi mochila.

Lo que hago en el centro siempre es andar rápido. Y si me descuido, o me pongo a pensar, estoy pilas, me hago en un ladito, donde la espalada este protegida. No dejo la mochila descuidada. No recuerdo haber parado, ni en un semáforo. Recuerdo como siempre que camino en el centro que mi cabeza esta llena de pensamientos y que dije "que encarte estos cartones, como que no me dejan ver pa los lados".

Ojo, me he vuelto como intuitiva. Ultimamente digo: Pilas con tal. Se me olvida, y pasa. Así botamos la percha, así casi pierdo el celular, y así, hoy, que no estuve pilas, me robaron la camara Lumix, que escasamente un año tenía. Con la que he tomado muchas gigas de fotos y muchas de videos.

Al llegar al metro: voltear la mochila, ver el bolsillo, abrir el cierre. Solo que esta vez estaba abierto. Y lo supe como quien lo ha sabido siempre. ¡La cámara!. Llamé incluso a Juan por si de pronto no era sino un empelicule. Pero los hechos eran claros. Mochila abierta en la ciudad de Medellín es sinónimo de robo, raquetiada, ratiada. ¡Y no se toman la molestia de volver a cerrar!.

Pues si, ya lloré, ya patalié mentalmente, ya les conté a los mas cercanos. Ya pensé que esta ciudad es una mierda y yo soy una boba. Que es la primera vez que me pasa, que por qué me descuidé, que donde pasó, que casi nunca guardo la cámara ahí, que en los casettes me pillaron, que puto país que ser robado o asaltado tiene las mismas posiblidades que caerse o morir atropellado. Es el riesgo que corremos cada día al salir. Y andar por nuestra ciudad como si fuera nuestra casa.

Que no quiero estar empeliculada. Que como dijo Juan, muy distraída, y yo digo, si, como cualquiera. Que no pasó nada mas grave.

Y luego uno piensa. Ahí tirada con mi mochila abierta, sacando cada cosa a ver que faltaba y si de pronto la cámara estaba ahí como por arte de magia, en denunciarlo ahí en la Parque Berrio, donde hay una carpa de zona segura. Y pensé en la imagen que uno siempre tiene del parque: un rio de gente donde los mas profesionales ladrones hacen magia sacando cosas de los bolsillos. La ciudad es un caos, sería poner otro denuncio, solo un esfuerzo ciudadano nunca escuchado y en vano ante la inoperancia de la seguridad de un estado que lleva decenas de años de injusticia social, pobreza, falta de oportunidades y soluciona todo con carpas de zonas seguras, donde un policia se aburre terriblemente y ven ciudadanos asustados en su propia casa.

Precisamente pensaba ayer mientras veía el Linea Tierra sobre el tema de tecnologías en la seguridad. Cuantas denuncias se reciben de robos? Y eso que le importa al estado? Cuando este esta robándose millones de nuestro dinero, repartiendo la tierra a diestra y siniestra a privados?

Me pregunté si hacer una denuncia en esta ciudad es un esfuerzo ciudadano (la espera, las preguntas tontas de los policias, un papel guardado en un archivador) vale la pena. Y llego a la conclusión de que es inútil. Ojala el man que la robó la lleve a una compraventa y alguien que la necesite la compre. Igual la robaron para gastarlo en vicio, saldar una deuda, gastárselo en parrandas.

Reemplazarla? Que rabia. Digo incluso con ofensa que no la necesito. Que ahí tengo mis otras cámaras, las que no saco para que no se las roben.

Y lo otro que me da ofensa, es los reproches de algunos que siempre me han dicho que ande con cuidado, que si ve, que me lo advirtieron (claro que ya casi no tengo de esos personajes en mi vida). Pero entonces mi pregunta es, si debemos vivir sin usar las cosas, sin vivir los días, sin conocer esta ciudad que es una jungla en la que sobrevive el mas vivo.

Lo ultimo es que no pasó nada. Este es el mínimo riesgo de vivir aqui. Como diría mi mamá, quien sabe que pasará después. Todo tiene una razón y un porque. Ya veremos cual.

1 comentario:

AlejandroAngel dijo...

Que piedra tan hijuemadre, a mi me pasó igual en Roma, me descuidé y los figliodeputas me robarón mi cámara con todas las fotos tomadas.

da piedra no poder caminar tranquilo, tener que ir pendiente de la maleta.

Desde que volví a col. ya es raro que cargué mis cámaras en la mochila, cuando antes podía salir sin cartera pero no sin cámara...

Que jungla...