Solo pensamientos, historias por escribir para que luego no las olvide. O solo para sacarlas de la cabeza...
miércoles, 6 de enero de 2010
2 de enero
Son las 11 de la noche. Pasan los dias y las horas. Leo un libro. Pasa el sol sobre mi. En la tarde el cielo se vuelve amarillo, rojo, noches sangrientas como dicen que dicen los indígenas. Han sido noches de luna llena, noches claras. Benignas. Noches frescas. Algun zancudo que me pica, a veces. Hablo con mi amor. A veces no me gusta la telefonia movil. Pero si es lo que hay me conformo. Tampoco me gusta la larga distancia. Me aburre. Me gustan las cosas cercanas y fisicas. Será por eso que no he tenido amores platonicos. Será por eso que no tengo tantas esperanzas. Será que me gustan los segundos. Suenan las chicharras. Pienso en el perro Rex que come cucarrones, se asusta con los posibles ahogados en la piscina. Que anda detras de uno como una sombra, que llora pidiendo cariño, que le duelen las patas, que nunca ha engordado. Que vive del recuerdo, de la nostalgia, que es la sombra de un gran hombre, uno que lo trajo a escondidas como un niño pequeño, esperando el permiso de su madre para quedarse con la mascota. Vive del recuerdo. Parece que lo recordamos mucho, porque a pesar de las arcadas y los vómitos, el perro Rex sigue vivo, voliando la cola y agachando las orejas. Se sienten hormigas en el pie izquierdo. Como agujitas. A mi lado “La caja de los deseos” nostalgias y deseos que son lo mismo en tiempos diferentes.
“...El padre sin embargo apostaba por la duda. Decía que no a las guerras inacabables, la injusticia que no se podía extirpar y volvía a crecer, la hipocresía cristiana. A veces con voz demasiado fuerte, a veces demasiado baja. Más tarde la duda se convirtió incluso en un personaje, descrito por el y superviviente en la clandestinidad, para el que solo los caracoles estaban fuera de duda. Porque mucho de lo que, impreso, pasaba por ser real, transcurria de una forma del todo distinta y tomaba crédulo una direccion equivacada. Lo que pretendía ser firme como una roca se desmoronaba. Las esperanzas se derretían en cuanto el tiempo cambiaba. Y también el amor, como un paquete extraviado, probaba caminos apartados y probaba lo ajeno.” Günter Grass. “La caja de los deseos”
Y sin embargo me gustan los recuerdos. A pesar de las distancias temporales.
(Este es el primer post del 2010. Escrito en Doradal, Antioquia el 2 de enero, y publicado en la cocina de mi casa en Medellin el 5 de enero)
Etiquetas:
"la caja de los deseos",
günter grass,
leer,
libros,
recuerdos,
vacaciones,
vida
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Bienvenida a la ciudad con atardeceres precisos, gracias a el clima (y a la gente) que están locos.
:-)
Cuidar a nuestros perros y proporcionarles lo mejor es esencial para su bienestar físico y emocional. Al satisfacer sus necesidades, ya sea con una alimentación adecuada, ejercicio regular, atención veterinaria y afecto, estamos asegurando una vida plena y saludable para nuestras mascotas.
Publicar un comentario